Cap 14

65 11 7
                                    

Narrador omnisciente 

Se estarán preguntando ¿qué pasó? ¿se quemó la casa? ¿Hizashi y Eri están bien?. Pues sus dudas serán solucionadas; sólo debemos retroceder un poco en el tiempo hasta el momento en donde Aizawa dejó a los dos solos.

Hizashi fue a su cuarto para cambiarse de su pijama, al terminar se admiró en el espejo del baño. Desde la noche anterior no tuvo la oportunidad de ver su reflejo y al notar su nueva forma se asombro por un momento pero luego sonrió. Llevaba puesto la misma ropa del día anterior, no era la gran cosa pero se veía bien.

-ok Hizashi, mantente tranquilo. Solo tienes que pasar tiempo con ella, ganarte su confianza y listo- se dijo a sí mismo -puedes hacerlo- y con confianza salió de la puerta.

Al regresar a la sala se encontró a la pequeña sentada frente la mesa del café, parecía estar muy concentrada, encima de la mesa se encontraba un cuaderno y unos cuantos libros. Hizashi se acercó y se sentó en el sofá sin que ella notara su presencia.

-¿qué haces pequeña?- pregunto Hizashi con curiosidad causando que el pequeño cuerpo de la niña temblará por la sorpresa y volteara con nerviosismo

-e... estoy dibujando señor- dijo en un tono bajo con desconfianza, el tritón fijo la mirada en los útiles para luego volver a ver a la peli gris

-tu padre dijo que tenías que hacer tus tareas ¿verdad?- la menor asintió y continuó con sus responsabilidades.

Hizashi se acomodó en el sofá pensando que hacer para romper el silencio y poder hablar con la niña; durante el tiempo que la observaba solía imaginar escenarios donde jugaban en la playa y nadaban juntos haciéndolo recordar la época en la que Hitoshi era un niño tímido, llevándolo por los pasillos del palacio por su espalda y haciendo burbujas; solía extrañar eso pero no podía negar que Shinsou ya era grande y debía darle su propio espacio.

El tiempo pasó y sin darse cuenta se durmió en el sofá, el aburrimiento lo arrastró al sueño y al abrir los ojos ya no veía a la niña.

Se sorprendió, preguntándose a sí mismo cuanto tiempo había pasado, este se estiró y se levantó de su lugar; pero lo malo es que de la nada empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza, sus pies perdieron un poco de equilibrio, se tambaleó mientras que una de sus manos sostenía su cabeza palpitante.

Por suerte ese dolor desapareció, se sentía confundido ya que nunca sufrió algo como eso. Decidió no pensar en eso y se fue en busca de la niña. La casa era grande y él aún no conocía todo el lugar, sintiéndolo como un laberinto intrigante.

-Eri? ¿Dónde estás?- llamó con una voz suave pero lo suficientemente fuerte para que ella lo escuchara.

Al subir al segundo piso pudo detallar mejor el pasillo que en la noche, percatándose que habían más puertas. Esto lo llenó de curiosidad queriendo saber que había detrás de ellas, pero era consciente que eso era un acto de mala educación.

-Eri? ¿A caso estás por aquí?- volvió a llamarla esperando alguna respuesta, al no recibir una siguió con su camino y decidió acercarse a una de las puertas -Eri~- llamo en forma juguetona mientras abría la puerta, analizó la habitación sin suerte; era una habitación de invitados como la suya pero más grande, lo malo es que no había rastros de la menor.

Decidio bajar por si la niña seguía ahí, de la nada escucho un ruido y se alarmó, recordando las palabras de Aizawa:

"Si me llego a enterar que le pasó algo, lo pagarás bien caro"

Se alarmó, imaginado el hipotético caso en que lo echan de la casa a patadas. Corrió hacia donde venía el sonido, llegando a otro pasillo, pero este se encontraba serca de la entrada principal, al llegar notó una puerta abierta, y en su enfoque visual notó a Eri en el piso con unos libros tirados al rededor de ella, Hizashi se asustó y entró.

El Señor del Mar 🧜‍♂️❤👨🏼‍🤝‍👨🏻 (Erasermic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora