Epílogo

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Dejé de teclear y apagué la pantalla del ordenador. Ayer comencé a plasmar lo que vivimos. Había escrito varios poemas pensando en ti, pero quise hacer algo más contundente.

Quería contar nuestra historia.

Contarle al mundo lo que sufrí por ti, y lo mucho que llegué a aprender.

Me levanté de la silla y salí de mi habitación.

Alguien había llamado al timbre de casa y no había nadie más que yo en ese momento.

Abrí la puerta.

Y entonces te vi.

Después de dos años sin vernos, ahí estábamos nosotros. Cara a cara de nuevo.

Me fijé en el ramo de tulipanes rosas que sujetabas con las manos.

—Hola.

Me quedé en silencio, procesando lo que acababa de ocurrir.

Quise contestarte porque ya no sentía nada por ti, ya no me dolía verte. Pero cuando dijiste...

—He roto con Jacinta.

...cerré la puerta de golpe.

Lo único que pensé, fue:

—Jacinta. Vaya nombre.

FIN

El chico del autobús (relato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora