Durante el desayuno conté a Eric y Hillary todo lo que había hablado con Kyle el día anterior, y pasamos un rato intentando pensar algo para que pueda volver, pero aún no había nada en claro. Lo único que teníamos en mente era hablar con el soldado al mando Hervé Mackay. No teníamos tiempo que perder.
Eric se fue con su hermana para preparar las cosas que le llevaríamos a Kyle, ya que había que restaurar el hechizo que había hecho sobre el anillo.
Recordaba casi a la perfección el recorrido hasta llegar a la sala de la mesa redonda, donde se reunían los once caballeros principales del reino junto al rey. En cuanto llegué a la puerta Aldair me miraba con curiosidad y era como si me hubiera leído la mente.
-¿Quiere hablar con el general, Majestad?- dijo el anciano apartándose un poco de la puerta.- Si lo desea, puedo solicitar una reunión en privado con el señor Mackay.
-Se lo agradecería Aldair. -incliné la cabeza levemente a lo que él respondió con el mismo gesto, antes de cruzar la puerta.
Esperé lo que para mi fue demasiado tiempo, dando vueltas de un lado a otro en el ancho pasillo, hasta que al fin escuche la puerta abrirse de nuevo, pero sólo vi asomarse a Aldair que me hizo un gesto para que me acercara.
Al entrar en la sala, me impresionó lo luminosa que era en comparación al resto de pasillos del castillo, el día que llegué no me había dado cuenta de lo hermoso que se veía este lugar. Tanto el techo como una de las paredes eran de cristal y por eso se veía tan luminosa. Una gran mesa redonda ocupaba la habitación casi por completo, a su alrededor había asientos para hasta doce personas, y recordé alguno de los libros que había leído en este último año sobre las leyendas del rey Arturo, el cuál lideraba a sus once caballeros de la mesa redonda. Casi no podía creer que la leyenda y los cuentos de hadas fueran ciertos.
Todos los caballeros estaban aún alrededor de la gran mesa y no faltó ninguno que no alzara la mirada hacia mi en cuanto puse un pie en aquella sala. Reconocí a la mayoría de los caballeros del día que llegué además de haberlos visto por el castillo en estos últimos días. Había tanto hombres como mujeres y todos tenían el mismo aspecto, fuertes, ágiles y en sus rostros se podía ver el honor y la valentía que no dudaba que poseían.
En cuanto todos se levantaron, me hicieron un gesto, inclinando levemente la cabeza antes de retirarse de la sala, dejándome a solas con el general Hervé Mackay. Lo recordaba de cuando entrenaba de pequeña junto a Kyle, era uno de los mejores amigos de mi padre y también su mano derecha. Recuerdo que cuando se ponía serio me daba mucho miedo y respeto, pero ahora ha cambiado a como lo había visto en mis recuerdos. Se veía claramente más mayor y tenía una mirada muy triste, una mirada que transmitía que había visto perder a demasiada gente.
Ahora que lo miraba bien, era el mismo hombre que se había llevado a Kyle de la enfermería después del ataque de Alistar, el mismo hombre que había llevado a Kyle hasta las puertas del reino para su exilio, al que vi en la mirada que no estaba de acuerdo con la decisión del resto de caballeros.
-Supongo que está aquí para hablar del exilio del señor Collen, ¿me equivoco?- comenzó a hablar mientras me hacía un gesto con la mano para que me sentara a su lado, a lo que accedí quedando a su lado.
-Lo único malo que hizo Kyle fue hacer ese trato con Alistar, sólo para conseguir información sobre mi paradero.- al hablar noté cómo se me formaba un nudo en la garganta e intenté a toda costa aguantar las lágrimas.- Sólo lo hizo para salvarme, para traerme de vuelta a mi hogar.
-Desde que sus padres no están entre nosotros, han cambiado muchas cosas en este reino.- dijo con un suspiro dejando su vista fija en algún punto de la gran mesa.- La gente ha vivido con miedo, hemos perdido a muchos mercaderes que iban a las ciudades cercanas a por víveres, por eso se activó ese escudo. La gente temía salir y ya no volver, el bosque está lleno de sus secuaces. Si lo ocurrido en el baile no hubiera tenido lugar créeme que no le habrían impuesto ningún delito, pues a pesar de haber abandonado la mesa, consiguió lo que ninguno logró en más de un año, devolver a la princesa sana y salva. Pero después de eso... -pude ver cómo cerró los ojos con fuerza mientras pasaba los dedos de su mano por la frente.- Después de eso no pude convencerlos de nada, todos aquí hemos perdido demasiado. No pudieron perdonarlo. No sé ni cómo conseguí que accedieran solo a un exilio, y no a su ejecución.
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El legado Pendragon [Ya en físico]
Fantasia☆Pronto publicación física y digital☆ Descubriré quién soy, de dónde vengo. Había olvidado toda mi vida pasada pero ahora tengo que continuar la batalla justo donde mis padres la dejaron. Es el momento de tomar decisiones que van más allá de mi mism...