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El equipo estaba listo, y nos dirigimos a nuestros respectivos vehículos

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El equipo estaba listo, y nos dirigimos a nuestros respectivos vehículos. Los refuerzos viajarían en las camionetas para no levantar sospechas. Lia se acercó y se preparó para subir al automóvil conmigo. Le sostuve la mirada, tratando de expresar mi preocupación.

—Lia, por favor, quédate atrás esta vez. La situación podría volverse peligrosa y no quiero que corras riesgos innecesarios —le supliqué con una voz suave, aunque mi tono reflejaba mi preocupación.

Ella me miró con obstinación, con esos ojos decididos que tanto me recordaban a mí mismo.

—Jimin, sé cuidarme sola. No quiero quedarme atrás en esta misión. Necesitas tener confianza en mí. Además, ya demostró que puedo manejar situaciones complicadas —dijo con determinación, como una verdadera Kim.

Asentí, sabiendo que persuadirla era inútil. No podía evitar sentir un orgullo mixto con la preocupación. Acaricié su mejilla con ternura.

—Está bien, pero por favor, mantente a salvo. No puedo soportar la idea de que te lastimen —le susurré antes de soltarla.

La misión se desarrolló sin contratiempos en las primeras etapas. Seguimos nuestras rutas designadas, y Lia se mantuvo cerca de mí, vigilante y lista para actuar en cualquier momento.

Llegamos a Daegun, donde la mercancía estaba almacenada, y comenzamos a coordinar la operación. No era la primera vez que nos enfrentábamos a los Min, y estábamos preparados para defender lo que era nuestro.

Sin embargo, lo que ocurrió a continuación fue una pesadilla. Los Min habían preparado una emboscada bien organizada. Una ráfaga de disparos y explosiones nos atrapó por sorpresa. El caos se apoderó de la escena, y una sensación de peligro inminente se apoderó de todos nosotros.

A pesar de nuestros esfuerzos, nos encontramos en medio de un tiroteo intenso. Los refuerzos llegaron para respaldarnos, pero la situación se volvió más desesperada con cada minuto que pasaba.

De repente, una gran explosión sacudió el lugar. El fuego y el humo se apoderaron de todo, y la confusión reinó. Intenté localizar a Lia en medio del caos, pero la visibilidad era nula.

El miedo se apoderó de mí, y una sensación de impotencia me invadió. ¿Dónde estaba Lia? ¿Estaba una salva? El tiempo se volvió un enemigo implacable mientras luchábamos por encontrar a nuestros compañeros y escapar de aquel infierno.

La misión que parecía rutinaria se había convertido en una pesadilla, y temía que las consecuencias de este enfrentamiento cambiarían nuestras vidas para siempre.

Mi desesperación llegó al no encontrar a Lia,sin oídos estaban tapados,no escuchaba bien,pero de lo que si estaba seguro es que me vengaria de los Min como diera lugar.

Mi desesperación llegó al no encontrar a Lia,sin oídos estaban tapados,no escuchaba bien,pero de lo que si estaba seguro es que me vengaria de los Min como diera lugar

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Todos estábamos en medio de una importante reunión en la sede de nuestra organización cuando el tono urgente del teléfono de Lia rompió el silencio. La sorpresa me invadió mientras veía su nombre parpadeando en la pantalla. Al responder, pude escuchar sonidos de disparos y una explosión al otro lado de la línea. Mis sentidos se agudizaron de inmediato, y me levanté de mi asiento con rapidez.

Con solo una mirada, transmití a mis hermanos que Lia estaba en peligro, al igual que los Park, y no podía permitir que les pasara nada. La unidad familiar y la protección de Lia eran prioridades absolutas.

Rápidamente, abandonamos la empresa, cada uno subiendo a nuestras camionetas preparadas para cualquier emergencia. Nuestros refuerzos seguían detrás de nosotros, listos para actuar si fuera necesario.

Los Min eran conocidos por ser unos verdaderos desalmados, pero lo que más me desconcertaba era la pregunta que revoloteaba en mi mente: ¿Qué diablos estaba haciendo Lia en ese lugar peligroso?

Cuando llegamos al lugar, los disparos y la confusión aún reinaban en el aire. El sonido de la guerra nos envolvía, y era evidente que estábamos en medio de una situación extremadamente peligrosa. Ordené a mis hombres que actuaran con precisión y comenzaran a trabajar para asegurar la mercancía de los Park, mientras que otros se encargaban de mantener a raya a los Min.

La tensión era palpable en el aire, y sabía que esta situación inesperada podría cambiar nuestras vidas de manera irrevocable. Mis pensamientos se centraron en Lia y en lo que podría haberla llevado a estar en medio de un enfrentamiento de tal magnitud. Mi determinación de protegerla y descubrir la verdad se fortalecía a medida que avanzábamos en esta peligrosa misión.

Mientras nuestros hombres se enfrentaban a los Min y se abrían paso en medio del caos, mi preocupación por Lia no hacía más que aumentar. Me aferraba a la esperanza de que estuviera a salvo en algún rincón del lugar, pero no podía permitirme el lujo de distraerme en medio de la batalla.

De repente, escuché un grito que heló mi sangre. Era la voz de Lia. Mi corazón dio un vuelco y, sin pensar en las consecuencias, me lancé hacia el lugar de donde provenía el grito, sorteando los obstáculos que se interponían en mi camino.

Cuando llegué al punto de origen del grito, lo que vi me dejó sin aliento. Lia yacía en el suelo, herida, con una mano apretando una herida en su hombro y la otra sosteniendo una de las armas que habíamos traído. Su mirada reflejaba determinación, pero también dolor.

Sin pensarlo, me arrodillé a su lado y la rodeé con mis brazos. El sonido de los disparos seguía retumbando a nuestro alrededor, pero en ese momento, el mundo parecía detenerse.

—Lia, estás herida. ¡Dios mio! —exclamé con angustia mientras buscaba con la mirada una señal de nuestros médicos. Uno de ellos, con experiencia en situaciones de combate, se acercó rápidamente.

Lia me miró con fuerza en sus ojos, a pesar del dolor que debía de estar sintiendo.

—Nam, no puedo dejar que me hagan esto. Tenemos que proteger la mercancía, es lo más importante —dijo, tratando de mantener su postura valiente.

El médico comenzó a trabajar en su herida mientras yo seguía sosteniéndola. Los Min estaban cada vez más cerca, y la situación se volvía cada vez más tensa. La protección de la mercancía era crucial, pero la seguridad de Lia estaba por encima de todo.

Nuestros refuerzos luchaban con valentía, pero estábamos en una posición comprometida. Hice una llamada rápida a Han, quien estaba coordinando a nuestros hombres.

—Don-San, necesitamos evacuación médica para Lia de inmediato. Está herida —informé con urgencia, mientras mantenía a Lia cerca de mí.

El tiempo parecía alargarse mientras esperábamos la evacuación. La herida de Lia parecía seria, y mi propio dolor físico comenzaba a hacerse sentir. Uno de los disparos me había rozado en el brazo.

Finalmente, los sonidos de sirenas se acercaron y el equipo médico llegó. Lia fue cuidadosamente trasladada a una ambulancia mientras yo la acompañaba, sin apartar la mirada de su rostro pálido y decidido.

El enfrentamiento con los Min continuaba, pero mi atención seguía centrada en Lia y en asegurarme de que estuviera a salvo. Esta situación inesperada había cambiado nuestras vidas de una manera que nunca habríamos imaginado, y estaba claro que las consecuencias de este día nos perseguirían en los días por venir...

𝐻𝐸𝑅𝑀𝐴𝑁𝑂𝑆 𝐾𝐼𝑀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora