Capitulo 3

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¿Rencor? ¿De verdad le puedo guardar rencor a ese hombre que hablo desde lo más profundo de su corazón? Sentir como toda esa negatividad se iban al ver esa cara lastimada me observaba con desesperación, fue hasta cierto punto curioso. Despues de lo sucedido no tuve nisiquiera la suficiente fuerza para salir durante al menos una semana, sin embargo no podía quedarme así, debía de salir al menos a tomar algo de aire fresco y recobrar algo de animo, tenia que terminar de vivir, esa fue la última voluntad de mi esposa y quisiera al menos cumplirla.

Habían pocas personas por las calles así que fui directamente a la plaza, quizá ver a la gente pasar aliviane algo del constante pensamiento de soledad. Llegando ahí puedo ver a mucha gente reunida al rededor de la tarima de ese lugar, alguien suplicando piedad, y un hombre encapuchado a su lado.

- se le acusa de asesinato de una niña de 2 años. Es un crimen atroz el cual fue cometido por su propia madre. - hablaba el mismísimo Rey con una mueca de disgusto luego de decir aquello

- esa niña estaba poseída ¡poseída! ¡lo vi en sus ojos! - gritaba desesperada aquella señora amarrada de manos - ¡en sus ojos vi al demonio! ¡AL DEMONIO!

- ¡sacrilegio! ¡cortenle la cabeza!

Escuchaba la multitud gritar euforicamente, alentando al verdugo sobre la tarima a acabar con la vida de aquella mujer enferma. Estoy bastante seguro de que es Second, es la misma hacha de aquella vez; la sostuvo con fuerza sobre sus manos antes de levantarla, no lo pensó dos veces y dejó caer aquel metal sobre el cuello de esa mujer.

Lo vi mirar la multitud que gritaba con alegría, pero en su mirar no había emoción alguna, sus ojos estaban tan sombríos que daban miedo el solo querer seguir mirándolos; pobre hombre, siempre creí que los verdugos disfrutaban de su oficio pero, veo que no es así, todavía hay gente con corazón en este lugar. Espere aque se fuera para poder seguirle, iba varia gente de la realeza junto a él, parecía estar sumergido en sus pensamientos pues no lo vi levantar su vista del suelo para siquiera mirar al Rey que hablaba a su lado.

Me escondí en algún callejón pues su andar se detuvo, los soldados que los acompañaban se hicieron a un lado del Rey quien se encontraba frente a Second.

- pareces triste ¿que no te agrado haber acabado con la vida de ese monstruo?

- era mi vecina, había hablado con ella varias veces, parecía ser una buena mujer.

- escucha - se acercó hasta Second quitándole la capucha de su cabeza - hay gente muy mala en este mundo, Dios te eligió para ser su juez, tu tienes el poder de darle el castigo que se merecen ¿Porque no estás feliz con eso?

- ¿porque debería de estarlo?

Vi al Rey suspirar con pesadez, le entrego la capucha junto con una bolsa de monedas de oro; lo vi alejarse junto con sus soldados dejando atrás a Second con su tristeza. Estuvo ahí un par de segundos antes de volver a levantar la cabeza, las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón dejara de latir por una milésima de segundo.

- se que estas ahí, Zar. Sal de ahí

Sentí la calor subir a mis mejillas al momento de ser descubierto, con pena salí rápidamente de mi escondite, acercándome hasta su lugar.

- lo siento, yo no quise-

- si quisiste - me interrumpe girando su cabeza para mirarme fijamente

Mis labios se apretaron con vergüenza, me acerque un poco más pero el solo se alejo de mi, emprendiendo camino supondría yo que a su casa o a algún otro lugar.

- Oye... ¿quieres hablar?

- lo que quiero es un trago, fue un día fatal. Acompáñame

...

Supuse que después de ese día él no desearía verme, y sin embargo aquí está al lado mío tomando algo de licor conmigo. Hubiera sido un buen momento si no tuviera la culpa carcomiendo mi mente.

- deberías parar, ya es tu tercera botella

Toda mi mente ya se encontraba nublada por la cantidad de alcohol ingerida, puedo escuchar la voz de Zar hablar con suavidad mientras quita la botella de mi mano.

- ¿Como la conociste a ella, Zar?

La pregunta pareció tomarlo con sorpresa, su cara de preocupación cambió por una nostálgica.

- la conocí en el teatro, ella tenía un papel secundario pero, se llevó toda mi atención en ese momento. Fuimos novios durante 2 años hasta que reuní suficientes monedas para comprar un anillo de compromiso... habían planes para tener hijos... pero, no se pudo

Suspire con pesadez al escuchar lo último, recuerdo bien las palabras que me dijeron el día de su ejecución:

" no toleramos a los traidores, tuvo las agallas para revelar secretos a los Reinos vecinos. Es momento de suspender los latidos de su corazón. "

- Lo siento... desearía poder haber ayudado

- ya no te culpes, lo he estado superando poco a poco. Ahora, porfavor suelta esa botella.

...

- ya llegamos

Entre junto con Second a mi hogar, no podía sostenerse así que tuve que ayudarle a caminar. Lo llevé hasta mi habitación en donde se tumbo sobre su espalda, lo vi suspirar con pesadez antes de mirarme fijamente.

- el día de hoy luces hermoso ¿sabes? Y lo digo con sinceridad

Sentí la calor en mi rostro al escuchar aquella confesión por parte de mi borracho compañero, siempre creí en la palabra de alguien bajo los efectos del alcohol pues es la única manera que suelten la verdad sin titubear. Sentí un pequeño latido, lo conocía perfectamente bien, la sensación de emoción al recibir un halago es simplemente espectacular.

- calla. El alcohol está hablando por ti

Lo vi sentarse aún sin quitarme la mirada de encima, su mano acarició con con suavidad mi rostro, podía sentir a la perfección lo duras que eran debido a los callos, sin embargo no quería que las quitara.

- es lindo que estés aquí conmigo, ¿hay algo que podría hacer yo por ti? - me pregunta mientras junta nuestras frentes, sus ojos me veían con cariño

- ¿que estas dispuesto a darme?

Mis manos acarician sus brazos con suavidad, no apartamos en ningún momento la mirada de los ojos del otro. Su respiración choca contra la mía creando un ambiente demasiado íntimo, quizá hasta romántico; sus labios se acercaron a un lado de mi cara dejando un suave beso sobre mi mejilla, cerré los ojos deleitándome con la ternura con la cual me trataba, sus palabras solo terminaron por darle un vuelco a mi corazón.

- el mundo entero si es necesario

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