Capítulo 7- Un recuerdo de ti.

3 0 0
                                    


Cassie.

Después de un largo día, pude experimentar la hermosa compañía que podía llegar a ser Nate. Habíamos pasado unas cuantas horas juntos en las que hablamos, nos reímos, y compartimos experiencias.

Ahora nos encontrábamos en un parque cerca de la torre Eiffel, algo relajante para después de un día tan movido como lo fue el de hoy.

Me había enterado de cosas que había querido saber mucho antes de involucrarme con Levi. Sucesos que volaron mi cabeza y alteraron la química de esta.

Los ojos castaños de Nate me miran por unos momentos antes de dedicarme una pequeña sonrisa misteriosa.

—¿Sabes, Nate? Hoy he tomado muchas fotos de todo. De todo menos de ti.

—Oh, no, odio las fotos—me fulmina con la mirada.

—¡Anda! Una, nada más.

—¿Para qué quieres una foto de mí?

—Para tener un recuerdo de ti. Me gusta fotografiar momentos para luego verlos y recordarlo todo.

Rueda los ojos refunfuñando.

—Pues toma una antes de que quiera tirarme por ese barandal.

—¡No seas exagerado, Nate!

Rio al ver su rostro lleno de puro aburrimiento.

—Vamos a sacarnos la foto ambos. Justo por allá.

Señalo unos juegos para niños. Su mueca de horror confirmó lo que ya creía y sospechaba. Odiaba la idea.

—Esto tiene que ser una broma.

Será divertido, lo prometo.

Je jure que je vais me tuer après ça.

—¿Qué significa "tuer"?

Creo que esa fue la gota que derramó el vaso, pues me fulminó con la mirada a grados que sentía que mi cuerpo se iba a desvanecer en el aire y él no sería precisamente el chico que me salve de ese problema.

—Matar. Eso significa.

¡No exageres! Juro que será divertido.

—Sí, seguro—asiente irónico.

Le tomo la mano arrestándolo hacia las barras de mono del parque mientras escucho un gruñido proveniente de su garganta.

—¿Qué se supone que deba hacer?

—Vamos a subirnos ahí y vamos a hacer el tonto con estas dos bellezas.

Le muestro la cámara de polaroids y la cámara de videos antigua.

Suelta un suspiro bajo y asiente.

—Hagámoslo.

Sitúo la cámara de videos debajo de las paralelas en forma de un cuadrado abierto y me subo a ellas.

Nate decide imitar mis pasos después de pedirle que encendiera la cámara y le diera a grabar. Ya luego me encargaría de editar las fotos.

—¿Hay que tumbarnos aquí? —frunce su nariz.

—Sí, venga, quedaran geniales. Tú túmbate de un lado y yo del otro.

—Vale—se tumba mirando hacia la cámara entre las paralelas.

Yo, por el cambio, me quedo observando sus facciones serias, pero completamente hermosas. Su cabello parecía una nube suave de color chocolate, bien cuidado y respetado. Su ropa era más bien algo más indie y holgada, bastante cómoda para un lugar como este.

Mi último deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora