169. HARRY POTTER

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JEGULUS

A Sirius le había sorprendido que Regulus lo citará en uno de los pasillos de Hogwarts, sobre todo desde que se había ido de casa, hacía ya un par de años. Pero igualmente fue, quería saber si su hermano había entrado en razón y le pediría un sitio donde dormir y quedarse a vivir, lejos de la familia Black. Sobre todo ahora cuando las alertas de un mago oscuro sonaban cada vez más fuerte. Sirius tiró su pelo hacia atrás y se sentó al lado de su hermano, que parecía realmente nervioso. Regulus lo miró y tragó sonriendo mientras algunas lágrimas se escapaban de sus ojos. Las limpió rápidamente, notando el ceño fruncido del mayor.

- Sirius.- Dijo antes de lanzarse para abrazarlo, el mayor lo hizo un poco confundido. Pero no podía negar que se sentía bien tener de nuevo a su hermano con él.- La he cagado.- Susurró separándose y mordiéndose el labio con nerviosismo.- Mamá y papá, ellos me han...- No pudo seguir hablando al sentir un nudo en su garganta, viéndose incapaz de contárselo, se levantó la manga dejándole ver la cagada.

Sirius al ver la marca, que se le estaba atribuyendo al nuevo mago oscuro, tatuada en la piel de este, miró con odio a su hermano. Regulus sintió como se rompía un poco más, él solo había acudido a Sirius a por ayuda, quería salir de esa mierda dónde su madre lo había metido. Sin dejar explicarle nada más, Sirius se levantó yéndose de allí sin hacer caso a las súplicas del menor.

El Black mayor entró a la habitación dando un portazo, James y Remus se giraron a la vez viendo como este pegaba un puñetazo a la pared, el grito lleno de rabia que dejó salir, hizo que los Gryffindor que pasaban por ahí se detuvieran a mirar al interior. James sonrió de forma forzada cerrando la puerta. Se giraron a ver como Sirius tiraba de su pelo antes de taparse la cara.

- ¿Qué ha pasado cariño?- Preguntó Remus arrodillándose delante de Sirius y quitándole las manos de la cara, el chico parecía devastado, sus ojos estaban tristes y algunas lágrimas se habían deslizado en silencio.

- Se ha unido.- Susurró de forma ausente, Remus acarició su mejilla obligándolo a mirarle.- Regulus se ha unido a Voldemort.- Susurró comenzando a llorar, el lobo lo abrazó con fuerza dejando que este llorara en su hombro.

Se sentía mal por su novio, sabía las ganas que tenía de que Regulus viera la realidad y volviera con él. Pero ahora esa posibilidad estaba cada vez más lejos. Remus miró a James, el lobo había empezado a sospechar lo que este sentía por el hermano de su novio, y sabía que la noticia no le había sentado mucho mejor que a Sirius. El de gafas tenía la mirada perdida en ellos, como si su mente estuviera muy lejos de esa habitación.

- ¿Y lo has dejado solo?- Preguntó James, volviendo lentamente a él.

- ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué lo felicitará?- Dijo a la defensiva Sirius separándose de Remus y mirando mal a su mejor amigo.- El muy sádico ha llorado y todo, para que me creyera que vendría por fin al lado correcto.- Gruñó Sirius negando hastiado. James abrió los ojos y se levantó para salir corriendo de la habitación.

Si algo había sacado en claro de la relación que estaba manteniendo en secreto con Regulus Black era que él nunca usaba el llanto para engañar, era incapaz de fingir el llanto, por lo tanto, si lloraba, de verdad estaba mal. No sabía el lugar exacto en él que se habían citado, pero sí recordaba que su amigo había comentado algo de un pasillo que daba al patio, así que recorrió esos pasillos hasta que en uno de los bancos se encontró a Regulus llorando en el hombro de un chico rubio. Si no recordaba mal, ese era Evan Rosier, un Slytherin que se dedicaba a molestar a sus compañeros de Gryffindor. Se acercó allí con una mirada sería y se detuvo delante de estos, el primero en mirarlo fue Evan, este frunció el ceño y con su mano libre apartó un mechón rubio de sus ojos.

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