En una vida pasada, dos almas se encontraron y se enamoraron de la forma más honesta, haciendo caso omiso a sus claras diferencias. A pesar de las dificultades y los obstáculos, buscaron la forma de seguir en contacto con la promesa de volver a enco...
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Narrador omnisciente
—¡Alto allí, ustedes no pueden ingresar a la recámara del príncipe de esa forma! —gritaba a todo pulmón con enojo el guardia que intentaba impedir el paso de toda la gente y eran guiados por el arzobispo— No tengo la menor idea de qué planean todos ustedes al aparecer de esta forma, pero primero deberán pasar por encima de mí si quieren llegar a mi señor.
—Entonces que de esa forma sea. —fue lo que pronunció el arzobispo con seriedad, dejando que un grupo de gente se encargara del guardia real.
La bulla y los gritos, además de los constantes golpes en la puerta, despertaron al joven príncipe de un susto. Cuando se levantaba de la cama para ver lo que sucedía fuera de su habitación, ya estaban frente a él un grupo de guardias con armas y ese viejo hombre mirándolo con desprecio.
—¡¿Se puede saber a qué se debe esta irrupción en mi palacio y con el permiso de quién se atreve usted a ingresar a la recámara real?! —expresó con molestia el príncipe, parándose frente al arzobispo que dio un paso atrás con miedo.
—¡Aléjate de mí, aliado del demonio! —gritó con horror el viejo, provocando los gritos de los guardias y el terror en Nunew.
Todos se habían enterado de Zee y él, pero ¿cómo?
—¡No sé de qué me habla! —respondió a la defensiva el príncipe— ¡Salgan de mi habitación en este preciso momento!
—Como pueden notar mis fieles, a nuestro joven príncipe le han lavado el cerebro los demonios, incluso estaba en un romance con uno. ¡Un demonio! ¡¿Cómo es posible que nuestro futuro rey sea el amante de un ser tan despreciable?! —profesaba y Nunew comenzaba a temer. Detrás de los guardias, gente con antorchas se acercaba rápidamente poniéndolo en guardia.
—Usted no tiene pruebas de eso...
—¡Claro que las tengo, majestad! Obtuvimos por fortuna de Dios una de las despreciables cartas de ese demonio y estoy seguro de que si revisamos entre sus cosas encontraremos aún más. ¡Agárrenlo! —gritó y Nunew fue abatido por aquellos guardias que antes se encargaban de protegerlo.
Lo arrastraron, le tiraron alimentos encima e incluso piedras. Cuando las puertas del castillo se abrieron, su reino estaba frente a él con los rostros llenos de desprecio, repulsión y odio, en lugar de las sonrisas que siempre le habían brindado.
Esas personas lo querían muerto.
Fue arrastrado hasta la plaza y allí comenzó a pintarse su futuro de sangre.
—¡Mis fieles creyentes, nuestro futuro rey nos ha traicionado y se ha unido a un demonio! ¡Permítanme mostrarles la verdad! —gritó y varias copias de la carta que Zee le envió a Nunew ahora eran leídas por la gente de Auroria que se mostraba enfurecida— ¡Es momento de que acabemos con la maldad que se ha apoderado de nuestro rey! ¡Amárrenlo! —ordenó y Nunew fue arrastrado a pesar de lo mucho que intentó resistirse, aun con el cuerpo golpeado y sangrando.