EL ENOJO

132 5 0
                                    

«Acepto con amor todas mis emociones.»

Enunciados
 Tengo miedo de enojarme.
 Si me enojo, perderé el control.
 No tengo derecho a enojarme.
 El enojo es algo malo.
 Cuando alguien se enoja, me da miedo.
 Enojarse es peligroso.
 Mis padres no me permitían expresar mi enojo.
 Si me enojo, nadie me querrá.
 Tengo que ocultar mi enojo.
 Cuando me trago el enojo, me siento mal.
 Yo nunca me he enojado.
 Si me enojo, haré daño a alguien.

¿Reconoce usted alguno de estos sentimientos? Quizás el enojo sea una de sus grandes barreras.

El enojo es una emoción normal y natural. Los bebés se ponen furiosos, expresan su furia y asunto terminado. Pero muchos hemos aprendido que no está bien, que no es de buena educación o no es aceptable que nos enojemos. Y aprendemos a tragarnos nuestros
sentimientos coléricos, que se nos sedimentan en el cuerpo, en las articulaciones y los músculos. Se acumulan y se convierten en resentimiento. Capas y capas de enojos
enterrados y convertidos en resentimiento pueden contribuir a la aparición de enfermedades como la artritis (con los dolores que la acompañan) e incluso como el cáncer

Es necesario que reconozcamos y admitamos todos nuestros sentimientos, incluido el enojo, y que encontremos formas positivas de expresarlos. No es necesario que andemos repartiendo golpes ni desquitándonos con la gente, pero podemos decir de forma simple y
clara: «Esa actitud tuya me molesta», o «Estoy enojado por lo que has hecho». Y si no nos es posible hacer esto, todavía nos quedan muchas opciones: podemos protestar sofocando los gritos contra una almohada, aporrear la cama, patear cojines, correr, vociferar en el coche con las ventanillas cerradas, jugar al tenis... todas estas posibles canalizaciones son
una descarga saludable.

1. En tu familia, ¿cuál era la pauta del enojo?
_________________________________________
2. ¿Qué hacía tu padre con su enojo?
_________________________________________
3. ¿Qué hacía tu madre con su enojo?
_________________________________________
4. Tus hermanos y hermanas, ¿cómo expresaban su enojo?
_________________________________________
5. ¿Había un chivo expiatorio en la familia?
_________________________________________
6. De niño, ¿qué hacías con tu enojo?
_________________________________________
7. ¿Expresabas tu enojo o te lo tragabas?
_________________________________________
8. ¿De qué método te valías para reprimirlo?
_________________________________________
9. ¿Solías
Comer en exceso? ................... □ Sí □ No
Estar siempre enfermo? ......... □ Sí □ No
Mostrar tendencia a sufrir accidentes? .............□ Sí □ No
Meterte en peleas? ................. □ Sí □ No
Ser mal alumno? .................... □ Sí □ No
Llorar continuamente? ............. □ Sí □ No

10. ¿Cómo manejas ahora tu enojo?
_________________________________________
11. ¿Reconoces alguna pauta familiar?
_________________________________________
12. ¿A qué miembro de la familia te pareces cuando se trata de expresar enojo?
_________________________________________
13. ¿Tienes «derecho» a enojarte?
_________________________________________
14. ¿Por qué no? ¿Quién dijo eso?
_________________________________________
15. ¿Puedes darte permiso para expresar tus sentimientos de la manera más adecuada?
_________________________________________

Algo rápido y fácil de hacer cuando tus sentimientos te abrumen es saltar repetidas veces, gritando: « ¡Basta! ¡Basta! ¡Déjame en paz! ¡Basta! ¡Basta! ¡Déjame en paz!» Inténtalo. Como descarga rápida, funciona de maravilla.

Si tienes mucho enojo reprimido, es probable que seas una persona que anda por el mundo continuamente enfadada. El enojo es como un rescoldo apenas cubierto de cenizas, que a la menor provocación vuelve a  encenderse. Quizá no llegues a expresarlo, pero estarás mascullando por lo bajo, rebosante de resentimiento y de ideas condenatorias. Tal vez seas una persona de esas que critican a todo el mundo, y en este caso, también te auto-criticarás, sin duda, de manera que podrías preguntarte:

1. ¿Qué consigo al estar todo el tiempo enojado?

_________________________________________

2. ¿Qué pasa si renuncio a enojarme?
_________________________________________
3. ¿Estoy dispuesto a perdonar y liberarme?
_________________________________________

EJERCICIO: Escribe una carta

Piensa en alguien con quien estés todavía enojado. Quizá sea un enojo antiguo. Escribe una carta a esa persona, habiéndole de todos tus agravios y diciéndole cómo te
sientes. No te reprimas; expresa lo que sientes, y usa más papel si lo necesitas.

Cuando hayas terminado la carta, vuelve a leerla. Después dóblala, y del lado de afuera escribe: «Lo que realmente quiero es tu amor y tu aprobación.» Después quema la
carta y deshazte de las cenizas.

EL TRABAJO CON EL ESPEJO

Elige a otra persona con quien estés enojado, o la misma. Siéntate frente a un espejo, y no te olvides de tener a mano unos cuantos pañuelos de papel. Mírate a los ojos y ve a la otra persona. Dile por qué estás tan enojado.
Cuando hayas terminado, dile: «Lo que realmente quiero es tu amor y tu aprobación.» Todos andamos en busca de amor y aprobación. Eso es lo que queremos de todo el mundo, y eso es lo que todo el mundo quiere de nosotros. El amor y la aprobación aportan
armonía a nuestra vida. Para ser libres, tenemos que desatar los viejos nudos que nos ligan. Entonces, vuelve a
mirarte en el espejo y di: «Estoy dispuesto a liberarme de la necesidad de ser una persona colérica.» Observa si realmente estás dispuesto a hacerlo, o si aún quieres seguir aterrándote al pasado. Revisa la siguiente lista de creencias, reproducida ya al principio del capítulo. Frente a cada una están las correspondientes afirmaciones. Repítelas cuando vas en el coche, al
limpiarte los dientes por la mañana, frente al espejo, o en cualquier momento en que sientas aflorar tus creencias negativas.

Si tu creencia es: Tu afirmación es:

Tengo miedo de enojarme. Reconozco todos mis sentimientos y puedo
reconocer sin peligro mi enojo

Si me enojo, perderé el control Expreso mi enojo de forma adecuada y en los lugares adecuados.

No tengo derecho a enojarme. Todas mis emociones son aceptables.

El enojo es algo malo. Enojarse es normal y natural.

Cuando alguien se enoja, me da miedo Consuelo a mi niño interior y nos sentimos seguros.

Enojarse es peligroso. Me siento seguro y a salvo con todas mis emociones.

Mis padres no me permitían expresar enojo Voy más allá de las limitaciones, de mis padres.

Si me enojo, nadie me querrá. Cuanto más sincero soy, más me quieren.

Tengo que ocultar mi enojo. Expreso mi enojo de forma apropiada.

Cuando me trago el enojo, me siento mal Me permito ser libre con todas mis emociones, incluso

Yo nunca me he enojado. Expresar de forma sana el enojo es bueno para la salud.

Si me enojo haré daño a alguien Todo el mundo está a salvo conmigo
cuando expreso mis emociones.

«Me doy permiso para reconocer mis sentimientos.»

LOS PUNTOS DE PODER

1. Cada uno de nosotros es responsable de sus experiencias.
2. Todo lo que pensamos va creando nuestro futuro.
3. Todos nos enfrentamos con las pautas dañinas del resentimiento, la crítica, la culpa y el odio a nosotros mismos.
4. Éstos no son más que pensamientos, y los pensamientos se pueden cambiar.
5. Necesitamos liberarnos del pasado y perdonar a todo el mundo, incluso a nosotros mismos.
6. Aprobarse y aceptarse a uno mismo en el «ahora» es la clave de los cambios positivos.
7. El punto de poder está siempre en el momento presente.

AMATE A TI MISMO CAMBIARAS TU VIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora