II

22 9 0
                                    

He matado a un hombre.

Sí, te he mentido, pero no te asustes. No te alejes de esa forma.

Él me decía que era estúpida, que era demasiado miedosa. Pero como siempre, se fue callando hasta que sus murmullos dejaron de soplar los mechones cerca de mi oreja.

No lo merecía, no tenía derecho, mucho menos a prometerme un tipo de ayuda a este sube y baja que no deja de mecerse.

LECHE, MIEL Y CAFÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora