⚖️ ER 04 ⚖️

161 15 6
                                    

María: Dionisio... no soy tan bonita... gracias por el galanteo... y una vez más, agradecida de haberme salvado de él...- le guiñé un ojo y le sonreí.

Dionisio: Sí... no te imaginas cuánto... no hay nada que agradecer... no permitiría que te llevara - besé justo en la esquina de sus labios - fue un placer rescatarla.

Sentí un calor subir por mi cuerpo y respiré hondo, tragando seco. Lo miré después de que se alejó un poco y me quedé sin reacción.

Dionisio: ¿Alguna vez has besado María? - fui directo sin dejar de mirarle.

Me puse un poco roja de vergüenza por su pregunta.

María: Dionisio... ¿qué pregunta es esa? - hablé un poco nerviosa y avergonzada - pero por supuesto...- hablé sin mirarle a los ojos... no quería que viera la verdad a través de mis ojos.

Dionisio: Entonces dice la verdad mirándome a los ojos - hablé tranquilo.

Lo miré tragando seco y suspiré pesado.

María: No... yo nunca... besé...- me puse aún más rojo - ¿satisfecho?

Dionisio: ¿Como tan satisfecho? Por supuesto que no - tomé su mano - no tienes que avergonzarte por eso... ¿no tienes curiosidad por besar a alguien?

María: No me gusta hablar de esas cosas... me siento cohibida... nunca he tenido a nadie que me guíe en estos asuntos... Marcia siempre está muy ocupada y nunca me ha gustado molestarla... más aún con temas como este...- lo miré - sí lo tengo...- hablé poniéndome aún más roja.

Dionisio: Encontró un amigo, puedes hablar conmigo... ¿qué tiene curiosidad de saber? - la miraba.

María: Tengo curiosidad por muchas cosas...- le dije mirando - como es... lo que se siente... como se hace... todo...- hablé sin mirarle, en un tono un poco bajo y suspiré.

Dionisio: Mira tiene dos formas de descubrirse... una soy yo explicándote y la otra, eres tú descubriendo por ti mismo... puedo enseñarte personalmente.

María: ¿Enseñarme?...- di un aire de risa - ¿y cómo lo haría?... me va a decir que es profesor de beso también Señor Ferrer - bromeé.

Dionisio: Puedo ser maestro de todo - ríe - te enseño... puedo besarte tranquilamente... enseñándote y haciéndote sentir todo lo que se siente en un beso.

Entre abrí mis labios, sintiendo un calor subir por mi cuerpo, mirándole después de escuchar lo que él dijo.

María: ¿Realmente quieres ser mi maestro Señor Ferrer? ¿Qué podría enseñarme?... tengo que saber los beneficios de aceptar tu clase.

Dionisio: No te imaginas cuánto quiero... sólo lo sabrás si me permites enseñarte, saldrá de aquí con experiencia en muchas cosas. Además de mostrarte nuevas sensaciones - pasé el dedo por tus labios - ¿qué me dice? ¿Te gusta arriesgarte?

Sentí su toque, sin apartar mis ojos de los suyos.

María: No... no me gusta mucho arriesgarme, pero estoy dispuesta a arriesgarme esta vez... veamos qué puedes enseñarme - dije medio nerviosa, pero pasando una expresión tranquila.

Dionisio: ¿Puedo? ¿Seguro? - sonríe mirándolo.

María: Sí, lo tengo...- hablé en un tono bajo mirándolo.

La acerqué con cuidado a donde estaba. Rocí mis labios en el de ella y lentamente la besé con amor. Una de mis manos la sostuvo firmemente en su cintura, mientras que la otra fue para entre sus cabellos, dejándola bien pegada a mis labios.

María: Un...- murmuré quejándome un poco... eso era raro... sentí su lengua invadir mi boca y temblé un poco en sus brazos... llevé una de mis manos a su hombro y lo apreté un poco, todavía con los ojos abiertos... me sentía un poco confundida.

Poco a poco me fui alejando de ella con cuidado.

Dionisio: ¿No te gustó? Perdóname por eso... ¿qué estás sintiendo? Déjame enseñarte todo.

Lo miré con mis labios un poco enrojecidos.

María: No lo sé... es raro...- dejé escapar un aire de risa.

Dionisio: Es la primera vez... ¿vamos a intentarlo de nuevo? Tantas veces como sea necesario para hacerte sentir lo maravilloso que es... cierra los ojos y trata de hacer lo que yo hago - susurré acariciando su cara... confieso que todo estaba escapando a mi control, era más que una simple atracción... se estaba convirtiendo en una pasión.

María: Está bien...- sonríe tierna - vamos a intentarlo...- respiré hondo y cerré los ojos, esperando que me volviera a besar... ya no estaba tan asustada como antes... de alguna manera me hace sentir bien... como si lo conociera hace años y estar allí con él fuera lo más normal de mi vida.

Una vez más toqué tranquilamente sus labios con los míos, tomándolos con amor y deseo. Lentamente sentí que sus labios se apoderaban de los míos, así como me apoderaba de los suyos.

Fue algo tan mágico e inexplicable que no supo explicar lo que sentía.
Poco a poco fui haciendo las mismas cosas que él hacía y empecé a sentir una sensación maravillosa. Sentía como si hubiera mariposas en mi vientre, así como el deseo de no soltar más sus labios. No sé dónde me perdí, solo sé que ya no quería encontrarme.

La tiré hacia mi regazo, sin romper aquel maravilloso contacto que estábamos teniendo. Mi miembro creó vida y no pude evitarlo, fue tan involuntario como lo que me estaba haciendo sentir. Bajé mi mano a su cintura una vez más apretándola con ganas.

Cuando me senté en su regazo sentí que algo tocaba mis piernas y pronto sentí que apretaba mi cintura, lo que me hizo sentir extraña.

María: Aaah...- solté sus labios bruscamente y puse mis manos en mi boca después de soltar ese gemido que salió involuntariamente.

Dionisio: Está bien - jadeé sacando su mano de allí - fue sabroso, ¿no? - le besé el cuello con amor.

Dije que sí con la cabeza sintiendo que mi cuerpo se estremecía y cerré los ojos al tacto de sus labios en mi piel.

María: Un... sí, lo fue... qué... ¿qué está haciendo?...- lo sostuve en su hombro apoyando mi cabeza contra la suya.

Dionisio: Dándote cariño... haciéndote sentir lo maravilloso que es ser tocada - susurré volviendo a besarte la piel fina - ¿quieres que me detenga?

María: No...- hablé en voz baja, sintiendo que mi piel se erizaba y apreté su hombro tragando seco.

En ese momento volví a tomar sus labios con ganas, mientras mis manos recorrían fervientemente su cuerpo. Cada segundo que pasaba las cosas se calentaban más y más. No sabía de dónde sacaba tanto control en ese momento.

María: Un...- gemí en sus labios, un poco inquieta por lo que estaba sintiendo... nunca había sentido nada igual... sus manos... sus caricias... sus besos... todo me estaba dejando fuera de mí - Dionisio... ¿qué está haciendo?... ¿por qué siento cosas extrañas por mi cuerpo?

Dionisio: ¿Qué siente María? Háblame... ¿te encuentras mal?... ¿un? - besaba cada parte de su cuello y rostro como podía.

María: No lo sé... mi cuerpo está extraño - hablé haciéndole parar y mirarme - ¿que estás haciendo conmigo?... ¿por qué siento estas cosas? - cuestioné de una manera graciosa y incluso inocente, poniendo la mano cerca de mi vientre.

Dionisio: Por qué le gustan mis toques... tu cuerpo se está preparando para... para hacer el amor... ¿eso es lo que quieres? - la miré con ganas.

María: ¿Qué? - me levanté de su regazo rápidamente - ¿cómo puede lo está haciendo?...- lo miré - ¿si quiero?... yo... no lo sé...- estaba de espaldas a él avergonzada, sintiendo algo extraño en mi intimidad.

Continúa...

⚖️ El Remate ⚖️ - Maria y Dionisio (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora