Capítulo 25

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Espero unos quince minutos para que a todo el mundo le dé tiempo a llegar a la sala de presentaciones porque cómo alguien pretenda entrar después de mí, esa persona no entra. Atravieso la puerta y me encuentro a Minerva sentada la mesa que hay justo al lado de mi puerta que es la que le pertenece revisando la agenda.

-¿Qué haces aquí? He dicho que vayan todos a la sala de reuniones.

-No pienso ir a ver cómo descargas toda tu ira con esos pobres chicos.

-¿Qué? Déjate de tonterías Minerva. Vamos. Te prometo que esta reunión te va a gustar. -Contesto ignorando su ataque y sonriéndole.

-Vaya, si vuelves a sonreír. -Responde poniéndose en pie. -Entonces Valeria lo ha conseguido ¿no?

-¿Que ha conseguido, qué? -Pregunto con extrañeza.

-Bajarte esos humos que llevas teniendo esos días.

-Para tener estos humos de mierda estos días todos os estáis tomando la libertad de hablarme como os da la gana, así que no debe ser para tanto. -Espeto ofendida.

-Porque el respeto se gana, Julia, no se impone. -Reprocha adelantándome por la izquierda sabiendo que después de que yo atraviese la puerta no entra nadie más.

Me muevo inquieta por el pequeño escenario que divide en dos la sala, me sudan las manos y siento un calor terrible subirme desde las pantorrillas hasta la nunca. Todos me miran expectantes y atemorizados por una posible reprimenda que creen que puedo echarle. Miro a Valeria que se ha sentado en una esquina y a su lado está Alicia aún con los ojos rojos de haber estado llorando. En su mano cerrada sobresale un pañuelo que debe estar repleto de mocos, Valeria lo nota y le da uno nuevo. Me encanta lo atenta que es. Valeria me hace un gesto con la mano para que me calme y Alicia la mira con reproches. El simple movimiento que hace su mano y que ella decide dedicarme suavizan gran parte de mi cuerpo y por un segundo vuelvo a sentirme en sintonía con ella. Valeria siempre ha tenido la facilidad de entenderme sin necesidad de que hayan palabras de por medio y el hecho de eso siga siendo así a pesar de todo lo que nos hemos distanciado me provoca una sensación de felicidad que hace que me dé un vuelco al corazón.

-Hola a todos y a todas. -Trago saliva mientras ellos me miran impacientes. -Os he reunido aquí de manera tan inesperada porque han llegado a mis oídos. -Hablo simplemente mirando a Valeria quien como si supiera lo que voy a decir se lleva la mano a la frente en señal de desesperación y esto provoca que frene mi discurso. Ella se percata e intenta decirme algo con la mirada que no logro entender. Decido ignorarla y seguir con mi discurso. -Han llegado a mis oídos que últimamente os habéis estado burlando de... -De repente mi discurso se ve interrumpido por los ruidosos pasos que hacen los tacones de Valeria.

-Señora jefa, señora jefa. Perdóneme, siento interrumpirla, pero me han notificado algo importante. -Estoy tan confusa que no reacciono. -¿Podemos salir un momento? -Susurra en mi oído y el roce que hace su aliento atravesando mis tímpanos me hace dar un espasmo. -Continúo mirándola desconcertada y ahora bloqueada por volver a sentirla tan cerca. -Señora jefa. -Dice más alto para llamar mi atención.

-¿Tiene que ser ahora? Estaba a punto de decir que...

-Tiene que ser ahora señora jefa, es importante. -Todos nos observan aún más desconcertados que yo.

-Ahora vuelvo, no os mováis. -Anuncio a todos como si fuera una profesora y ellos unos alumnos. Me avergüenzo de mi misma por haber soltado ese comentario y salgo a toda prisa ansiosa por saber que eso que le han notificado a Valeria.

-Dime, ¿qué te han notificado?

-¿De verdad te has creído esa trola? Eso era una excusa, Julia, que hay que explicártelo todo, hija. -Dice echándose su pelo hacia atrás muerta de calor y yo siento la misma calor que ella a pesar de que afuera hacen 10 grados. -Hace calor aquí, ¿no? -Cuestiona aireándose el cuello de su camisa sin poder evitar la queja. El olor de su cuerpo llega a mis orificios nasales y me sumerjo en él. Cierro los ojos del placer que estoy sintiendo ahora y noto como mis labios se curvan hacia arriba. No sabía que un olor podía echarse de menos y acabo de aprenderlo. Abro los ojos lentamente y Valeria me está observando completamente absorta.

The eyes never lieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora