Capítulo 20

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Rubia.

Ojos azules.

Un poco más alta que yo.

Delgada.

Guapa.

Segura de sí misma.

Carismática.

Es decir, todo lo que yo no era.

Ese día cumplíamos un año. Yo iba a tu casa muy emocionada con el regalo que yo misma había hecho con mis propias manos y que tanto me había costado hacer.

Un ramo de tulipanes hechos de papel, tal y como aquel que me regalaste en nuestra primera cita, antes de ser pareja.

Hechos con todo mi amor.

El material acabó arrugado y roto en el suelo de tu habitación cuando te vi con ella.

Tu otra novia.

Aquella con la que llevabas ya seis meses.

Aquella con la que empezaste a salir justo cuando yo te confesé que no experimentaba atracción sexual.

Vaya sorpresa me llevé cuando me enteré de que ella antes era tu mejor amiga, a la que nunca me habías presentado.

En ese momento, con los ojos rojos y húmedos, entendí que nada iba a cambiar.

De hecho, nunca había cambiado, a pesar de haber llegado a pensar que sí.

Tú me hiciste creer en el amor, y tú mismo me diste motivos para dejar de hacerlo.

El chico del autobús (relato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora