La empatía de Will

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🔥 La empatía de Will 🔥

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🔥 La empatía de Will 🔥

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La primera noche de Will en casa de la familia Lecter es un suplicio. Echa de menos a su padre y no entiende por qué le ha dejado allí. Se siente abandonado. Su nueva casa es enorme, como un castillo, y Will piensa que se perderá si va solo a investigar. Allí, los Lecter se mueven a su antojo, conociendo cada rincón del hogar como la palma de su mano.

La pequeña Mischa, más joven que Will, le propone hacerle una ruta por la casa.

- Quiero ir con Hanni, Mischa - le da la mano a la pequeña, que se entristece.

- Hannibal no querrá ir contigo, Will. Ya verás.

Suelta su mano y se va corriendo para dedicarse a otra cosa. Cuando se es pequeño las decepciones duran lo mismo que un suspiro, estando el mundo lleno de oportunidades como está.

Will camina pegado a la pared, con un peluche de un Wendigo que ha encontrado, buscando a Hannibal. Ha sido el único que no ha querido pasar tiempo con él y es el único con el que Will quiere estar. El chico mayor llama la atención, tan callado. Will cree que está triste y quiere acompañarle en su tristeza.
Su padre le dijo que no contara a nadie el don que tenía, que la gente tendría miedo. La intuición de Will era mágica, empatía lo llamaban. Will simplemente se dejaba llevar por su instinto.

Por eso, cuando encuentra a Hannibal en la biblioteca, Will sabe que debe hacer todo lo posible para que ese chico le acepte. Le quiera. Es como un animal herido que al mínimo roce se aparta, listo para atacar.

- ¿Hanni...Bal? - pregunta tímidamente.

- Vete, niño - le responde sin levantar su vista del libro. Déjame en paz.

Will se acerca y se sienta frente a él, atreviéndose a mirarle fijamente. Hannibal es mayor que él, un par de años, y era inteligente. Hay muchos tipos de inteligencia, la de Will es esa percepción que tiene con el mundo. Hannibal es inteligente no sólo gracias a sus conocimientos adquiridos de los libros, sino también a su capacidad de conseguir lo que desea a través de otros. Entra en la mente de las personas y descubre qué necesitan, aprovechándose.

- ¿Todavía estás aquí? ¿No ves que estoy ocupado?

Mira a Will con sus ojos ámbar. Will asiente, sin miedo. Le gusta Hannibal, le gusta que sea tan alto y le gusta que no le juzgue todo el tiempo. Le gusta su dolor disfrazado de rudeza.

- Hanni, ¿podrías ser mi guía?

- Me llamo Hannibal, no Hanni, niño.

- Yo me llamo Will....

- Estoy ocupado, Will. Díselo a Mischa, seguro que quiere.

- Ya, bueno... es que le he dicho que quiero que seas tú.

Hannibal se queda observando detenidamente a Will. Sus ojos azules contrastan con la camiseta que lleva, lo que provoca que durante unos segundo se pierda en ese color tan especial. Will es diferente aunque no sabe por qué.

- ¿Por qué quieres que sea yo?

- No lo sé, sólo sé que quiero, Hanni. Por favor - se levanta y se sienta al lado de Hannibal.

- ¿Y qué gano yo a cambio? Dime, Will, por qué me merece la pena dejar este libro tan interesante para ir contigo.

Will levanta su mano y pasa un dedo por la mejilla de Hannibal, que le mira sin moverse (casi sin respirar). Odia el contacto, su padre hace años que no le toca y Mischa... bueno, a ella le permite en ocasiones un fugaz abrazo.
Lo que Will hace, conscientemente, provoca que caiga una piedra de la barrera de Hannibal. No es quizá una piedra grande, más es piedra al fin y al cabo.

- No quiero que estés triste, Hanni.

- ¿Triste? ¿Por qué voy a estar triste?

- A mí no puedes engañarme. Yo sé estas cosas.

Así que ahí está la magia de Will. Lo que le hace especial. La empatía.

- Si te acompaño, ¿me dejarás tranquilo?

- Para siempre no, Hanni. Unas horas sí. Palabra de Boy Scout.

- Pues vamos entonces, Boy Scout, no te dejes a tu amigo - se pone de pie.

- Will. Mi nombre es Will, Hanni.

Coge de la mano a Hannibal y salen por la puerta de la biblioteca. La pequeña mano de Will encaja perfectamente en la de Hannibal, y éste no se suelta, no quiere soltarse.

La magia de Will.
La inocencia de Will.
Los ojos azules de Will y su forma de llamarle Hanni.

Hannibal todavía no lo sabe, pero esa pequeña piedra que ha caído ha dejado entrar un minúscula rayo de sol, apenas perceptible. Un pequeño halo con el nombre de Will que calentará su mundo y, cómo el pequeño Will sabe, alejará poco a poco la tristeza que envuelve su corazón.

Hannigram infancia y adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora