Three

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No pude dormir esa noche, las palabras del Sr Styles maldecían a través de mi cerebro como un veneno, traté de bloquearlas. Pero era inútil, sus juegos mentales ya me estaban afectando. Lo conocí en menos de 24 horas, y ya me estaba apretando contra la pared, causándome sensaciones con su mente perversa, queriendo que le llamara papi. Bueno, si papi quiere jugar, yo también puedo.


El despertador sonó, pero ya estaba completamente despierta mientras el molesto ruido estallaba a través de mi habitación. Suspiré pesadamente, rodando fuera de mi cama y poniéndome mis zapatillas y una bata. Abrí las cortinas para encontrarme con los resplandecientes rayos del sol, haciéndome sonreír ante el hecho de que el verano aun no estaba completamente perdido. Me di una ducha rápida y me decidí a rizarme el pelo ligeramente, dándole más volumen y hacerlo más presentable. Me puse mi vestido negro y mis botas Timberland negras antes de colocarme una cadenita negra sobre la muñeca. Añadí algo de maquillaje natural antes de recoger a mi bolso y comienzo a bajar las escaleras.


Una vez más, la casa estaba vacía, me queje con un gemido, no había nadie quien me hiciera el desayuno. Le envié un mensaje de texto con "SOS" a Ashley, él entendió de inmediato, iríamos por algo de comer y un café antes de ir al instituto. Sonreí, aplicándome un poco de brillo de labios transparente y salí de la casa, entrando en mi coche, comenzando a conducir hacia la cafetería donde Ashley estaba esperando pacientemente, con dos vasos de Starbucks y unos wraps envueltos en sus manos. Me vio y entró, dándome un beso en la mejilla que siempre me hacía reír.


Luego de comer los wraps y bebernos el café, llegamos a la escuela a tiempo. Salimos del coche, entrelazamos nuestros brazos y entramos al infierno hecho agujero que la gente suele llamar como escuela. Le doy un sorbo a mi latte y siento a Ashley codearme.


"Así que, ¿Cómo estuvo la cena de anoche?" Me quedé helada y tragué saliva ruidosamente cuando él me miró inquieto, antes de fijar la bandana que me había puesto en el cabello.


"Fue una mierda" Suspiré y él rió, haciéndome darle una leve patada en el tobillo.


"¡Maldita sea! ¡Lo siento, es sólo que, es muy divertido ver cuánto odias a ese tipo!" Él se rió entre dientes mientras yo rodaba mis ojos. No iba a contarle el tema de papi, infiernos, no. Eso fue vergonzoso para no decir menos. Daba miedo y ahora estaba 99.99% segura de que mi profesor / vecino era un loco que se aprovechaba de las jóvenes.


"Lo que sea." Me burlé, la campana sonó, boto el vaso de plástico vacio y me arrastro con Ashley entre quejas y gemidos hacia el aula temida. Física.


Entramos en silencio, el aula estaba casi llena. El Sr. Styles ya estaba en frente, anotando el plan de clase en la pizarra. Se veía bien, tenía que admitirlo. No es que nunca se veía bien, pero la forma en que camisa abotonada se pegaba a su cuerpo, dejando ver varios tatuajes a través del material puro, me hizo humedecer. Sí, dije humedecer. Aguántense. Su cabeza vio a nuestra dirección cuando estábamos buscando nuestros puestos al fondo del salón, tomando nuestros asientos regulares. Miré hacia arriba, encontrándome con los ojos del Sr. Styles, sus ojos estaban oscuros, puedo decir que con lujuria. Sonreí un poco, jugando un poco con él, haciendo que soltara un gemido desde lo más profundo de su garganta. Toda la clase era ajena al hecho de quien lo causó. Y, maldición eso fue caliente.


La lección transcurrió en silencio, él me mira de arriba abajo un par de veces, pero me mantuve firme, tratando de no sentirme nerviosa ante su mirada juzgando mi cuerpo. Esto era un juego y yo juego bastante bien. La campana sonó, comencé a tomar los libros y guardarlos en mi bolso. Ashley ya estaba afuera, sus compañeros de clase de arte lo llamaban mientras traté de salir lo más rápido posible, evitando tener otra reunión con "papi". No era tan suertuda. Antes de que pudiera salir, la puerta se cerró y lo oí poner el seguro, haciéndome tragar seco.


El Sr. Styles se giró y sus ojos se encontraron con los míos. Ya no tenían ese bello color esmeralda, ahora eran de un tono negro, haciéndome sentir intranquila bajo su mirada. Caminó lentamente hacia mí, una firme sonrisa aparece en su rostro en cuestión de segundos. Me negué a renunciar a mi lucha. No iba a dejarme afectar por él y por sus juegos mentales, ya era demasiado tarde, he estado afectada por esos juegos mentales antes. Escogió la chica equivocada.


"Pequeña, eso fue toda una presentación allí atrás." Se mantuvo fuerte frente a mí cuando sonreí, apoyándome en su escritorio para luego sentarme en él, tomando su tasa llena de té. Típico británico. Bebí de él, mi mirada nunca dejando la suya, haciéndolo gemir. Mis ojos dejaron los suyos, saliendo del trance y se arrastraron hasta sus pantalones de vestir que estaban visiblemente apretados alrededor de su área de la entrepierna. Misión cumplida.


"Las cosas que causas en mí, bebé." Susurró cuando se detuvo frente a mí, tomando la taza de mis manos, colocándola en su escritorio. Mis manos se sentían sudorosas, la tensión en la sala ya estaba nublando mi buen juicio. Debería de salir corriendo ahora mismo y decirle a todo el mundo sobre el hombre loco que estaba de pie delante de mí, queriendo que le llamara papi. Pero no lo hice. Algo en mi cuerpo me dijo que no se lo dijera a nadie. Quería algo de emoción, tal vez esto era todo. "Estoy en el control ahora, pequeña, eres mi pequeño secreto." Su aliento chocó contra mi oído haciéndome estremecer ligeramente ante el contacto. Él rió, su voz sonando más profunda que antes.


"No tienes el control papi, yo sí." Le susurré de vuelta antes de sonreír. Su cara eliminó su sonrisa para pasar a una expresión indescifrable con sus ojos oscuros de lujuria. Antes de que pudiera bajar y salir de la habitación, sus labios se unieron a los míos en un caliente enredo.


Teach me, daddy-español-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora