sixteen

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Estos meses han sido interesantes. Ahora tenía una relación secreta con un hombre que me doblaba la edad y que le gustaba que lo llamara papi, quien venía a ser mi profesor, mi vecino y estaba casado. Parecía loco que hace unos pocos meses me hubiese reído en la cara del alguien si me hubiese dicho que yo estaría en ésta situación ahora mismo. Pero aún así, aquí estoy.


Me peine mi cabello castaño, mirándole en el espejo. Era la noche de la fiesta de graduación y estaba más que emocionada. Mi vestido rojo con encaje de sirena caía alrededor de mis pies y la silla mientras la maquilladora trabajaba en los defectos de mi cutis. Por una vez, me iba a ver más que hermosa.


Ashley era mi cita por supuesto ya que Harry me hubiese matado si mi cita hubiese sido alguien más. Era muy protector conmigo pero a veces era algo ridículo. Sabía que él era así sólo porque yo era joven y él sentía como si estuviese compitiendo con cualquiera a mí alrededor, pero no lo estaba. No había más nadie a quien amara, sólo a él.


El timbre de la puerta sonó, alarmándome.


"¡Mamá, Ashley está en la puerta!" Grité mientras desesperadamente trataba de ponerme los aretes, los cuales se negaban a atravesar el agujero. Típico.


"Todo listo, dulzura. Te ves preciosa." Mirándome al espejo, solté un jadeo ante la chica mirándome. De verdad me veía preciosa. Mis rulos acentuaban mi rostro, haciéndome lucir más delgada y definida. El contorno que hizo en mi rostro acentuaba a mis mejillas y hacían ver a mi nariz más pequeña, mis granos prácticamente no estaban. El labial rojo combinada con el vestido, me levanté de la silla y la abracé.


"Muchas gracias, eres una salvavidas." Ella rió ante mi comentario antes de guardar sus cosas, dejándome admirar mi apariencia.

Me puse los tacones y tomé la cartera. Respiré profundo y bajé las escaleras. Al final, un Ashley se encontraba bien vestido, su esmoquin perfectamente liso con un lazo rojo que combinaba con mi vestido. No pude evitar reír cuando llegué hasta él mientras se arrodillaba y me hacía alabanzas como si fuese Dios.


"Párate, tu esmoquin se arrugará y te pondrás a llorar." En abrir y cerrar de ojos, ya estaba de pie, pretendiendo sacudir el polvo de su traje.


"Si fuese hetero, te follaría ahora mismo." Reí cuando oí a mi papá toser en su bebida desde la cocina, haciendo a todos reír incluso más. "Oh sí, por cierto, aquí está tu ramillete." Lo colocó en mi muñeca y yo deje un beso en su mejilla, dejando una marca roja.


"¡Hora de irnos!" Exclamé mientras mi mamá abría la puerta, salimos de la casa con nuestros brazos enganchados.


El camino estuvimos cantando en el asiento trasero y molestando al chofer de nuestro auto el cual estaba molesto con nosotros. Venga, nosotros somos literalmente las personas más molestas pero increíbles que puedes conocer.


Finalmente aparcamos fuera del lugar y uno de los profesores nos abrió la puerta. Ashley salió para luego tenderme la mano y ayudarme a salir, y posamos para algunas fotos en frente del edificio. Los profesores estaban por la entrada, hablando y mirando a los padres que llegaban, y otros se tomaban foto con orgullo y disfrute.

Teach me, daddy-español-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora