06

242 48 3
                                    

Pov Elemiah

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pov Elemiah

"¡Despierta, Elemiah!", resonó un grito en la oscuridad, una voz que parecía venir de todas partes y de ninguna a la vez. Poco a poco, una silueta emergió de las sombras, corriendo hacia mí con una expresión de preocupación marcada en su rostro.

"¡Mírame!", exigió, tomando mi rostro entre sus manos. Allí estaba él, Nunew, mirándome con una sonrisa triste mientras sus dedos trazaban un camino suave sobre mi piel.

—¿Es esto un sueño? —pregunté, confundido.

Él negó con la cabeza. "Es nuestra conciencia. Estamos solos aquí, pero necesito que despiertes ahora. ¡No siento a Zee...!"

—¿De qué estás hablando?

"Te necesito, Elemiah. Despierta y búscalo, por favor...", sus palabras sonaban más a una súplica desesperada que a una petición.

—¿Por qué no vas tú mismo? —le pregunté. Después de todo, él podría haber tomado mi lugar.

"No puedo", respondió con una sonrisa triste. "Me asusta no saber qué pasará si tomo el control. ¿Y si te pasara algo? No podría perdonarme a mí mismo. Estamos bien, somos uno solo al final del día y sé que pronto tomarás tus propias decisiones." Su voz dulce solo logró hacerme llorar.

—No entiendo... La persona que amas está finalmente a tu lado y tú, ¿no vas a luchar? —grité entre lágrimas. Él solo me abrazó, tratando de reconfortarme. —El castigo que te impusieron fue cruel. Te arrebataron tu felicidad de manera injusta y aun así sigues siendo una buena persona... Eres demasiado bueno, Nunew.

"Tal vez lo sea, Elemiah, pero aún no es nuestro momento de ver juntos la luz. Así que, por favor, regresa..."

Aunque no podía abrir los ojos, podía sentir que ya no estaba en el suelo. Sentía el viento frío en mi rostro, el suave batir de las alas a mi lado, y la firmeza de la mano que me sostenía. Sabía que era el Arcángel Miguel, incluso sin verlo.

—¿Dónde... dónde estoy? —pregunté, mi voz sonaba débil y distante.

—Estás a salvo —respondió Miguel con una voz que resonaba con autoridad y calma— Te estoy llevando a un lugar seguro.

Recordé las palabras de Nunew, su súplica desesperada, y sentí un nudo en el estómago.

—¿Qué pasó con Zee?

Miguel guardó silencio por un momento antes de responder.

—¿Por qué preguntas por ese demonio? Seguramente ya está muerto.

—¿Lo lastimaste? —respondí con la voz temblorosa — ¡Responde, acaso te atreviste a lastimarlo!

Podía sentir la tensión en su mano.

𝐌𝐲 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞, 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐠𝐚𝐢𝐧 → 𝐙𝐞𝐞𝐍𝐮𝐧𝐞𝐰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora