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—Estas tan jodidamente loco, Louis. —reí, sacudiendo la cabeza al recordar la escena del restaurant.

El ojiazul arrojo la cabeza hacia atrás, mirando hacia el cielo con una sonrisa adornando sus suaves rasgos—. Joder, ¿viste su cara cuando clave el cuchillo en la mesa? —negó suavemente, volviendo a mirarme—. Debería haber traído la cámara, esa era una imagen para recordar.

—Te aseguro que mientras viva no voy a olvidarme de esa expresión de miedo en su rostro —aseguré—. Por un momento estuve tentado a mirar debajo de la mesa para comprobar si no se había meado encima.

Se detuvo en el centro de la vereda, frente a mí, mirándome con una sonrisita—. Vamos, quiero oírte decirlo.

—¿Decir que?

—Tu sabes a que me refiero, Zaynie —rió suavemente—. Quiero escuchar de tus propios labios lo bien que me salió la actuación del restaurant.

Me aclare la garganta, intentando no reírme—. Señor Tomlinson, realmente debo felicitarlo, jamás había visto una actuación tan digna de un Oscar como la de hace un rato —aprete su hombro con mi mano—. Eres un genio de la actuación.

—¿A que si? —salto en el lugar, sus ojos azules brillando con júbilo—. Tu tampoco estuviste mal, con todo eso de decirle a la chica que guardara el cuchillo y demás. En serio, estoy pensando seriamente en llevarte conmigo a California para que hagas un par de audiciones.

—Cállate, idiota, yo no tengo pasta de actor —pase un brazo sobre sus hombros, comenzando a caminar nuevamente—. ¿Como rayos me encontraste? Juro que cuando te vi entrar al restaurant con el cuchillo casi me da un infarto.

Eso logró que soltara otra risita—. En realidad, la parte de tenerte rastreado era verdad —me dedico una sonrisa inocente—. Yo también me preocupo por ti, Zaynie. Cuando me dijiste lo de la cita, solo rastree tu teléfono y fui al restaurant.

—Podrías haberme avisado, ¿sabes? —me queje—. Tuve que improvisar.

—Lo siento, pero si te hace sentir mejor estuviste increíble allá.

—Viniendo del gran Louis Tomlinson me siento realmente halagado —reí—. ¿Que crees que haga ahora?

Se encogió de hombros—. Ni idea. —aceptó—. Pero te apuesto que lo averiguaremos pronto.

—Solo espero que no afecte mi trabajo —dije—. Acepto que me esta gustando un poco todo esto de la enseñanza.

—¿En serio? —elevo una ceja hacia mi—. ¿Es la enseñanza o tus viejos sentimientos hacia Noah renaciendo?

—No, yo ya no siento nada por Noah —acepté—. Lo admito, es caliente y tiene un culo increíble pero no me produce nada.

—Uff —soltó un suspiro de alivio—. Me asuste por un momento, pensé que iba a tener que aceptar al idiota como mi cuñado.

—No como tu cuñado pero tal vez como algo más —lo miré significativamente, moviendo mis cejas para darme a entender cuando me miró extrañado.

Su boca se abrió al igual que sus ojos, en shock—. ¡Dios me libre! —chilló cuando salió de su estupor—. ¡No digas cosas como esas o te lavo la boca con jabón, ya lo hice una vez y no tengo miedo de repetirlo!

—Oh Dios, no me hagas recordar eso. Estuve saboreando el jabón en mi boca por semanas —hice una mueca—. Pero hablando en serio, ¿acaso no viste como te miraba Noah?

—¿Asustado?

—No, luego de que se le fuera el susto —hice un gesto con mi mano—. Pensé que iba a arrojarte sobre la mesa y follarte en cualquier segundo, frente a todo el mundo.

Intocable |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora