CAPÍTULO ONCE,
sin interés—¿PUEDES DEJAR DE MIRARME? —se quejó Artemis, levantando la vista de su libro para mirar a Harry Potter.— Intento concentrarme en esto. Si no estudias, lástima por ti, pero no me molestes.
Harry sonrió antes de tomar su libro.
—No puedo creer que el año esté llegando a su fin y todavía no hayamos tenido una verdadera charla como amigos.
—Ni siquiera somos amigos.
—Aunque no quieras ser mi amiga, me ayudaste indirectamente con Nicolas Flamel y...
—Si hubiera sabido que te estaba ayudando, no lo habría hecho.
—!Arty! —Harry se rio— incluso si no estás de acuerdo, te considero como una amiga.
—Bueno, yo no.
Cuando comenzaron los exámenes, Artemis se encontró leyendo una y otra vez la carta que su hermano le había enviado ordenándole que sacara buenas notas. Artemis no tenía dudas de que iba a sacar buenas notas (era inteligente), pero ninguno de sus compañeros había recibido una carta exigiendo buenas notas de sus padres.
En el aula donde hicieron los exámenes hacía mucho calor. Habían recibido nuevas plumas especiales, que habían sido hechizadas con un hechizo antitrampas. También aprobaron exámenes prácticos. El profesor Flitwick los llamó uno por uno a su salón de clases para ver si podían hacer bailar una piña sobre el escritorio. La profesora McGonagall los observó mientras convertían un ratón en una quesera. Las queseras más bonitas ganaban puntos, pero perdían puntos si todavía tenían bigotes. Con el profesor Snape, tenían que recordar cómo preparar una poción de olvido. El último examen fue Historia de la Magia. Una hora donde respondieron preguntas sobre los viejos magos y sus inventos. Finalmente, el examen terminó y los estudiantes fueron liberados.
Liberados de clases y deberes, pasaron una semana maravillosa antes de recibir los resultados.
—¿Cómo crees que te fue? —Draco le preguntó cuando encontró a Artemis después del examen.
—Bien —respondió ella.— ¿Y tu?
—Yo también, creo —respondió Draco con indiferencia.— ¿Por qué no vamos a los jardines a disfrutar de el sol?
—Odio el sol.
—Oh... hmm... si, yo también. Será mejor que nos quedemos adentro —dijo Draco.
Artemis puso los ojos en blanco antes de tomar el brazo del rubio y llevarlo a los jardines. Draco sonrió mientras se dejaba llevar al Lago Negro. Ambos se sentaron en el pasto.
—¿Sabías que el calamar gigante no puede digerir el pan?—preguntó la chica sin quitar la vista del lago— aquí viene mucha gente estúpida y le tira pan.
Draco giró la cabeza para mirar a Artemis, luciendo interesado.
—¿Como sabes eso?
—Lo aprendí leyendo. ¿Tu sabes leer? —le preguntó, levantando una ceja.
El rubio se rio antes de volver su mirada a un punto fijo en el lago frente a ellos.
—Entonces, si sabes mucho, puedes contarme más sobre los calamares, ¿verdad?
Artemis lo miró con una ceja alzada
—Obviamente.
—Hazlo entonces —la desafió.
—Los calamares gigantes son cefalópodos con ocho brazos y dos largos tentáculos... —Artemis continuó recitando todo lo que sabía sobre los calamares, mientras Draco la escuchaba atentamente.
Luego de un rato Draco acompañó a Artemis hasta la entrada del castillo, luego se separaron, porque la joven estaba cansada de estar afuera.
Artemis se sorprendió cuando se encontró con la profesora McGonagall en los pasillos. Intentó darse la vuelta, pero ya era demasiado tarde.
La profesora la llamó.
—Señorita Snape, ¿qué está haciendo aquí?" Es un hermoso día afuera.
—Acabo de entrar, profesora. ¿No puedo ir a mi sala común?
—Por supuesto que puede ir a su sala común, señorita Snape. Pero intente no hacer nada en extraño mientras camina por los pasillos.
—¿Respirar mientras camino es algo raro para usted, profesora? —Artemis preguntó sarcásticamente.
Pero McGonagall ya no la estaba escuchando. Su mirada había sido captada por alguien detrás de Artemisa. La profesora ordenó sus libros antes de decir:
—¿Qué están haciendo ustedes tres aquí?
—Queremos ver al profesor Dumbledore —dijo Hermione, mirando a Artemis de reojo
—¿Ver al profesor Dumbledore? —repitió la profesora.— ¿Para qué?
—Es... es un secreto—dijo Harry mientras Artemis suspiraba con diversión.
Ahora parecía que la ira de la profesora McGonagall había recaído sobre el chico y Artemis estaba feliz de ver que por una vez no era ella quien tenía recibía las miradas de disgusto de su jefa de casa.
—El profesor Dumbledore se ha ido hace diez minutos—dijo McGonagall con frialdad.— Recibió una lechuza urgente del Ministerio de Magia e inmediatamente voló a Londres.
—¿Se fue? —preguntó Harry desesperadamente.
—El profesor Dumbledore es un gran mago, Potter, tiene una gran demanda...
—¡Pero es muy importante lo que tengo que decirle!
—¿Tienes algo más importante que decirle que el Ministro de Magia, Potter?
—Escuche —le dijo Harry— es sobre la Piedra Filosofal.
Era evidente que la profesora McGonagall no esperaba esa respuesta porque los libros que llevaba cayeron al suelo y no se molestó en recogerlos.
—¿Cómo lo sabes? —ella tartamudeó.
—Profesora, creo, o mejor dicho, lo sé, que Sn...—Harry miró a Artemis de reojo antes de continuar— que alguien va a intentar robar la Piedra. Por eso necesito hablar con el profesor Dumbledore.
La profesora lo miró fijamente, asombrada y recelosa.
—El profesor Dumbledore volverá mañana—dijo finalmente.— No sé cómo supiste de la existencia de la Piedra, pero ten la seguridad de que nadie puede robarla, está muy bien protegida.
—Pero, profesora...
—Potter, sé lo que estoy diciendo —dijo severamente y se agachó para recoger sus libros.— Les sugiero que ustedes tres regresen afuera para disfrutar del sol. Y tú, Artemis, puedes regresar a tu sala común.
Cuando la profesora se fue, Harry se volteó para mirar a Artemis.
—Tienes que ayudarnos—le suplicó el chico.—
¿Sabes algo sobre el profesor...?Pero Artemis lo interrumpió.
—No me interesa nada de lo que dijiste. Buena suerte con tu estúpida piedra.
ESTÁS LEYENDO
ARTEMIS [DRACO MALFOY]
FanfictionFingiendo estar bien luego de la muerte de sus padres, Artemis se despide de su hermano y emprende su camino a Hogwarts en donde planea estar sola sin que nadie la moleste, pero Draco Malfoy esta dispuesto a soportar su mal humor.