capítulo 11

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No podía entender a qué se debían sus palabras, pero nada coincidía con sus acciones.

Lo único que sabía dentro de mi aturdimiento, era que Joseph es un patán, un poco hombre y que estaba completamente loco.

Jamás había peleado en mi vida con una mujer y mucho menos con un hombre, es obvio que la fuerza de Joseph me sobrepasa, pero jamás esperé de él que me pusiera una mano encima.

Recordé los tiempos en los que Joseph empezó a pretenderme, su linda sonrisa inocente... o al menos eso era lo que yo veía en él, porque en ese tiempo estaba enamorada. Me arrepentí de inmediato al tener aquellos lindos recuerdos del chico cariñoso del que me enamoré, el monstruo que tengo frente a mí es totalmente distinto o solo no lo conocí muy bien.

Bueno, dicen que nunca terminamos de conocer a una persona y ahora que lo pienso; es verdad.

Atontada, intenté incorporarme llevando mi mano hasta mi rostro el cual sentía como palpitaba de dolor.

-Yo no soy así, no soy un maltratador-lo escuché decir-. ¿Qué me pasa? ¿En qué momento me convertí en esto?

Mientras él hablaba para sí mismo en voz alta, intenté levantarme, pero no tuve éxito. Me sentía demasiado lenta y un lado de mi rostro se sentía ligeramente hinchado.

De pronto, Joseph me tomó por el cuello y me alzó, tenía demasiado miedo, pero no podía hacer absolutamente nada para defenderme de él, acercó mi oído a su boca y me dijo:

-Yo no soy un maltratador Leah. ¿Qué carajo me estás haciendo? ¿En qué me estás convirtiendo?

Un escalofrío me recorrió el cuerpo entero cuando su agarre se afirmó más en mi cuello y apenas podía respirar, entonces le tuve miedo a la fuerza de un hombre y hasta a la misma muerte, aún habían cosas que quería hacer, pero era víctima de un abusador.

Joseph me sacudía, mientras hablaba con tanta rabia de porqué le abrí las piernas a Marc, al parecer está obsesionado conmigo y con seguir queriendo ser el único hombre en mi vida, ahora me arrepiento de haber estado con él. Sentía cómo mi cabello se estremecía a la par de mi cuerpo y nuevamente las lágrimas se apoderaron de mis ojos ante el pánico.

No quería y no debía dejar que el miedo me gobernara por completo, así que llenándome de valor...me atreví a hablar:

-Yo no te he hecho nada cobarde-fue todo lo que pude decir, sentía que el aire me faltaba cada vez más y no debía enfrentarlo, lo más inteligente que podía hacer era ceder ante él.

Al menos fue lo que escuché días atrás en las noticias, por lo que callé.

Joseph se reía de mí como si gozara de lo que estaba logrando.

-Yo no soy ningún cobarde ternura, con esto espero que entiendas que eres mía y siempre lo serás. Eres inteligente Leah y sé que sabrás escoger...porque yo siempre estaré esperandote—se ríe y continúa—: ¿Sabes por qué? Porque yo sí te amo de verdad, ese modelito lo que quiere es jugar contigo y luego desecharte , no caigas mi amor, te prometo que terminaré con Chloe y seremos felices tú y yo.

Sin más estampó sus labios contra los míos, dejé que lo hiciera porque no tenía fuerzas para luchar contra él o saldría perdiendo.

Todo lo que quería era que terminara y se fuera, no quería estar un segundo más con él.

Cuando separó sus asquerosos labios de los míos me dijo:

-Espero que sepas lo que haces y lo que te conviene. ¡Ah! y ni una palabra de esto a nadie o te irá muy mal, ¿me entendiste? -asentí.

Tan solo quiéreme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora