Capítulo 6

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-¿Qué hace aquí? -Le pregunto a Valeria. -¿Y la oficina?

-Tenía un reunión con mi tutor de prácticas. Cuando volví al despacho vi que no estabas y te dejé una nota.

-No he pasado por del despacho aún.

Hablamos mientras Megan, Olivia y Noa nos observan.

-¿Y la reunión? -Pregunta Valeria arqueando una ceja.

-¿Y su abuela? -Contesto desafiante. ¿No se suponía que no podía venir a la reunión porque tenía que cuidar a su abuela? ¿Me ha engañado? Antes de soltar cualquier cosa que pueda ofenderla y volver a enfadarla, le doy la oportunidad de contestarme.

-A ello voy.

-Esto está muy lejos de su casa. ¿Quiere que la acerque? -Pregunto para ver si sigue enfada.

-¿Su casa? -Pregunta Olivia interrumpiendo nuestra conversación.

-¿Le ha preguntado si quiere que la lleve a casa? -Dice Noa mirando a Megan. Esta última se encoge de hombros. Me giro hacia ellas y:

-Chicas, ¿podéis dejarnos un momento a solas?

Se quedan en silencio, mirándome.

-¿Chicas? -Les digo sacándolas de sus pensamientos.

-Sí, claro. -Dice Megan.

-Ahora voy, no tardo.

Las 3 se alejan y me permiten mi espacio para poder hablar con Valeria.

-¿Puedo llevarla a casa?

-No se sienta culpable.

El hecho de que ahora me hable de usted cuando hace unos instantes me estaba tuteando me sienta como un dardo atravesándome en el corazón.

-¿Qué?

-Sé que quiere llevarme a casa porque se siente culpable por lo de esta mañana.

-No, no es por eso. Tu casa está muy lejos y no quiero que a tu abuela le pase nada. -Empleo el "tu" para sentirme más cerca de ella, pero Valeria sigue poniendo distancia. Sus ojos se sorprenden un poco cuando percibe que la estoy tuteando e incluso puedo ver un poco de entusiasmo en su mirada. Automáticamente se pone seria.

-Déjelo señora jefa.

Pero yo no puedo aceptarlo, así que cuando se está girando la cojo del brazo y la acerco a mí.

-Por favor, déjame llevarte a casa. -Digo casi susurrándole, pero me escucha porque estamos muy cerca.

En cuanto me doy cuenta de lo cerca que estamos la suelto y Valeria toma distancia.

-Si lo que quieres es disculparte, dilo claro, no hagas un buen acto para sentirte mejor contigo misma. Si crees que te has equivocado pídeme perdón, pero no montes este numerito.

Valeria se cruza de brazos y me mirando esperando una respuesta. Es justo la misma escena que esta mañana, cuando ella estaba parada junto a la puerta, esperando mis disculpas. Intento pronunciar palabra, pero estoy tan nerviosa que solo balbuceo.

-Venga ya, ¿en serio? -Se pone aún más seria. -No puedo creer que seas incapaz de soltar un simple "perdón".

La situación está empeorando, debería haberla saludado y haberme ido directamente a la reunión.

-Valeria ¿podemos hablar mientras te llevo a casa? -Es lo único que logro decir.

-¿Crees que vas a salirte siempre con la tuya? No vas a llevarme a casa y no pienso seguir perdiendo el tiempo contigo. Adiós, señora jefa.

Valeria se dirige a la parada de autobús que hay justo en la esquina del bar mientras la observo completamente arrepentida. Me invade el impulso de correr hacia ella y arrodillarme para que me perdone, pero me pesa tanto la culpa que mis pies se quedan quietos. Ella se gira un momento y me ve mirándola. Parece que eso la enfada más y acelera su paso. Cuando ya casi no logro verla me dirijo hacia el coche que es donde me están esperando mis amigas.

-¿Qué ha pasado? -Dice Noa.

-¿Se ha negado a que la lleves a su casa? ¿Te ha rechazado a ti? ¿A Julia Rollins? Jajajaja. ¿Qué se siente, eh? Nunca habías experimentado algo así ¿verdad? ¡Vaya par de huevos tiene esa tía! -Expresa Olivia burlándose.

-Cállate de una vez, Olivia. ¿Estás bien? -Interviene Megan.

No contesto a ninguna de sus preguntas y me dirijo al coche. Megan me sigue y me pide que la deje en su casa. Acepto porque me pilla de camino. En el coche ambas guardamos silencio, hasta que Megan no puede más.

-Julia, lo que realmente querías hablar hoy era sobre esa chica, ¿verdad?

La miro reojo, pero no le contesto y eso, para ella, ya es una respuesta.

-¿Quién es? -Pregunta, pero no obtiene respuesta, así que, finalmente, se rinde.

-Está bien, no pasa nada si ya no quieres hablarlo. Estaré aquí si quieres hablarlo en algún otro momento. -Sigo sin decir nada.

Continuamos todo el camino en silencio, hasta que en un largo semáforo giro mi rostro hacia Megan.

-Cuando discutes con Max, ¿cómo te disculpas?

-Lo primero que hago es saber qué he hecho mal y si puedo o no cambiarlo. Si es algo puntual que he hecho y le ha molestado, voy hacia él y le pido disculpas explicándole el motivo por el que he actuado así y le explico cómo voy a actuar la próxima vez, para que él se sienta completamente seguro de que me intención no es volver a cometer ese error. Si lo que le molesta es algo intrínseco de mí, que viene conmigo...

-¿A qué te refieres? -Interrumpo.

-Pues, por ejemplo, el otro día se enfadó porque la última vez que discutimos estábamos en medio de la reconciliación, pero me llamaron del trabajo y tuve que marcharme. Dice que lo dejé con la palabra en la boca y que no entiende cómo puedo poner el trabajo por encima de nuestra relación. En fin, la naturaleza masculina de creerse el centro del universo. Entendí que lo que realmente pasaba es que no se había sentido valorado, ya que simplemente me levanté y le dije "continuamos luego".

-Pero, está bien, ¿no? El trabajo es trabajo.

-Sí claro, evidentemente no puedo decirle a mi jefe que se espere porque estoy en medio de una reconciliación con mi novio. Sin embargo, mi manera de actuar pudo haber sido diferente. En lugar de marcharme sin más, haberme parado 1 minuto, porque 1 minuto lo tiene cualquiera y haberle dicho que ahora tenía trabajo, pero que cuando volviera lo primero que haríamos sería continuar con esa conversación mientras tomábamos un poco de sushi que me pasaría a comprar cuando cerrara la oficina. ¿Lo entiendes?

-Más o menos. -Digo pensativa.

-¿Has discutido con esa chica? -Pregunta Megan.

-No. -Miento. -¿Y eso de intrínseco? -Retomo la pregunta.

-Ah, sí. Pues, a ver Julia, por ejemplo tú. -Giro mi cabeza hacia ella mientras giro el volante. Eres una persona fría y distante, entonces reclamarte afecto y simpatía es pedirte algo que realmente no va contigo. Para que me entiendas, Olivia no te pide abrazos sino que directamente te abraza ella porque sabe y entiende que tú no eres de dar abrazos. Sin embargo, con el hecho de que te dejes abrazar por ella ya le estás diciendo que la quieres.

-Ah... por eso se pone tan contenta.

-Sí, por eso. -Dice riéndose.

-Y si alguien me ha pedido que me disculpe, pero yo nunca lo hago, ¿cómo crees que actuaría yo?

-¿Esa chica te ha exigido que te disculpes? La verdad es que Olivia tiene razón, ¡eh! Vaya par de huevos tiene, bueno, ovarios.

-No, no me ha pedido nada de eso. -Vuelvo a mentir.

Megan se baja del coche y yo me dirijo a toda prisa a la reunión con el fiscal. De camino a casa imagino miles de escenarios diferentes en los que finalmente me atrevo a pedirle perdón a Valeria, aunque sé que ninguno de ellos se hará realidad.

The eyes never lieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora