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El carruaje se llenaba con el peso de una melancolía cruel y dolorosa, el olor a tristeza saturaba el aire, llenando las paredes del carruaje

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El carruaje se llenaba con el peso de una melancolía cruel y dolorosa, el olor a tristeza saturaba el aire, llenando las paredes del carruaje. Sus lágrimas habían cesado, porque ya no podía escuchar el terror que reinaba más allá de su nido de lamentos. Las espadas chocando en una sinfonía agonizante, los aterradores gritos de dolor y los relinchos de los caballos formaron una escena no vista, pero inquietante.

Estos sonidos profundizaron su remordimiento, un amargo recuerdo de haber abandonado a su amado alfa en medio de un campo de batalla donde la supervivencia parecía una esperanza lejana. El solo pensamiento lo hizo estremecerse, mientras la imagen de un futuro en el que podría perder no sólo a su alma gemela sino también al padre de la vida que crecía dentro de su vientre.

Inquieto, se removía dentro del carruaje, asechado por una incesante cantidad de visiones espantosas, cada uno peor que la anterior. Se aferraba a su vientre, mientras temblaba de ansiedad, y lo único que podía hacer era suplicar a su único Dios, rogando fervientemente por el regreso sano y salvo de su prometido.

En medio del tormento de sus propios pensamientos, un sonido llamó su atención. Sumergido en un mar de lamento, no había sido capaz de notar el extraño ritmo que compartía su viaje: un golpe incesante similar al galopeo rítmico de los cascos de un caballo. Sin embargo, no podría ser eso, no después de dejar atrás las fronteras de Seúl.

Una extraña inquietud le surgió desde la boca del estómago, el sonido recurrente se extendió hasta sus oídos con una resonancia siniestra. El techo del carruaje ya no se sentía un lugar seguro; en cambio, era presa de algún depredador malévolo y sin nombre, que esperaba en las sombras, listo para atacar con intenciones letales.

Aun temblando, tomó la decisión de levantarse, mirar hacia afuera y así deshacerse de aquella desconcertante inquietud. Pero sus intenciones se vieron frustradas cuando el carruaje se detuvo repentinamente, enviándolo al suelo e impactando contra los asientos delanteros. El dolor irradiaba de su brazo, dándose cuenta del asalto que ahora enfrentaba.

Con la mente confusa por el miedo, salió del carruaje sin haberlo pensado demasiado, su curiosidad superó a la precaución. Se fijó a su alrededor, todo lo que los rodeaba estaba falto de algún rastro de humanidad, sólo el distante follaje de árboles y un grupo de arqueros montados en corceles. Del lado contrario visualizó una escena, el cochero libró una lucha desesperada contra dos arqueros a caballo, una lucha desigual. Sin embargo, empuñaba su espada con gracia que contradecía su desventaja.

Uno de ellos cayó y el cochero lo eliminó rápidamente. Pero su guardia flaqueó y no pudo ver al otro arquero que preparaba su flecha con intención mortal. Seokjin, presa del terror, actuó por instinto y se abalanzó para arrebatarle la flecha al arquero. En una lucha desesperada, la tela se rasgó mientras intentaba derribar al hombre de su caballo. Las probabilidades estaban en su contra; el arquero, un alfa, superaba sus fuerzas por mucho.

Con una última alternativa, el arquero lanzó a Seokjin fuera de su alcance, y al tiempo lanzó su flecha qué encontró su marca en el pecho del cochero. En medio del miedo y la desesperación, Seokjin encontró su voz en una advertencia inútil, un intento desesperado por salvar al cochero del ataque fatal del arquero. La flecha dio en el blanco, un cruel acto qué no pudo ser evitado.

𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞 𝐎𝐟 𝐃𝐚𝐞𝐠𝐮...✍︎ 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐕 ♔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora