cuarto mes de embarazo

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treceava semana


—Mira esa pancita —arrulló Lydia, acariciando con cariño el vientre abultado de su mejor amiga. Subió la mirada hacia ella, sonriéndole—. Estás cada vez más hermosa. Sí o sí es niño.

—Cállate —Amelia le dio un golpecito—. Necesito que me acompañes a una ecografía. Stiles no puede y queremos que tú seas la que me acompañe. 

—¡Pensé que nunca me lo preguntarías! —exclamó emocionada—. Te tengo un regalo. 

Lydia se giró, agarrando una bolsita de la mesa de la entrada. Se la entregó con felicidad, y Amelia le sonrió, llena de curiosidad. 

—Sé que dijeron que no aún no quieren nada por el bebé porque hay un leve riesgo del aborto espontaneo, pero... No pude evitarlo. Lo vi y simplemente me encantó. 

Amelia soltó una pequeña risita, ya que si Lydia ya había empezado a comprar cosas para el bebé, nadie la detendría ahora. De la bolsa sacó dos enterizos muy lindos de tonalidad menta, eran de una tela muy linda, bastante flexible y suave ante el tacto.  

—Me encanta —agradeció, besando su mejilla

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—Me encanta —agradeció, besando su mejilla.

—Bueno, vamos. Quiero escuchar los latidos de mi sobrinito. 

Lydia condujo hasta la clínica, ambas cantando al ritmo de Miley Cyrus con las ventanas bajas. Era un lindo día para ser otoño, con apenas brisa y las hojas anaranjadas cayendo. 

—¿Sabes que podríamos hacer hoy?

—¿Quép? 

—Tarta de manzana —sonrió Amelia.

—Ugh, esos hoyuelos tuyos serán mi muerte algún día —Lydia le arrugó la nariz con ternura—. Está bien, haremos tarta de manzana. 

La embarazada quedó satisfecha, sonriendo mientras disfrutaba la brisa. No tardaron mucho en llegar al hospital. Ambas caminaron hasta el área de ginecología luego de registrar la presencia. 

𝐬𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐚, saga: merakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora