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"No tienes que hacer esto" gesticulo el castaño mientras se quitaba su chaqueta.

"Si no lo hago, los mocosos pensaran que pueden librarse de los castigos sin más" devolví de la misma forma, ganándome una brillante sonrisa de su parte.

"No lo harán, te tienen miedo"

Me encogí de hombros en respuesta antes de echar un vistazo alrededor de la clase, dándole una mala mirada a las caritas ansiosas de las chicas. Podía ser un buen adulto y decir que yo mismo me había metido en eso, llevándome toda la culpa. Pero jamás había sido la persona más madura o justa, así que pensaba culpar a esas bonitas caritas maquilladas de mi situación.

Una de las gemelas Marius, Cameron o tal vez era Tais, no podía diferenciarlas aún, me dedicó una sonrisa maligna antes de dejarse caer en su banco de trabajo, la satisfacción vibrando en sus ojos oscuros.

—Apestosos niños mimados. —murmuré bajo, asegurándome de que ninguno me oyera.

La risita infantil de Liam me hizo saber que no había hecho un buen trabajo. El ojimiel estaba de pie a mi lado, mirándome con diversión. Rodee los ojos y lo llevé hasta el centro de la clase, ayudándolo a subir a un pequeño banquito que las chicas habían sacado vaya Dios a saber de donde.

—Haremos esto en dos fases de veinte minutos con un intervalo de diez minutos para descansar, ¿les parece? —una vez que recibí la afirmación que quería, me giré hacia Liam y rodee su cintura con mi brazo suavemente—. Si el director se entera, estoy muerto. —murmuré.

"Deberías pensar mejor tus castigos la próxima vez". gesticulo el castaño, ganándose una mirada fulminante de mi parte.

—Empecemos con esto. —gruñí.

Liam volvió a reír y yo volví a girar los ojos.

—¡Debe besarlo! —se quejo una chica cuando yo solo apoye mi mejilla contra la de Liam.

La miré como si estuviese loca—. ¡No voy a besar a un alumno! —sentí a Liam estremecerse en mis brazos—. El director Jonhson me colgaría de las pelotas si se entera y la verdad, personalmente, me gustan mis nueces como están.

Parpadeo—. Usted es el profesor más extraño que hemos tenido —dijo con la sombra de una sonrisa en sus labios. Hizo un gesto vago con la mano—. Le estoy pidiendo que bese su mejilla. El cuadro se llama El Beso, sin beso no hay cuadro.

Puse mala cara. Odiaba cuando alguien más tenía razón.

Liam palmeo mi pecho, logrando que lo mirara "¿Me besaras, Romeo?" bromeo.

Al parecer el niño se había despertado con ganas de tocarme las narices, porque la verdad era lo único que estaba haciendo. Girando su rostro con mis manos, apoye mis labios en su mejilla en un suave beso, escuchando el sutil suspiró que Liam dejo salir mientras rodeaba mi cuello con un brazo mientras se aferraba al frente de mi camiseta con el otro. Sin tener que alejarme para observarlo, sabia que Liam estaba en la posición exacta que la ninfa Dafne en el cuadro.

—Esta es la imagen exacta que tenia en mente. —exclamo una de las gemelas.

El tiempo pasó rápido y antes de que me diera cuenta, una de las ratas que se hacían llamar hombres y me habían dejado a merced de los buitres femeninos, me alerto sobre la hora. Alejándome lentamente del castaño, les permití salir del salón para buscar algo de que comer que no fuese mi maldita paciencia. Rodando los ojos, me recordé mentalmente que debía dejar de tratar a mis alumnos como animales carroñeros, no porque no lo fueran, sino porque un día se me podría escapar el cariñoso apodo y me metería en un lio.

Intocable |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora