Capítulo 3- fiesta desastrosa.

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Nate.

Estaba odiando por completo éste día.

Me encontraba cansado y sin ánimos de nada.

Pero, aun así, aquí me encuentro, en un auto un viernes por la noche listo para ir a una fiesta solo porque mi amigo me arrastró hasta aquí.

-Owen te mataré-gruño con algo de aburrimiento.

-Vamos, necesitas divertirte.

-Juro que romperé tus lentes como algo salga mal.

-¿Qué saldrá mal? -pregunta frunciendo el ceño.

-No lo sé, ¿Todo, quizás?

-No seas pesimista, Nate. Estarás bien, no te dejaré si eso te preocupa.

Estaba claro que no lo haría, pero aun así no dejaba de preguntarme que estaba haciendo yo aquí. Era obvio que este ambiente no era el mío.

Si la vida fuese una odisea, prefiero nunca desafiar a Poseidón. Esto resultaba horrible para mí.

-Llegamos-aparca el auto para mirarme con diversión.

Suspiro con pesadez bajándome del auto.

El trabajo me quitaba cada energía que quedaba en mi sistema y el tener turno en la universidad de noche era aún peor, por esas razones, odio tener que venir hoy a una fiesta de madrugada. Solo quería descansar.

Al ingresar a la casa-que más que casa parecía ser un museo-quedo algo impresionado con la cantidad de personas que se encontraban allí.

-¡Owen, pensé que no habría tanta gente! -grito por la música fuerte.

-¡Nathaniel, es una fiesta y un viernes! -rueda los ojos.

-Vale, juro que ahora sí te mataré.

-Me amas, idiota.

Ríe y me arrastra hasta la cocina para tomar dos vasos de plástico y servir lo que parecía ser Coca-Cola.

-Empecemos suave-me pasa el vaso con una pequeña sonrisa que evidentemente no le devuelvo.

Tomo un sorbo rápido sintiendo el sabor de la gaseosa.

Miro hacia donde se concentraba la fiesta con mayor potencia. Todos parecían estar pendientes de algo que no puedo ver.

Frunzo el ceño al tiempo de que Owen me invita a ir a ver.

Al acercarnos miro a la chica que bailaba-evidentemente-borracha sobre la mesa.

Todos la veían con rostros morbosos y eso solo incrementó mi enojo.

¿En qué te metiste?

Tuve el impulso de ir hacia ella y sacarla de ahí, pero ella parecía estar disfrutando de la fiesta.

Nate...

Mierda, no, odio como la miran y la graban morbosamente.

Me acerco a pasos rápidos hacia la rubia que bailaba sin darse cuenta del pequeño problema de ciertos jóvenes con hormonas extremadamente alteradas.

Espero y me disculpé por esto.

Escucho como Owen me llama confundido, sin embargo, lo ignoro y sigo mi camino avanzado.

Al llegar hacia ella la tomo en mis brazos causando una risa de su parte.

Mierda, ¿Cuánto había bebido?

-¿Gargamel? -su voz detenida me respondió la pregunta.

-Te llevaré a casa.

-No...no...Deb se ha quedado bailando con el buenorro ese.

Mi último deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora