El camino de vuelta hasta la frontera con el bosque brillante fue más largo de lo esperaba, aún montados sobre los imponentes dragones blancos. Hicimos una primera parada en el palacio helado para explicar lo sucedido a Melakani y volvió a agradecernos todo lo que habíamos hecho por ellos, además de entregarnos algo más de comida y agua para el camino de vuelta.
En el resto del camino sentí un mareo mayor que el del día anterior, Tinbok nos dijo que los dragones no estaban acostumbrados a volar tan al sur, estaban nerviosos e intentaron desviarse del camino varias veces, pero al final llegaron hasta el comienzo del bosque. Nos apresuramos en despedirnos de Tinbok y Makal, además de los dragones pues podrían tener problemas con el clima tan cálido que había.
-Espero que volvamos a vernos pronto.- dijo Tinbok mientras alzaba la mano a modo de despedida.- Gracias por todo, princesa. Y gracias a todos, os debemos la vida.
-Sin vosotros dos, nosotros tampoco hubiéramos conseguido llegar a aquella montaña.- dije inclinando la cabeza levemente.- De hecho, no habríamos llegado ni a la ciudad.
Padre e hijo se rieron ante mis palabras y ambos se despidieron antes de ordenar a los dragones dar la vuelta para volver rumbo a la ciudad. Todos nos quedamos mirando cómo se hacían cada vez más pequeños a medida que avanzaban hasta que no eran más que pequeños puntos en la lejanía.
Casi había anochecido cuando nos adentramos en el bosque, pero gracias a las plantas no tuvimos problemas en ver bien el camino. Las tenues luces que desprenden las plantas volvieron a sorprenderme de la misma forma que lo hicieron el primer día que las vi, y al igual que a yo, Hillary también seguía mirando cada planta con su pequeño diario en la mano.
-Esta no la había visto cuando vinimos.- dijo emocionada agachándose ante una extraña planta de hojas rojas con flores moradas.
Comenzó a dibujarla en su cuaderno antes de recoger un par de hojas describiendo todas las características que podía, se veía muy concentrada así que preferí no molestarla y me alejé un poco en dirección a los chicos que los veía hablando de forma acalorada.
-¿Ocurre algo?- En cuanto me acerqué a ellos cesaron su conversación y ambos miraron a otro lado con el ceño fruncido.
-Estaba pensando en pasar la noche aquí, es mejor que cuando salgamos tengamos la luz del día de nuestra parte.- dijo Kyle aún sin mirarme.
-Y yo creo que es mejor no detenerse y llegar a Fasgadh cuanto antes.- Eric miraba a Kyle con los brazos cruzados, se veía bastante molesto, pero dudo que este motivo fuera el que los tenga así.
Ambos me miraron de repente esperando que me posicionara pero los miré en silencio durante varios segundos sin saber qué decirles.
-Kyle tiene razón, es demasiado peligroso andar en territorio enemigo de noche.- dije mirando a Eric primero.- Pero también es cierto que cuanto antes lleguemos, menos oportunidad tendrá el enemigo de encontrarnos.- Terminé dirigiéndome a Kyle.- De todas formas no sabemos si hay enemigos por el camino ahora o habrá mañana, no sabemos tampoco si los caballeros de la ciudad salieron en nuestra busca. Podría pasar cualquier cosa, y hay que estar preparados hagamos lo que hagamos.
Miré a nuestro alrededor mientras colocaba la mano sobre la empuñadura de la espada y sentí una energía recorriéndome desde el brazo, la cual se extendió por todo mi cuerpo, podía sentir la magia de aquel arma, cómo se adapta a la perfección a mi mano, a veces sentía como si me hablara. En ese momento, la sensación que tuve fue algo diferente, fue como un escalofrío que me incitó a girar y mirar algo a mi espalda. Miré todo con atención, tenía la extraña sensación de que había algo entre los árboles, pero no pude ver nada más allá que el movimiento de las plantas ocasionado por la brisa nocturna.
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El legado Pendragon [Ya en físico]
Fantasía☆Pronto publicación física y digital☆ Descubriré quién soy, de dónde vengo. Había olvidado toda mi vida pasada pero ahora tengo que continuar la batalla justo donde mis padres la dejaron. Es el momento de tomar decisiones que van más allá de mi mism...