LOS MIEDOS Y LAS FOBIAS

271 4 0
                                    

«Los miedos no son más que pensamientos, y podemos liberarnos de los pensamientos.»

Enunciados
 Tengo miedo de salir de casa.
 Eso a mí no me daría resultado.
 Me aterra envejecer.
 Me da miedo volar. d La gente me asusta.
 ¿Y si me quedara sin casa?
 Conducir un coche me da claustrofobia.
 ¿Y si me espera una muerte dolorosa?
 Tengo miedo de estar solo.

¿Cuántos de estos enunciados te suenan familiares?

Vamos a examinar los mecanismos subyacentes en el miedo. En cualquier situación dada, creo que tenemos una opción entre el amor y el miedo.
Tenemos miedo al cambio, miedo de no cambiar, miedo del futuro y miedo de correr riesgos. Tememos a la intimidad y nos aterra estar solos. Nos asusta dejar que la gente sepa lo que necesitamos y quiénes somos, y nos da miedo desprendernos del pasado. En el otro extremo del espectro tenemos el amor. El amor es el milagro en cuya busca
andamos todos. Amarnos a nosotros mismos opera milagros en nuestra vida. No estoy hablando de vanidad ni de arrogancia, porque eso no es amor: es miedo. Hablo de tener un gran respeto por nosotros mismos y de estar agradecidos por el milagro de nuestro
cuerpo y de nuestra mente. Cuando estés asustado, recuérdate a ti mismo que en ese momento no estás amándote ni confiando en ti. Sentir que uno «no sirve» interfiere en el proceso de toma de decisiones. ¿Cómo puede uno tomar una buena decisión cuando no está seguro de sí mismo?

Susan Jeffers, en su maravilloso libro Feel the fear and do it anyway (Siente miedo, pero de todos modos hazlo), dice: «Si todo el mundo siente miedo cuando se aproxima a algo totalmente nuevo en su vida, y sin embargo hay tantos que andan por ahí "haciéndolo" a pesar del miedo, entonces debemos llegar a la conclusión de que el problema no es el miedo.» Y sigue diciendo que el verdadero problema es la forma en que abordamos el miedo. Podemos abordarlo desde una posición de poder o de desvali4miento. El hecho de que tengamos miedo ya no viene al caso.

Vemos lo que creemos que es el problema, y después descubrimos lo que es el verdadero problema. El verdadero problema es sentir que uno «no sirve», y no amarse a sí mismo. Todos somos siempre perfectos, siempre hermosos y eternamente cambiantes.
Estamos haciendo lo mejor que podemos hacer con el entendimiento, los conocimientos y la conciencia de que disponemos. Y a medida que vamos creciendo y cambiando, «lo mejor» seguirá mejorando más y más.

EJERCICIO: Aflojar la tensión

Mientras lees este ejercicio, haz una inspiración profunda y, mientras ex-halas, deja que la tensión desaparezca de tu cuerpo. Deja que el cuero cabelludo, la frente y la cara se
relajen. Para leer no necesitas mantener la cabeza tensa. Deja que la lengua, la garganta y los hombros se relajen. El libro se puede sostener con las manos y los brazos relajados: hazlo así. Deja que se relajen la espalda, el abdomen y la pelvis. Deja que la respiración se
tranquilice al relajar los pies y las piernas.

¿Sientes un cambio notable en el cuerpo desde que empezaste a leer el párrafo
anterior? Observa cuánto se tensa. Y si está tensándose el cuerpo, también está tensándose la mente. En esta posición cómoda y relajada, di: «Estoy dispuesto a aflojar la tensión. Me libero. Me dejo ir. Me libero de todas las tensiones, de todos los miedos. Me libero de todo
enojo y de toda culpa. Renuncio a todas las tristezas y a todas las viejas limitaciones. Me relajo y estoy en paz. Estoy en paz conmigo mismo. Estoy en paz con el proceso de la vida. Estoy a salvo.»

Repite este ejercicio dos o tres veces. Siente el placer de aflojar la tensión, de relajarte. Repítelo cada vez que te encuentres pensando en dificultades. Necesitarás cierta práctica para que esta rutina acabe formando parte de tu vida. Una vez que estés familiarizado con este ejercicio, puedes hacerlo en cualquier parte y en cualquier momento. Y serás capaz de relajarte completamente en cualquier situación.

AMATE A TI MISMO CAMBIARAS TU VIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora