⚖️ ER 05 ⚖️

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María: ¿Qué? - me levanté de su regazo rápidamente - ¿cómo puede lo está haciendo?...- lo miré - ¿si quiero?... yo... no lo sé...- estaba de espaldas a él avergonzada, sintiendo algo extraño en mi intimidad.

Dionisio: Hey... mantén la calma - me levanté yendo hacia ella - nuestro cuerpo es así... es nuestra naturaleza... si no quieres, está bien... es algo muy especial, debes esperar a quien amas y sentirte confiado para hacerlo... simplemente no huye... te respetaré.

María: Lo siento...- hablé volviéndome hacia él, mirándolo - yo... sólo me asusté... no voy a huir y sé que lo hará...- suspiré pesado y me acerqué más a él, mirándolo... no sé de dónde saqué el coraje, pero lo besé con gusto.

Fue maravilloso sentir sus labios junto a los míos. Cerque su cintura con mis brazos, acercándola más a mí. Nuestros cuerpos estaban bastante pegados. Pude sentir la emoción que ya se estaba formando en su cuerpo. Ella estaba sin sostén y sus pechos ya estaban bien tensos, lo que me volvió mucho más loco por tomarla en mis labios.

Lo sostuve en sus brazos y pronto subí mis manos a sus hombros, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello. Cuando nuestros cuerpos se tocaron una vez más, sentí que algo me tocaba... pero esta vez no fue en mis piernas sino en otro lugar, si es que me entienden. Era inevitable no gemir entre sus brazos. Pronto sentí que volvía a bajar los labios por mi cuello y me levanté un poco, echando la cabeza ligeramente hacia atrás, con los ojos cerrados y sonriendo.

Bajé mis labios por entre el escote de su vestido y sin más aguantar besé su pecho alejando un poco su vestido. María me estaba volviendo loca y sería casi imposible contenerme.

Me tiré un poco y dejé escapar un gemido astuto, cuando sentí sus labios en mi pecho. Confieso que ya no sé lo que estoy haciendo o lo haré. Pero ya no quiero parar... al menos no ahora... mi respiración estaba completamente desconectada.

Dionisio: María - susurré pasando mis labios en un ligero roce - ¿qué quieres? Me está volviendo loco... pero no quiero causarte ninguna molestia... no voy a obligarte a nada... nada en absoluto.

María: No lo sé...- dije le mirando - tú eres quien me está volviendo loco... Dionisio... no para...- hablé en voz baja - continúa... yo... quiero ser tuya... quiero averiguarlo todo... aprender todo.

Dionisio: Lo harás mi bien... lo averiguará todo... te prometo que será inolvidable nuestro momento juntos - le acariciaba - vamos a mi cuarto, vamos a amarnos juntos - la cogí en el regazo y luego fuimos a mi cuarto.

Me sostuve bien en él y algún tiempo después, ya estábamos en su habitación. Miré ese lugar y sonreí tranquilamente.

María: Tienes muy buen gusto... su habitación es encantadora.

Dionisio: Gracias María - sonríe poniéndole en el suelo - es mi lugar favorito en la casa... donde paso bien decir toda mi vida - la sostuve por la cintura tirando de ella más hacia mí.

Lo sostuve en su hombro y bajé las manos, las metí debajo de sus brazos y lo abracé, acostando la cabeza sobre su pecho.

María: ¿Soy la primera mujer que traes aquí?

Dionisio: ¡Sí! Eres la primera y si desea conocerme mejor... quiero que sea la única - sonríe mirándola - estoy completamente enamorado de ti María... ¿qué me estás haciendo? - susurré en sus labios.

Lo miré y sentí una gran alegría en mi pecho al escuchar aquello.

María: Tú... ¿Dionisio habla en serio?...- sostuve su cara entre mis manos y sonreí - no estoy haciendo nada...- hablé sapeca.

Dionisio: Es la primera que me hace hablar de eso... desear vivir al lado de alguien... hablo en serio María... ¿no sabes? - sonreí de lado - descubriremos juntos - apreté su cintura y pronto volví a devorar esos deliciosos labios que tenía.

Respondí ese beso y sentí que mis ojos ardían un poco, al igual que mi pecho cambiaba lo que sentía.

María: ¿Quieres vivir conmigo Dionisio? ¿Estás diciendo que quieres tener una relación firme conmigo? - lo miré sorprendida... a pesar de que Marcia siempre me cuidó, me sentía muy sola y nunca lo había escuchado de la boca de nadie... escucharlo decir eso me hizo tan bien.

Dionisio: Eso es María... quiero cuidarte... quiero tenerte a mi lado... quiero tener una relación contigo, pero sabes que tienen un hijo en ese medio... un niño que ya amo mucho y quiero a mi lado - suspiré - así como yo te quiero.

Le sonreí y lo abracé fuerte.

María: No me importa que tenga un hijo... si funciona y nos quedamos juntos, te ayudaré con él y les daré todo mi amor a los dos...- lo miré - todo esto incluso parece un sueño tan bueno.

Dionisio: Así como te daré todo lo mío - sonríe - haré todo lo que esté a mi alcance para que todo salga bien... es más que un sueño... es nuestra realidad - lentamente tomé sus labios con amor.

Lentamente como aquel beso, fui correspondiéndole gradualmente. Lo sostuve en sus brazos y sentí que me envolvía con sus brazos, y sonreí en medio de ese dulce y delicioso beso.

Mis manos se acercaron a su espalda, abriendo la cremallera de su vestido. Pronto dejé que una por una de sus mangas se deslizaran, desnudando sus brazos. Me alejé un poco dando solo espacio para que el vestido cayera sobre sus pies, mientras la besaba.

Sentí que mi vestido se deslizaba por mi cuerpo, yendo contra el suelo y temblando jadeando en sus labios. Apreté sus brazos, sintiendo mi cuerpo caliente y sintiéndome nerviosa.

Me alejé un poco y cuando golpeé mis ojos en su cuerpo, en cada curva que lo delimitaba, sentí que mi miembro daba señales de vida. Era imposible no babear en esa escultura de mujer tallada a mano. Estaba delante de ella sin palabras.

María: ¿Por qué me estás mirando así? - cuestioné medio nerviosa, tratado de ocultar un poco mis pechos, que eran la muestra total - ¿no le gustaba mi cuerpo?

Dionisio: No me gustó... amé - sonríe mirándola - me está dejando sin palabras María... es tan hermosa... tan perfecta... estoy completamente loco por ti - volví a acercarme a ella besándola entre sus pechos.

Me tiré un poco, sintiendo sus labios en mi piel y sentí que algo pasaba por mi cuerpo. Pronto sentí que me sostenía por la cintura y lo sostuve en sus brazos, cerrando los ojos, permitiéndome sentir esas sensaciones extrañas pero maravillosas.

Me alejé un poco de ella, saqué todas las prendas que llevaba y volví a pegar nuestros cuerpos una vez más. Era tan magnífico y emocionante tenerla de esa manera frente a mí.

Dionisio: Mía María - sonríe travieso - esa será la primera de muchas noches de amor en esa cama... quiero que estas cuatro paredes sean testigos de la intensidad de mujer que eres.

Lo miré tierno y le sonreí débil. Acerqué mis labios a los de él y lo besé tranquilamente. Me estaba volviendo claramente adicta a eso.

María: ¿Soy tuya?...- sonríe en medio de ese beso - ¿quieres ser mío Dionisio?...- pregunté en voz baja, bajando mis besos por su cuello... tal como lo había hecho, quería saber si podía hacerlo sentir todo lo que causó en mi cuerpo.

Dionisio: Mía... sólo mía... mía María - apreté su cintura sintiendo esos deliciosos y calientes besos por mi cuello - no te imaginas cuánto te quiero María... cuánto te deseo... ¿y usted? ¿Me quieres?

Continúa...

⚖️ El Remate ⚖️ - Maria y Dionisio (Concluído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora