Devastación

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SKY

Me había cubierto la cara con las manos, no solo porque estaba segura de que un ataque brutal estaba a punto de desatarse sobre mí y mis amigos.

Pero también porque acababa de presenciar cómo mi querida amiga Mariana intentaba quitarse la vida.

Era un espectáculo demasiado horrible para las palabras o la explicación.

Agazapada lejos del enjambre de lobos que se acercaban, estaba segura de que una muerte súbita era inevitable.

Nos superaban en número y en fuerza.

Sin embargo, me sorprendió que el ataque para el que me preparaba no se produjera.

Oí a Alex jadear a mi lado y abrí los ojos.

¡¿QUÉ?!

Los cerré con un parpadeo y los volví a abrir, porque debían estar engañándome.

No había manera de que estuviera viendo lo que creía que estaba viendo.

Harper.

Mi amiga que había sacrificado su vida por mí.

Pateando el culo de alguno de los hombres lobo.

Parecía completamente imposible, pero estaba segura de que era cierto.

Mientras Harper desviaba a cada uno de los que se acercaban, los lobos atacantes se fueron cansando y se giraron hacia Anthony en busca de orientación.

Pero Anthony parecía desconcertado, tanto por el arrebato de Mari como por la repentina aparición de un fantasma en el campo de batalla.

—¡Retirense! —gritó a su ejército, y éste retrocedió tratando de orientarse.

—¡Harper! —llamé a mi amiga y corrí hacia ella, con los brazos extendidos.

Casi pensé que la atravesaría, pero en lugar de eso me encontré con una abrazo que creí que no volvería a recibir.

—Qué... Cómo... Tengo demasiadas preguntas —dije, sin saber por dónde empezar.

—Yo también —respondió—. Todo lo que sé es que escuché la oración de Mari pidiendo protección del otro lado y respondí.

Con eso, lanzó su puño, que hizo contacto con un lobo que se lanzaba hacia nosotras. Alex lo tomó de rebote y los tiró al suelo.

Estaba claro que no tenías más tiempo para ponernos al día.

Estaba claro que la batalla no había terminado, pero ahora teníamos un soldado más de nuestro lado.

ZARA

Volví a mi forma humana y me apresuré a llegar a Mari.

No había tiempo para lamentarse por la forma sin vida de Kook, que yacía en el suelo junto a ella.

Mi cuerpo no pudo sentir todo el dolor hasta que estuvimos fuera de la línea de fuego. Pero sabía que Mari debía estar e una completa y total agonía por la pérdida de su compañero.

No es de extrañar que intentara clavar esa daga en su corazón.

Cuando por fin llegué ella, me miró con los ojos inyectados en sangre.

Mordida Por El Alfa (Jeon Jungkook) (T3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora