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Me puse de pie con dificultad cuando creí que perdería la cabeza en esas cuatro paredes. Comencé a caminar completamente mareada hacia la salida, necesitaba aire fresco. Algunas chicas al ver el estando en que me encontraba se detenían a verificar si estaba bien, pero yo no las escuchaba, en realidad no escuchaba nada. Las palabras de la carta se repetían en mi mente, como una grabadora que me quería torturar lentamente. Solté un jadeo cuando me estrelle contra la puerta. Ignorando los murmullos a mi alrededor, abrí la puerta y jalé todo el oxígeno posible a mis pulmones. Mis ideas poco a poco se iban aclarando y mi corazón acelerado se tranquilizaba.

-Señorita, ¿está bien?-pregunto uno de los agentes. No sabía en que momento los dos se habían acercado hacia mi.

Estuve apunto de abrir la boca para soltar todo lo que me había sucedido, pero algo me hizo cerrarla y respirar profundamente. En este momento no sabía que era real o no. Tal vez solo sea una estupidez y yo solo lo estaba exagerando. No le daría más problemas a la policía.

-Estoy bien-dije finalmente, intentando parecer tranquila- Si, solo necesitaba un poco de aire fresco.

-¿Está segura?-pregunto el otro agente, observando mi expresión de falsa seguridad- Parecía muy alterada cuando salió de casa.

-Si, estoy bien-dije con una sonrisa. Mis labios temblaron- Necesito ir a la biblioteca por algunas cosas-me excuse.

-La acompañamos-dijo uno. Yo asentí en agradecimiento.

Con las piernas temblando y con los pensamientos a mil por hora, comencé a caminar a paso rápido por el campus. Ahora que sabía que era observaba, me sentía realmente enferma. Parecía una paranoica mirando cada rincón a mi paso. No vi ningún indicio de Stu o Billy y eso me tranquilizó un poco. Tal vez la posibilidad de que todo haya sido una broma sea real, y nadie me esté acosando en este momento.

Cuando llegue al edificio de la biblioteca, solté un suspiro de alivio. Estaba segura que me volvería loca si seguía así. Camine con él cuerpo completamente tenso entre las estanterías de libros, buscando algún objeto con el cual distraer mi ansiosa mente.

Me dirigí hacia las computadoras. Podría escuchar algo de música para ayudar a relajar mi cuerpo. Evite por completo la canción de Thriller, me traía demasiados recuerdos de la noche en que asesinaron a Casey. Me coloqué los casco de la computadora en mis orejas y cerré los ojos, olvidando por completo las personas que estaban a mi alrededor.

Pero inevitablemente mi mente comenzó a reproducir todos los recuerdos de esa noche. Como Billy y Stu habían confesado su maldita obsesión por mi, como habían estado vigilando cada movimiento que hacía, como habían asesinado a mi hermana. Un sentimiento de tristeza de inmediato me inundó y mis ojos comenzaron a picar. Extrañaba demasiado a Casey. Siempre bromeando sobre lo que sucedía a su alrededor, haciendo mi día más feliz. Ellos me la habían arrebatado. Pero aun así, odiaba sentir esa sensación de nostalgia cada que pensaba en ellos. Extrañaba los comentarios inoportunos de Stu, sus abrazos y sus bromas. Extrañaba las palabras de apoyo de Billy cada que estaba triste, y también sus miradas intimidantes. No quería admitirlo, odiaba hacerlo, pero muy en el fondo, deseaba que ellos estuvieran conmigo.

Estaba traicionando a Randy al pensar de esta manera, lo sabía, pero no podía evitarlo. No se podía olvidar tan rápido a personas importantes que te marcaron y te marcaran de por vida. Ahora que sabía que había una posibilidad de que ellos estuvieran vivos, no sabía qué pensar.

La música de pronto se detuvo, haciendo que dieran un brinco. Abrí los ojos lentamente. La luz me encandiló por unos segundos, antes de que mis ojos se enfocaran en el computador frente a mi. Había algo escrito en el.

Solté un grito y me levante de golpe al leer el mensaje en la pantalla. Los policías, que estaban sentados a unos metros de mi de inmediato se pusieron de pie y corrieron hacia mi. Toque mi pecho con terror, creyendo que mi corazón sufriría un infarto.

"Morirás esta noche"

-El asesino está aquí-dije con la respiración acelerada, mirando a mi alrededor con miedo.

Un segundo mensaje apareció. Solté un jadeo de terror al leerlo.

"No pudiste proteger a tu novio"

-¡Randy!-grite con miedo. El pánico de inmediato comenzó a inundarme. Los policías de inmediato intentaron tranquilizarme, pero nada podría hacerlo en este momento más que ver a mi novio completamente ileso.

Me safe de los brazos de unos de ellos y corrí como si mi vida dependiera de ellos hacia la salida de la biblioteca. Tropecé con los escalones de la entrada, pero no me detuve en ningún momento. Sabía que Randy estuvo en una de las cafetería del campus, junto a Dewey, pero ahora desconocía donde estaba y eso me estaba volviendo completamente loca. El solo pensar que algo malo le ha sucedido, hacia un grito de terror se escapara de mi garganta. Yo no podía vivir sin el, era lo único que me mantenía en pie.

Me detuve de golpe cuando vi a Gale a unos pasos, inclinada en el pasto como si estuviera reteniendo una arcada. Con la adrenalina invadiendo todo mi cuerpo, me acerqué a ella.

-¿G-Gale?-pregunte entrecortadamente. Gale levantó la mirada y me miró con los ojos con plato, como si un fantasma acabara de materializarse frente a ella.

-Randy...-fue lo único que dijo y apuntó hacia un grupo de gente que se acumulaba frente a una camioneta.

Me separé de ella y camine con el corazón acelerado hacia la gente, que al verme comenzaron a alejarse para dejarme pasar. Fruncí el ceño cuando Dewey se puso frente a mi, impidiendo que siguiera caminado.

-Tara, no...-murmuró y me miró con lastima.

-Dewey, ¿qué pasa...?-la pregunta se fue con el aire cuando Dewey se movió y me dejó ver que era lo que habían estado viendo todas las personas.

Mi mente sé quedó completamente en blanco, mientras mis piernas perdían las fuerzas y caía al suelo, con la mirada fija en la traumática escena que me perseguiría toda mi vida. Un estridente grito de dolor salió de mi garganta. Apreté con fuerza mis manos en las piedras bajo ellas, hiriéndome, intentando despertar de esta horrible pesadilla. Randy estaba frente a mi, con su cuerpo lleno de puñaladas, completamente inmóvil.

-¡Randy!-grite con todas las fuerzas que tuve. Me arrastre por el suelo, ignorando las piedras que lastimaban mis piernas y tome su mano llena de sangre entre las mías. Su mano ya no desprendía calor como solía hacerlo, solo un frío que me hizo gritar con fuerza de nuevo.

Randy estaba muerto. Me la habían arrebatado como todo lo que alguna vez quise en la vida. Me abrace a el, sin importar que terminaría manchándome de sangre. Necesitaba despertarme de esta pesadilla. Esto no podía ser verdad, era un maldito sueño del que tenía que despertar.

Cuando el olor a sangre inundó mi nariz, comprendí que esto no era un sueño y realmente Randy se había ido. Chille con todas la fuerzas que tuve, mientras me aferraba a él con fuerza. Quería decirle que despertara, que todo estaría bien, que lo amaba, pero de mi boca solo salían gritos llenos de dolor. El no despertaría, no volvería abrazarme, no volvería a besarme, ni volvería a sentir su calor y cariño. Los gritos quemaban mi garganta, como si está estuviera en carne viva.

Unos brazos me separaron del cuerpo inerte de mi novio, pero yo luché con todas mi fuerza para que me soltaran. Quería estar con el, quería seguro abrazándolo el resto de mi vida. No quería que el que se fuera. Lo necesitaba conmigo.

Thriller ━━ ScreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora