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Abigail
Terminé de hacer el segundo sándwich en forma de corazón y lo empaqué en la pequeña lonchera rosa que tenía frente a mí, la cerré y la dejé al otro lado del mesón de la cocina. Luego terminé de alistar el termo rosado con un batido nutritivo y también lo cerré. Tomé el bolso de la lonchera y metí todo en él, me devolví hacia la pequeña niña que me miraba ansiosa terminando su desayuno y se lo dejé en la sala junto a su mochila de estudio.
Terminé con esto, ahora tenía que arreglarme el cabello con rapidez para salir a dejarla en el jardín e irme al trabajo.
Ser madre soltera y trabajar, me consumía, pero hacía lo que podía y Emily era la pequeña más feliz.
Arreglé mi cabello como de costumbre, tomé los informes que estaban en la mesa de la sala y los guardé en mi bolso, apliqué un poco de perfume y corrí a la cocina encontrándome a Emily lavándose las manos.
—Cariño, vamos. Llegaremos tarde—Recogí sus cosas del mueble y abrí la puerta de la casa esperando como de costumbre a mi princesa.
—Listo, mami—Sonrió corriendo hacia el auto mientras cerraba la casa.
Me adelanté hacia ella y le abrí la puerta de atrás ayudando a ponerla en su silla para niños. No me arriesgué aún a sentarla en el auto normal, la última vez se golpeó cuando Leah frenó llegando a casa.
Puse sus cosas en el asiento del copiloto y comencé a conducir para llegar a su jardín. No íbamos tarde, pero a veces el tráfico nos hacía llegar muy tarde a nuestro lugar.
Mi vida estos años ha sido muy bonita desde que me enteré de mi embarazo, Leah es la mejor tía que Emily puede tener y ella es la niña más feliz que conozco. Justo ahí me daba cuenta que ella no necesitaba muchos lujos para divertirse, era feliz a su manera.
Cuando nació, tenía miedo de ser una madre terrible, pues no tenía ni idea de cómo ser una, nunca tuve una madre presente y no sabía cómo tratar a mi pequeña a medida que iba creciendo, pero Leah siempre me había ayudado a tomar las mejores decisiones.
Nuestra vida desde que llegó Emily comenzó a ser diferente, esa era la vida que siempre habíamos querido.
Alegre, sonriente y llena de recuerdos muy bonitos.
Llegamos al jardín y me bajé sacando sus cosas del auto, abrí la puerta de atrás y le dí una dormida sacándola de su silla, la dejé en el suelo y se dió la vuelta para que le pusiera su mochila. Lo hice y después le dí la lonchera, tomó mi mano con una sonrisa y nos acercamos hacia la maestra que estaba recibiendo a los niños en la entrada.
—Sabes que te amo, te adoro y siempre que entras aquí le haces falta—Besé sus mejillas y sonreí —. Pero nos vemos más tarde amor, mami pasará por ti hoy.
—¡Yupi! —Gritó alegremente sonriendo.
—Te amo mucho, pórtate bien. Mami te ama demasiado eres mi pedacito de cielo.
—Y tu mi pedacito de azúcar—Dijo besando mis mejillas con sus suaves labios—. Te amo mami, nos vemos más tarde.
Me despedí de ella por última vez y le sonreí mientras entraba, hasta que se perdió entre los demás niños.
Mi pedacito de cielo pronto sería más grande y entraría a la escuela.
Fuí nuevamente hacia mi auto yendo ahora sí a trabajar. Hoy era la despedida del señor Clifford, y nos presentaría al nuevo encargado, que sería nuestro nuevo jefe. No lo conocía, había escuchado rumores de él, pero solo eso.
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Destinos Cruzados ✔️
RomanceAbigail Clark es una chica con una vida común y algo aburrida, pues, es soltera, vive sola y tiene un trabajo de empleada doméstica con el que puede sobrevivir. Por el momento. Una noche su mejor amiga decide llevarla a una de las discotecas más lu...