Capítulo 32

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Abigail

Maxim me estaba llevando a uno de los muelles más bonitos de Gardenia, aunque sabía más o menos cuales eran sus intenciones. Estaba haciendo todo para que volviera con él, pero tenía que pensarlo muy bien antes de dar ese paso nuevamente con él.

Llegamos al muelle y me bajé del auto, podíamos ver toda la ciudad, realmente era muy bonito, y más si venía con una compañía agradable.

Él también se bajó del auto y me alcanzó cuando tomé asiento en una de las bancas que estaban allí, dejé mi bolso a un lado y sentí su presencia junto con sus ojos puestos en mí.

—¿Por qué me trajiste aquí?

—Porque sabes que necesitamos hablar.

—¿Sobre qué, Maxim?—Me crucé de brazos.

—Sobre nosotros y los niños.

—No hay un nosotros, solo tenemos a los niños. Así que no me insistas en que quieres cambiar el rumbo de las cosas porque no será así, no voy a dejar que vuelvas a creerte el dueño de todo solo porque tienes dinero y vuelvas a humillarme.

—Las cosas van a ser diferentes, Abby.

—No creo realmente que esto pueda cambiar, Maxim.

—Abigail, por favor. Solo dame una oportunidad, no lo hagas por mí, hazlo por los niños.

—¿Por qué los quieres meter en esto? —Fruncí el ceño con rabia —Esto es un problema entre tu y yo, no ellos.

—Pero son nuestros hijos, de ambos.

—Lo sé, y nadie te va a quitar el derecho. Simplemente no quiero entablar una relación con alguien como tú.

Dolía, una parte de mi sabía que no era cien por ciento mis palabras, pero tenía que ser fuerte y también un poco de voluntad propia para no recibir las mismas migajas de que me daba Maxim al principio.

—Me tienes dónde me quieres, Abby. Inténtalo una última vez y te prometo que no voy a insistir más, si no funciona me alejaré de ti y si responderé por lo que me conviene con los niños, hablaremos con los abogados y que ellos arreglen para las visitas y quedadas en casa.

Era una gran propuesta, realmente no me parecía nada mal. Podíamos volver a conocernos, pero está vez sin obstáculos por el camino, como cosas de mi pasado o cosas que nos afectarán directamente.

—Una sola vez, Maxim. Pero todo será bajo mis reglas y condiciones.

Sus ojos se alumbraron con emoción y me dió un abrazo fuerte, sonreí por su alegría y arreglé mi cabello después de que me soltó.

—¿Te parece si vamos a cenar en la noche?

—No tengo con quién dejar a los niños, la niñera no trabaja extra—Confesé.

—Podemos tener una cita en familia, la casa que tengo aquí tiene una habitación de cine y podemos ir a ver algo que a Emily le guste.

—Bejamin puede ser un poco arisco a lugares nuevos, pero lo intentaremos.

—Gracias por esta oportunidad, te prometo que…

—No prometas nada, Maxim. Solo hagamos las cosas bien y si funciona tal vez pasemos a otro plano.

—¿Podemos almorzar?

—Si, conteste. Después del almuerzo me dejas en casa, tengo que hacer algunas cosas con los niños y en la noche iremos a ver películas.

—Está bien —Me dió un abrazo y nos levantamos de dónde estábamos sentados.

Regresamos a mi auto y sonreí al verlo emocionado por comenzar otra vez, aunque tuviera mis límites Maxim me emocionaba de alguna forma.

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