En una vida pasada, dos almas se encontraron y se enamoraron de la forma más honesta, haciendo caso omiso a sus claras diferencias. A pesar de las dificultades y los obstáculos, buscaron la forma de seguir en contacto con la promesa de volver a enco...
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Pov Zee
Ayer, ese pequeño ángel eligió sumirse en el sueño en lugar de continuar nuestra conversación, después de que le revelé los detalles sobre la trágica muerte de Nunew. Desde entonces, he estado esperando pacientemente a que saliera de su habitación, pero parecía reacio a verme.
A pesar de su reticencia, estaba seguro de que no había comido nada desde que nos encontramos. Sabía que, en algún momento, tendría que abandonar el confinamiento de esas cuatro paredes para satisfacer su hambre. Mientras tanto, me dediqué a buscar una manera de revisar su alma. Estaba seguro de que mi pareja se encontraba allí, aunque junto a un alma desconocida.
Después de la conmovedora escena de ayer, estaba seguro de que Nunew se encontraba allí, esperando ser despertado.
Estaba absorto en varios libros cuando un estruendo sacudió la casa. Instintivamente, me puse de pie y corrí hacia la habitación donde, hasta hace unos minutos, el ángel dormía plácidamente. Al abrir la puerta, lo primero que vi fue su figura tendida en el suelo, con su rostro mirando al techo y una expresión enigmática que no lograba descifrar.
—¿Qué tono de pintura lleva el techo? —pronunció él, girando su rostro en dirección a mí.
—¿Qué hacías? —le pregunté acercándome y ayudándolo a tomar asiento.
—Tuve un sueño, cuando desperté intenté pararme y bueno, olvidé ser consciente de las cadenas. ¿De qué color es el techo? —se explicó y volvió a preguntar, a lo que yo suspiré, pues no comprendía a qué se debía su pregunta.
—Negro. —le dije, tomándolo en brazos y sentándolo en la cama nuevamente, donde su hambre se hizo notar con un gruñido.
—¿Cómo te llamas tú? —soltó aquella pregunta de la nada, pero me hizo recordar que no le había dicho cómo me llamaba.
—Zee —él asintió y tomando mi rostro en sus manos me sonrió, para ponerse de pie y sorprendentemente salir de la habitación sin ayuda.
—Zee, el color negro para los techos no es una buena opción... —expresó y me hizo recordar una tonta conversación con Nunew, pero era imposible ¿verdad?
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Narrador Omnisciente
—¿De qué color son las paredes de tu habitación? —consultó Nunew, descansando su peso sobre el cuerpo de su pareja, quien lo recibió contento y se centró en oler el dulce aroma a vainilla que desprendía luego de su baño.
