Marc lucía cansado, podía notarlo en sus preciosos ojos. Me llevó a cenar a un precioso restaurante italiano con ambiente romántico, al parecer van muchas parejas a ese lugar, es precioso y la comida es deliciosa.
Cuando salimos de aquel lugar me sentía nerviosa, mi petición de quedarme con él no había sido denegada y estaba ansiosa, muy nerviosa. Habían pasado días desde la única vez que estuvimos juntos íntimamente.
Soñaba, anhelaba un segundo encuentro de nuestros cuerpos, jamás me había sentido de esta manera, tan despierta, tan viva con un hombre.
Cuando Marc abrió la puerta del departamento donde vive con su padre, quedé impresionada con todo el lujo que desprende este lugar, es elegante, sofisticado y moderno.
Pude apreciar amplios ventanales que muestran una vista preciosa de la ciudad, las cortinas grises están recogidas para mostrarme parte de Nueva York al anochecer.
Las paredes en un azul oscuro con detalles en plateado le dan un toque espectacular al lugar, noto cuadros de pintores reconocidos que deben costar una fortuna en las paredes. Unos amplios y espectaculares muebles en color gris con una mesa de centro redonda de cristal le dan un toque perfecto a la amplia sala.
La cocina es un lujo que una simple mortal como yo, tardaría en obtener. Es tan moderna y de ensueño que no me provoca salir de ella. Sonrío con cada paso que doy, estoy maravillada con el hogar de Marc.
Hasta que la sonrisa abandona mi rostro y me detengo en medio de la sala, giro mi rostro hacia los ventanales apreciando la ciudad, Marc se posa en mi espalda abrazándome desde atrás con sus fuertes y seguros brazos.
—¿Qué ocurre, mi princesa?—susurra en mi oído.
Aunque me encanta lo que él me hace sentir, no deja de preocuparme la diferencia de clase social que hay entre nosotros. Sé que es estúpido pensar en ello, pero es evidente entre nosotros e importante para mí.
—Tu departamento… tu vida, es lujosa Marc y…
—Sé por el camino que vas Leah, así que detente—hace que me gire entre sus brazos para mirarme directo a los ojos—. Quiero que conozcas todo de mí porque no planeo esconder nada, esta es mi vida, es verdad; nací en cuna de oro y no puedo evitarlo. Pero eso no quiere decir, que yo tenga todo esto, esto que ves es producto del trabajo de mi padre, de su dinero y esfuerzo, yo aún no tengo nada. Es obvio que mi padre me va apoyar en mis primeros pasos, pero no quiero obtener nada que no sea por esfuerzo propio. Estoy igual que tú—acaricia mi rostro—, lo único que tengo ahora y lo que realmente me importa eres tú, no me importa si tienes dinero o no, lo que en realidad importa es lo que ambos sentimos, porque estoy seguro de lo que siento por ti.
Sus palabras emocionan a mi corazón de gran manera.
—Lo siento, yo… no puedo dejar de comparar tu vida con la mía—expreso sincera.
Marc junta su frente con la mía haciendo que nuestros alientos se mezclen.
—¿Crees que me importa que no seas de la misma clase social que yo?—lo observo sin inmutarme—. Si fuera así no te hubiera perseguido hasta tenerte como novia. Eso no es importante ya que sin nada venimos a este mundo y de igual manera nos vamos. Deja tus miedos amor y entrégate a mí sin reservas.
Sus palabras salen tan lindas de su boca que me erizan toda la piel. Siento en este momento mis piernas de gelatina, cuando Marc se aproxima a mi rostro y se inclina para besarme, quedo sin aliento, es que en este preciso momento se me ha olvidado cómo respirar.
Él sonríe bajo mi atenta mirada, entonces solo besa mi frente y toma mi mano hasta guiarme a su habitación. Quedo igual de impresionada como cuando entré al departamento, la habitación de Marc es oscura, misteriosa, pero preciosa.
Cuando él enciende las luces es otro mundo, tiene fotos con su padre, con su amigo y noto una foto con una linda chica, no digo nada, prefiero ignorar porque no quiero estropear la noche con mis inseguridades.
La cama es enorme, tiene sábanas negras de seda, el aroma que desprende su cuarto es el de Marc y lo adoro, tiene una amplia puerta que conduce a un espectacular vestidor con closet y la otra puerta es el baño de ensueño que todos quisiéramos tener.
Quedo maravillada al notar la pequeña biblioteca que tiene en su cuarto y que posee libros de Stephen king.
Noto las manos de Marc enredarse en mi cintura y me atrae a su cuerpo.
—Veo que la biblioteca es lo que más ha llamado tu atención.—susurra en mi oído.
—Me encanta, tu habitación es preciosa.
—No tanto como tú.—me dice y sonrío—. Ve a ducharte hermosa, debes estar cansada—asiento.
—Tu también te ves cansado, ¿día largo?—pregunto mientras acaricio una de sus manos que sujeta mi cintura.
—Muy largo sin ti—me dice y sonrío.
Con una sonrisa pícara me alejo de él y me adentro en el baño, cuando termino de ducharme salgo envuelta en un albornoz y Marc no deja de recorrerme de pies a cabeza.
Su mirada me pone nerviosa porque es profunda, solo me mira y me mira sin decir una palabra, entonces peligrosamente se acerca a mi y con una sonrisa se adentra en el baño, puedo respirar cuando escucho la ducha.
Aunque no quiera, la curiosidad me lleva a ver nuevamente la foto en la que está con la chica, se ven felices y sonrientes, puedo notar que es de varios años atrás porque Marc se ve mucho más joven, mis ojos se detienen en la unión de sus manos entrelazadas, lo que me lleva a preguntarme si Marc tiene una novia y la engaña conmigo.
Ahora todo es confuso para mí. Prefiero dejar la foto donde está y esperar el momento para preguntarle.
Marc sale con un albornoz del baño y se adentra a su closet y sale vestido con un short de pijama y una camisa de mangas cortas, se ve sexi. Trae en su mano una camisa y la extiende en mi dirección.
—Es mi camisa favorita—me dice y sonrío cuando veo que es de Kiss un grupo de rock estadounidense.
—Me encanta.
Cuando quiero retirarme para colocarmela me detiene.
—Por ahora, te quiero sin ella—me dice con voz profunda y sensual, tanto que ya siento mi vientre contraerse, mi centro palpitar y humedecerse por él—Te deseo, mi princesa.
—Y yo a ti—le digo sin apartar mis ojos de los suyos—. Te necesito dentro de mi Marc, hazme tuya, ámame como nunca.
Entonces se acerca a mi y lo detengo, soy yo quien toma la iniciativa y lo beso con hambre, con deseo y pasión desenfrenada.
Lo despojo de cada una de sus prendas y celebro internamente al verlo tan duro, grueso, erecto y dispuesto solo para mí.
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Tan solo quiéreme
RomanceTras tres años de una relación "sólida" con Joseph Watson este le pide terminar. Para Leah, darse cuenta de que su mejor amiga, esa que consideraba su hermana, sale con su único amor le termina de romper el corazón. En su último año de universidad...