"ℭ𝔬𝔫𝔳𝔦𝔯𝔱𝔦𝔢𝔫𝔡𝔬𝔪𝔢 𝔢𝔫 𝔲𝔫 𝔐𝔬𝔫𝔰𝔱𝔯𝔲𝔬"

XV

Capítulo 15.

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Si Alexis tuviera un diccionario con todas las palabras del mundo, ya fueran de lenguas antiguas, nuevas y modernas, o palabras que se iban a inventar en años posteriores, todavía le faltarían palabras para describir el aburrimiento que tiene actualmente. Habían pasado dos horas desde que le habían presentado su "NUEVA" aula de la escuela en Japón con la ayuda más que innecesaria de su madre, y ya estaba pensando en arruinar la misión por la que le estaban pagando una gran cantidad de dinero. Preferiría despertarse con una patada directamente en las costillas en su más que cómoda cama en la casa de Jonggun.

Se río un poco para sí mismo. Los sonidos de su débil risa llamaron un poco la atención cuando algunas miradas se posaron en él, pero ninguna de esas miradas fue lo suficientemente importante como para que se preocupara por ella. No podía negarlo, y mucho menos aceptar que extrañaba las patadas de Jonggun por las mañanas, o que salía a correr por la mañana con un demonio andante, y luego regresaba para activarse lo más rápido posible con sus tareas de la universidad y su propio trabajo como empresario.

Despertarse con el grito de una chica sorprendida por su presencia en la casa más cómoda de los Uzumaki, y luego cansarse de responder preguntas en el comedor gigante del clan, no le gustaba en lo más mínimo. Ahora entendía por qué le gustaba ser hijo único, o simplemente vivir solo. Comprendía a su madre mejor que muchos porque había vivido la mayor parte de su vida con ella, pero después de que se separaron tan abruptamente, se había acostumbrado a vivir solo, a no depender de nadie. Eso es algo que le gusta vivir con Jonggun, ya que el bastardo se despertaba cuando quería, bueno... excepto en los días que tenía que trabajar como guardaespaldas de la hija de Charles Choi, y no tenía que molestarlo con preguntas innecesarias.

No entendía por qué no le gustaba este tipo de vida "normal", si esto es lo que había querido al principio: una vida lejos del abuso y la pobreza extrema. Pero... Después de obtener de alguna manera este resultado en la búsqueda de una vida mejor, no le gustó en absoluto. A veces se preguntaba si conocer a Joon Goo y Jong Gun había cambiado su visión del mundo. Se burló un poco de sí mismo. ¡Claro! Esos dos bastardos le habían cambiado la vida, para bien o para mal. Lo había convertido en el monstruo ideal que querían engendrar, una máquina de matar, una máquina de combate que no se detendría en lo más mínimo.

(Recordemos los goles de Alexis, fueron dichos en el capítulo 1 de manera indirecta pero directa.)

Jonggun es una persona a la que puedes respetar bastante bien en el momento en que llegas a entenderlo, sin embargo, cuando no lo conoces, es mejor que ni siquiera te acerques a un hombre tan violento. No es violento como una persona que te va a atacar solo por hablarle o hacerle enojar, solo te ataca cuando es algo relacionado con lo que ambos estabais pensando: Pelear.

Objetivamente, la misión estaba en pleno apogeo. Los primeros pasos estaban asegurados.

1) Unirse a un clan: Hecho.

2) Ingresa a la prestigiosa Escuela Secundaria de Konoha: Listo.

Faltan muchos pasos, los pasos se agregarán durante el transcurso de la misión. No podría haber esperado que en menos de una semana todos sus planes se alinearan mágicamente, este no es un mundo de fantasía, donde todos los planetas se alinean y algo sobrenatural sucederá. Este era el mundo real.

El tablero no es algo que pudiera ignorar, especialmente cuando el tablero era uno de esos tableros con un fondo verde para que se vea mejor la tiza blanca. Similar al cliché que se ve en el anime japonés donde los protagonistas siempre permanecen en la misma posición durante todo el año, y la actitud durante una cierta cantidad de capítulos hasta que algo cambia mágicamente el curso de su vida. De una manera irónica, se sentía que él mismo era un personaje de anime, o un personaje inventado con el único propósito de ser fuerte y hacer que otros fueran más capaces de prosperar.