PRESENTANDO ; la primer pérdida

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ABRIL DE 2016


Here comes the sun, turu turu —canturreó Amelia, sosteniendo a Cody con un brazo mientras preparaba el desayuno—. Here comes the sun, and I say. It's alright.

El niño apoyó su rostro en el hombro de su madre, apreciando el suave canto. Tenía una corona dorada de cartón en la cabeza (se la había dejado su papá antes de irse como un inicio de los regalos de cumpleaños), pero la agarró, moviéndola hasta la cabeza de su mamá. 

—Oh, gracias, mi mini príncipe —Amelia sonrió, besando su carita—. ¿Aún tienes sueño? Le dije a tu papá que iban a estar cansados si se quedaban hasta tarde viendo La Sirenita. 

Cody sonrió, probablemente recordando la película. Su hijo no hablaba mucho, cantaba cuando veía películas animadas, y a veces cuando alguno de ellos lo bañaba. Aunque se habían preocupado al principio, Amelia recordaba ser una niña muy silenciosa (Stiles solía hablar hasta por los codos), pero de igual manera consultaron con su psicóloga de confianza: Elizabeth.  

Ella les había aclarado que, más allá del posible heredamiento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad, Cody no presentaba ninguna anomalía. Reconocía a sus padres y a la mayoría de gente con la que convivía, respondía a su nombre, y podía realizar gestos, tales como señalar algo que quería o saludar a alguien moviendo la mano.

Cody, simplemente, prefería no hablar.  

Con una sola mano disponible, Amelia sirvió los panqueques en forma de corazón que había preparado para su hijo y ella. Colocó miel por arriba y procuró ponerle una buena cantidad de fruta (arándanos, banana y fresas), gusto que ambos compartían. 

Luego de colocar a Cody sobre su silla y abrochar el cinturón, Amelia se apresuró a servirle un vaso de yogurt de durazno, sabiendo lo mucho que su hijo disfrutaba de aquella bebida, y se sirvió a ella misma un vaso de jugo exprimido. 

El teléfono de la casa sonó, por lo que luego de tomar un trago (y manteniendo un ojo sobre Cody), Amelia atendió.

—¿Hola?

¡Lia! —la alegre voz de Lydia le trajo una sonrisa al rostro—. ¿Por qué no contestas, tonta? 

—Habré dejado el celular en mi habitación. Le estaba preparando el desayuno a Co.

Sí, lo sé. Es el cumpleaños de mi ahijado, te recuerdo —e incluso si no la veía, Amelia sabía que Lydia había rodado los ojos—. ¿Lo vas a llevar a lo de Melissa?

—Ella quiere verlo, y creo que pasear un poco no le va a hacer mal —tarareó, pero su tono amargo mostró su verdadero sentimiento. Todos ellos sabían como Amelia detestaba el pueblo, y mucho más llevar a Cody a él—. ¿Por?

𝐬𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐚, saga: merakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora