Capitulo 6

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Alleia miró sorprendida el pedazo del techo que había caído, y sonrió emocionada. Supo que pronto alcanzaría todo el poder que necesitaba para acabar con todo. No sabía cuál era el propósito de ese poder que estaba adquiriendo pero ella solo lo quería para un sólo objetivo. Acabar con su vida tarde o temprano.

-Ahora me salvaste, pero no siempre estarás cerca de mi para evitarlo Damon. Hagas lo que hagas, no me quedaré a tu lado, lo sabes- ella se alejó de él y cuando lo hizo pudo darse cuenta del desastre que había causado en la habitación. De hecho ya no se podría decir que aquello era una habitación. Habían pedazos de concreto del techo por todas partes. Sobre su cama, y esparcidos por el suelo.

Damon observaba igual de sorprendido que ella aquel desastre. No entendía, que había hecho que ella tuviera aquel poder pero sabía que cuando ella aprendiera a controlarlo y supiera que lo causaba exactamente, haría estragos con su propia vida. Y el no estaba dispuesto a permitirlo.

-Alleia, no puedes seguir intentando acabar con tu vida. Eras una mujer fuerte ¿lo recuerdas? Tienes apenas veintidós años.

-¿Y que me queda? Dime. No intento autocompadecerme de mi misma, pero no tienes idea de como me duele estar viva, y sobre todo estar en la misma habitación que tu. Todo sería más fácil para mi si me hubieras dejado con Aydan. Al menos el, el me hacía sentir que era libre, el me hacía olvidar.

-¿Aydan?

-Si, Aydan. El, me hacía sentir que jamás me haría más daño del que me hacía, y así estaba bien, porque el dolor que me daba era bueno, me hacía olvidar la vida de mierda que tenía, su toque era mi cable a tierra. Podía respirar, no me sentía ahogada como me siento ahora contigo.

-¿Te enamoraste de él?- preguntó Damon con miedo a la respuesta que ella le daría.

-Jamás me enamoraría de un ser como el, igual de despreciable que tú, solo me sentía bien a su lado, me sentía a salvo- ella suspiró- me sentía viva cuando tenía esos pocos momentos de felicidad con el.

-¿Qué momentos?

-Cuando el dejaba de ser un amo conmigo, para convertirse en un enemigo que me escuchaba, y me hacía sentir que al menos a él le importaba un poco lo que pasara conmigo.

Damon negaba con la cabeza, no lo podía creer. Ella decía que no estaba enamorada de Aydan, pero cada cosa que decía sobre el ,no la decía realmente con rencor, aunque parecía no ser conciente.

-En realidad a él no le importabas.

-Lo sé. Sé que sólo me quería para complacerse con mi cuerpo, pero me hacía sentir bien, incluso drogada podía sentirlo tan bien. Su calor, su ansiedad por mi, me hacía sentir poderosa. En cambio contigo ahora, no siento nada, odio mi vida a tu lado. Odio cada instante que paso respirando en la misma habitación que tú. Te odio Damon. Tanto que me asfixia.

Damon molesto por las palabras de Alleia salió de la habitación con una furia enorme. Ella pudo escuchar como golpeaba las paredes mientras se alejaba cada vez más.

Cuando lo escuchó alejarse lo suficiente, cayó arrodillada al suelo y lloró, una angustia extraña se había instalado en su pecho. No sabía porqué, pero tenía la sensación de que algo muy malo había ocurrido.

En otro lugar de la ciudad, una hermosa chica pelirroja huía de una mujer que corría detrás de ella.

-Maldita niña estúpida vuelve acá. El cliente está esperando, no puedes simplemente huir- pero aún pese a los gritos de la mujer la chica no se detenía. No iba a permitir que un hombre la tocara, prefería morir antes que ser tocada por un asqueroso hombre mayor. Apenas tenía quince años, ella quería disfrutar de su niñez aún, no convertirse en una prostituta, y sobre todo quería encontrar a su hermana pequeña de catorce años.

UN POZO DE DOLOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora