Capítulo 8:

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ºººHurremºººº

Abrí los ojos mareada al girarme me encontré a mi princesa dormida a mi lado moví su brazo y me acomode en su pecho respirando tranquila al sentir su corazón latir.

-Hurrem, ¿Estas bien?, debes de comer- escucho mientras sentía ser acariciada en la cabeza yo asentí sin muchos ánimos y me coloque de pie. Me conto como su sirvienta fue castigada y se la entregó al sultán, luego me mando a prepararme y sin ánimos lo hice cuando íbamos a salir me coloco el hiyab y no cabía en mi de la emoción cuando nos acercamos a los aposentos del Sultán.

 Me conto como su sirvienta fue castigada y se la entregó al sultán, luego me mando a prepararme y sin ánimos lo hice cuando íbamos a salir me coloco el hiyab y no cabía en mi de la emoción cuando nos acercamos a los aposentos del Sultán

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Una vez frente al Sultán las oraciones y todos los preceptos para adoptar esta nueva fe fueron dichos me sentía en paz, el Sultán me nombro Hurrem respetando los deseos de mi princesa Mahidevran. Los días se convirtieron en meses y ya para mañana se iría mi princesa a su primera guerra estaba preocupada pero confiaba en su victoria y en su regreso.

Nos encontrábamos en su aposentos ella estaba desnuda asomada por la ventana perdida en sus pensamientos me deleite con su espalda me acerque a ella y moviendo su pelo comencé a besar sus delicados hombros delineé cada rasguño de su espalda con mis dedos y mi lengua probaba su salada piel.

-¿En qué piensa mi Princesa?-le murmure entretenida con el lóbulo de su oreja, la vi sonreír mientras me daba espacio para continuar.

-En la pobre Gulfem- me aparte reprendiéndola con mi mirada celosa.

-¿Por qué piensas en otra mujer cuando estoy desnuda ante ti, después de horas de hacer el amor?- una tierna risa se le escapo.

-Hurrem, mi sol y mi luna. Gulfem es mi amiga y cuñada acaba de perder a otro bebe, la dinastía llora otro niño no nato- suspiro mirando por la ventana hacia el balcón del Sultán- siento la tristeza y el anhelo de mi hermano aquí- dijo señalando su pecho- debo ser fuerte por él, ganar esta guerra y traerlo de nuevo a casa a salvo.

-Perdón mi Sultana por sentirme celosa hasta del agua que te toca al bañarte, me volvería loca si dejaras de amarme, Hurrem nació para ti mi Sultan desde que me tomaste y nombraste, para mí solo tu- me acerque y con la devoción que le profeso la beso, su lengua invade mi boca al igual que su sabor, acaricio su sexo dormido pero ella quita mi mano- confía en mí solo quiero adorarte.

-¿Pero, yo..,?.- la miro suplicante y ella mueve su cabeza a un lado.

-Por favor déjame adorarte- dije colocándome en cuclillas nunca lo había hecho pero me daba igual quería hacerla sentir como ella me hacía sentir con su boca. Tome su miembro con mi manos besándolo, con él en mis manos saque mi lengua probándolo su sabor salinado no me molesto y probé a colocarlo en mi boca Mahi estaba estática con su puños apretados no lo estaba disfrutando y la saque de mi boca al ver su primera lagrima bajar me espante.

-Perdón, perdón, perdóname mi princesa perdóname-Mahi negó limpiando sus lágrimas tomo mis manos y me guio a la cama.

-No es tu culpa, antes si tuve concubinas al igual que mi hermano, no tenía favorita tomaba lo que quisiera, luego llego Rasiye, fue la sultana de mi corazón me enamore de ella perdidamente y ella de mí. Nuestras madres se opusieron le ordenaron que desposara a un duque. Aunque lo desposo nos seguimos encontrando, estaba enamorada incluso nos escapamos a Belgrad, estábamos en una cabaña y cuando el duque nos encontró yo estaba sumida en el placer y Rasiye estaba con mi miembro en su boca y sus dedos dentro de mi flor, cuando llego el duque la degolló su sangre y la mía comenzaron a fluir por mi piernas, sus dientes cercenaron parte de mi miembro lo que me debilito y ese hombre violo mi otro sexo, por tres días mientras me desangraba. Mi madre llego y vio lo que ese hombre me hacía, le grito que eso no era parte del trato. Yo salí corriendo estaba muy mal. Me perdí a mi misma por tres días, no sé cómo llegue con mi hermano el cual tuvo todos y cada uno de mis síntomas, sintió mi dolor compartió mi fiebre y mis lágrimas, pero sobre todo mi coraje. Cuando mejore me dijo mi padre, lo que hice en Belgrad el me nombro Princesa Sultán para que ningún hombre pudiera tocarme, para mí, mi hermano fue mi apoyo, el es mi todo es parte de mi, nos volvimos muy unidos desde entonces.

-Lo lamento tanto mi Sultana nadie me alejara de ti estoy aquí amor mío, ya no estarás sola- tome su cara secando sus mejillas y besando sus dulces labios.    

La Primera Princesa SultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora