CAPITULO 12

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El día siguiente fue mejor de lo esperado Leo y su esposa Laura junto con su pequeña llamada Amity, nos relataron los últimos años. Azura escuchaba entusiasmada a su hermano, Luz y Hécate no dejaron en todo el día la casa y yo por más que quisiera aparentar tranquilidad no podía.

Estaba sentada en mi coche junto a Leo, pues tras una larga conversación y un efectivo puchero de mi hija, Leo y Laura decidieron quedarse en la ciudad para establecerse, pasábamos por calles cercanas a mi casa, la verdad no me desagradaba su presencia  buscábamos una casa la cual pudiesen alquilar, mientras ellos buscaba un terreo para comprar y poder hacer su propia casa, yo estaba sumida en mis pensamientos .

– pareces muy preocupada Amity. – Dijo Leo mirando en mi dirección, - y no deberías, digamos que la luna sabe lo que hace, y sabe escoger bien.

– veo que no conoces a los Wittebane.- después de relatarle por encima como era esa familia, la cara de Leo cambio.

– dices que iras mañana en la noche con ella no? porque si no puedes yo voy solo pásame una foto de ese hijo de puta y lo mato.- dijo con rabia.

– se lo prometí – dije soltando un suspiro.

– por lo que me dijo la joven Hécate hay un par de candidatas puede que...

– no lo creo si en más de veinte años no ha pasado, no pasara ahora. - mencionó Amity con tristeza

Después de pasar varias horas, Leo se decidió en dos casas, las cual vería con su esposa para decidir cuál de ellas alquilaría, aunque yo le ofrecí mi casa, él se excuso, diciendo que él como alfa tenía que proveer a su familia y en parte lo entiendo por ello no insistí mas.

Después de dejar a Leo en casa y ver como mi hija y Luz hacian de niñera con su sobrina.

Todo eso para que Leo y Amity pudieran visitar las propiedades, yo decidí ir al supermercado tenía que reponer la nevera, la fiesta de ayer casi me deja sin nada para el mes. Salí de casa y conduje al supermercado empujando el carrito y pasando por los pasillos y echando en el los artículos casi automáticamente y no fue hasta que me puse en la cola del supermercado para pagar que me di cuenta, nadie me miraba mal, nadie se apartaba de mi camino, era como si de repente todos hubieran dejado de esquivarme, cuando me toco el turno de pagar, vi que la cajera estaba un poco nerviosa y eso me extrañaba.

La cajera se llamaba Willow Park, era una cambiadora lobo, estaba emparejada no recuerdo con quien la verdad, pero supe que su marido murió en un accidente de tráfico y Willow que también iba en el coche perdió a su bebé. Tendría unos veinte siete años, llevaba como más de cinco años viuda creo recordar, ella no me miraba y si lo hacía esquivaba la mirada rápidamente.

- le pongo bolsas de papel o plástico – dijo Willow  mirándome y esta vez sí aguanto la mirada y pude ver que no era desprecio, por el amor de dios, ella esta sonrojada, ella no me repudiaba era lo contrario, por el amor de dios, a caso yo podría gustarle.

– he en... papel por favor – pude decir tratando de no sonrojarme yo, porque la verdad ella era bonita, de piel blanca y pelo largo ondulado de color negro, ojos verde, sabia que era de buena familia, nada parecido a los Wittebane y sé que ella también rechazo a varios viudos lobos que pedían reclamarla .

– son sesenta con treinta dos dólares -Dijo Willow dándome el ticket de papel.

– Gracias aquí tienes-- le di los billetes ni si quiera los conté, ella rebusco en el cajón el cambio, y me lo extendió en mano.

– que tenga un buen día jefa de policía– dijo Willow con una débil voz llena de timidez.

– por favor solo Amity, no estoy de servido ahora – dije mostrándole una sonrisa, para que no se sintiera insegura.

TE ESTABA ESPERANDO (ADPATACIÓN LUMITY) -  (G!¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora