Capítulo 3

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El trabajo en la cafetería Coffee Delight en las noches es bastante demandante, el lugar es ameno, agradable y siempre está lleno. 

Doy gracias al cielo que el ambiente laboral es bastante bueno y me llevo muy bien con todos. Incluso, nuestra jefa Sandra es muy buena y paciente, me aceptó en un horario que puedo manejar porque estudio y no tiene problema alguno.

Como también estoy muy agradecida con Helen, gracias a ella conseguí este empleo cuando más lo necesitaba y me cayó como anillo al dedo. 

A pesar de las cosas negativas que me han pasado y de las que he estado rodeada toda mi vida, también me han sucedido muchas buenas y que agradezco. 

Mientras Helen se encuentra doblando servilletas y arreglando unas cosas en la cocina, me dedico a limpiar y ordenar algunas mesas aprovechando que no hay muchos clientes. 

Cuando la campana de la entrada suena levanto la vista para saber quién entró, es verlo y rápidamente giro sobre mis talones, no sé porqué lo hago, parezco tonta, pero no quiero que me vea, aunque es muy tarde porque escucho su voz nuevamente. 

—Disculpe señorita, ¿puede atendernos?

Trato de poner mi mejor sonrisa, al fin y al cabo él no ha hecho nada más que ayudarme, y no sé porqué lo evito si no lo conozco, ya no puedo entenderme. 

Me giro nuevamente y agradezco que no esté viendome, se ríe por algo que está viendo en su teléfono y juro que el mundo desapareció a mi alrededor. Su sonrisa es capaz de calmarme, alterarme y hacerme olvidar lo malo en cuestión de segundos. 

Está muy bien vestido, tiene un suéter verde oscuro, un pantalón beige, tenis blancos, perfectamente peinado hacia atrás y su cabello rubio lo adoro, es perfecto y no encuentro ni un gramo de imperfección en él, hasta los anillos que tiene puestos me encantan.  

Dejo de mirarlo como tonta cuando su amigo se atraviesa en mi campo de visión impidiendo que pueda seguir contemplandolo en silencio. 

Su amigo me brinda una sonrisa cómplice mientras enarca una ceja, la sube y baja una y otra vez y sin poderlo evitar suelto la risa. 

Al hacerlo, el rubio mira en mi dirección y ahora es él quién me brinda una cálida sonrisa. 

—Nos volvemos a encontrar—expresa y yo asiento. 

Paso de él y poniendo mi mejor sonrisa respondo:

—Bienvenidos a Coffee Delight, por favor, tomen asiento para tomar su orden.

—Yo quiero un…

Las palabras del pelinegro quedaron en el aire cuando el rubio dijo:

—Me llamo Marc Hughes—extiende su mano y yo la tomo por educación más no le digo mi nombre—, hoy tuvimos un pequeño encuentro cuando te pasé tus lentes.

—¡Ah! eras tú—trato de restarle importancia y él sonríe—, gracias por el favor. Discúlpame por haberte tratado un poco mal.

Él asiente y entonces extiende su teléfono en mi dirección, lo observo como si tuviera dos cabezas.

—¿Me puedes dar tu número? Es la única manera en la que puedo perdonarte. 

¡Dios! Es la primera vez que un chico me pide mi número y aunque muera por dárselo no lo haré. Su amigo está que no se lo puede creer y yo mucho menos.

—Entonces lo siento mucho por ti, pero no te lo daré—su sonrisa desaparece y continuo—: Será mejor que ordenen pronto o vendrá otra chica a atenderlos. 

No debo olvidar jamás tener los pies bien puestos sobre la tierra y no perder la cabeza por una cara bonita. 

—¡Leah! —grita Helen acercándose a mi dirección y yo cierro los ojos cuando Marc esboza una amplia sonrisa— .Cuando termines con estos clientes atiendes la mesa cinco.

Cuando la mirada de Helen recae en Marc, le hago señas para que no diga nada imprudente. 

—Miren a quien tenemos aquí, nada más y nada menos que el nuevo chico popular que destronó en un día al popular capitán de fútbol americano y ex de esta señorita, Joseph Watson. 

Marc clava su impresionante mirada en mí y yo evito mirarlo.

—Me da gusto saber que es el ex y no el novio actual—expresa Marc sin quitarme el ojo de encima y no puedo evitar sorprenderme ante sus palabras—. Voy a ordenar unos waffles con frutas, jugo de naranja y tu número. 

Y sigue él con el tema de mi número, pero antes de que pueda contestar aparece la mano suelta de Helen, le arrebata de las manos el teléfono y anota algo en el y Marc sonríe con suficiencia, mi amiga le guiña un ojo y antes de retirarse me dice:

—Más adelante me lo agradecerás Leah. 

Estoy que  me pinchan y no sangro, mato a Helen, de hoy no pasa. 

¿Cómo se atreve a darle mi número como si nada e irse muy fresca?

Entonces Marc desvía la mirada a su teléfono y mientras escribe algo, su acompañante me dice:

—Cuando Marc quiere algo, no descansa hasta conseguirlo—ruedo los ojos—. Yo voy a ordenar un trozo de pie de manzana y un café, por favor. 

Su amigo me guiña un ojo y sonríe ampliamente, ellos están locos.

Cuando me retiro para entregar la orden, no logro llegar a la barra, mi teléfono vibra y lo saco del bolsillo del delantal.

Tengo un mensaje de un número desconocido y cuando lo leo siento que el corazón me empieza a latir como loco.

Desconocido_6:30pm

Me encantas, espero ver tu sonrisa más seguido en tu linda carita. ¡Ah! Marc Hughes es mi nombre, deja de ser tan odiosa conmigo y déjame conocerte. 

Su mensaje muy lejos de disgustarme, me ha encantado; por lo que respondo:

Leah_6:31pm

Leah Price, es un gusto Marc Hughes, tal vez deje que me conozcas. 

Registro su número y entonces me llega otro mensaje.

Marc Hughes_6:33pm.

Ese “tal vez” me encanta. Creo que tengo esperanzas.

Sonrío y a la vez estoy algo nerviosa, esto que me pasa con Marc es nuevo para mí, han pasado muchas cosas en un solo día y no sé si esta vez el destino está conspirando a mi favor. 

Me dedico a llevar su orden a la mesa y atender otros comensales, cuando ellos al fin se retiran de la cafetería siento que puedo respirar con tranquilidad. En ningún momento dejé de sentir su fuerte y penetrante mirada sobre mí, solo cuando lo vi marcharse pude estar tranquila. 

🌻✨Hola bellezas, les dejo otro capítulo de esta historia, espero les esté gustando y me dejen sus comentarios al respecto, gracias por el apoyo✨🌻

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