Feroz. Aullidos {Capítulo 45}

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Elizabeth

En Buenos Aires tanto como el resto de Argentina y casi la mayoría de los países, las personas ni bien escuchan un sonido extraño afuera del patio, enseguida se asustan pero a su vez inmediata sacan sin pensarlo el iphone listo para filmar el acontecimiento del ruido escuchado. Una costumbre humana por cierto, la ironía de hacerse populares con los vídeos en las redes sociales y ganar muchísimos Likes, Corazones, Asombros, Enfados o Tristezas. A lo que quiero llegar es, es que nunca fui muy fanática de prender la cámara de mi celular y enfocar lo que sea que me llamará la atención, y desde que pisé está isla, y desde todo este poco tiempo que ando viviendo en éste pueblo sobrenatural por llamarlo asi, nunca se me ocurrió prender la cámara de vídeo para captar filmar a..., bueno, a las bestias.
Como estaba diciendo, en la escuela de está isla, los estudiantes y docentes... ¿cómo explicarlo? Ah si, las personas que viven en está parte del pueblo no son adictos a la tecnología, como los selfies, subir vídeos en Historias de Instagram o hacer Directos, es..., es todo lo contrario aquí. Y es por eso que cuando pisé está isla me extrañó olvidar por completo las manías de la gente con sus celulares y redes sociales, sin embargo los pueblerinos de está zona resultó que si eran minimalistas ¡Eso es!
Y... por sus costumbres pacíficas, yo también me había adaptado sin darme cuenta del uso tecnológico, y hasta me olvidé de utilizar mi celular desde que lo traje conmigo en el viaje.
Así que lo cargué - Después de 4 meses que no lo utilizaba. - y cuando lo encendí... ¡Rayos! No tenía ni un mensaje, excepto que había un mensaje de voz de papá.

— Creo que no estoy de humor para escucharlo por ahora. —Me digo, acompañado con un respiro ondo.

Y me tomé el rato, porque luego se me ocurrió pedir prestado la lacto al señor Hermen que casi no usa, - Si, se me pasó por la mente regresar a mi viejo hábito de subir vídeos, sólo hasta ahora lo pensaba. - y... indague en revisar los vídeos en redes sociales que la gente suben, en especial en YouTube, que por cierto la conexión era lenta como una tortuga por aquí. Lo hice, y lo raro, raro y más raro es que no hallé nada mencionado sobre las apariciones de las bestias en éste pueblo ¿Se puede creer?
Pero repito nada sobrenaturales en está isla había sobre temas de fotos o vídeos, así que se me ocurrió otra cosa, cuando lo vea a Patricio en el colegio le preguntaré y le pediré si hay estudiantes aficionados que le gustan jugar con el iphone sacando fotos y filmando cosas extrañas, eso me ayudaría llevar la noticia a las redes que conectan desde la isla hacía Buenos Aires.

Así que volví a saltar con valor cuando le vi a Patricio. Estaba tan nerviosa que ni siquiera le saludé para empezar.

— Veo que no te gusta decir mucho "hola" y vas como un caballo directo a ganar la carrera. —Me dijo, Patricio. Se dirigía muy deprisa al ala donde estaba la cafetería escolar. - ¿Qué quieres? ¿Ya mataste a alguien?

Patrick estaba muy... guapo por su elegancia de como se vistió y se peinó ¿A caso es su cumpleaños? ¿O tendrá una fiesta?

— Lo olvidé... hola. ¿Ahora puedo preguntarte? —Intento yo sonar amable.

— ¿Por cierto cómo está el pelo parado de tú chico?

Puse una cara arrugando mi nariz cuando Patricio se había referido a mi hermanastro John.

— Por favor, Patricio no... me ignores.

Patricio se detuvo junto a la entrada de la cafetería y giró para volverse en si. Se relambio los labios y luego estirando los brazos de lados, me espabiló - Literalmente. - diciendo...

— ¿Qué? ¿Vas a venirte almorzar conmigo?

— He...

— Pues, puff, es aquí dónde debo pasar y llenar mi estómago. Y Liz, como veo que no ha dejado de seguirme tal vez imagino que también me vas a perseguirme hasta adentro.

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