Contra tiempo ✔ [#2]

🌀 CAPÍTULO 9 🌀

Adham

Muchas constelaciones y estrellas se dibujaban en el cielo nocturno, Elizabeth estaba mirando a la nada, sus ojos estaban fijos en el mascarón, pero su mente estaba en otro lado. Adham se acercó a ella, abrazándola por la espalda.

—¿En qué piensas, pequeña?

—Tengo miedo de que algo malo le suceda a Elora.

—¿Por qué tendría que pasarle algo malo?

Ella se pegó más al pecho de su novio.

—No lo sé, tengo un mal presentimiento.

—No pienses en eso.

—¿Cómo quieres que no piense en lo que le pueda pasar, después de que ella nos ayudara a escapar?

—Elizabeth, no te atormentes más con eso, ya tienes suficiente con tus pesadillas.

Se quedaron en silencio por unos minutos, Adham volteó a ver a Dorian que se encontraba al timón. Elizabeth seguía sin sentirse tranquila, sus manos estaban heladas por el viento frío que chocaba contra ellos, miró a su novio con una leve sonrisa.

—Será mejor que vaya a dormir —susurró Elizabeth cansada—, fue una noche muy agotadora, ¿vienes?

—En unos momentos te alcanzo, tengo que hablar con Dorian de algunas cosas.

Asintió y se dirigió al camarote. Adham subió las escaleras para acercarse a su amigo, Dorian apartó la mirada del océano nocturno para mirar a su capitán.

—¿Cómo está, Elizabeth? —Dorian estiraba un poco su cuello haciéndolo tronar.

—Teme por Elora —contestó Adham secamente—, ella cree que, porque Elora nos ayudó a escapar, tiene miedo de que le puedan hacer daño.

—Conozco a Elora desde que era un niño, ella es perspicaz y muy astuta, sé que ella logrará salirse con la suya y podrá controlar la situación.

—Pero eso no lo sabe, Elizabeth.

Dorian apartó la mirada de Adham y volvió a mirar el océano. Él comenzó a descender por las escaleras para ir al camarote.

—Adham, creo que tendremos unos días de tormenta y sería mejor ir un puerto para esperar a que pasen unos días.

—¿Cuál es el puerto más cercano?

—Creo que es el de Calavera.

—Un puerto de piratas.

—Al menos ahí no nos estarán cazando.

—Vayamos allá, también tenemos que conseguir provisiones.

Con un movimiento de cabeza ambos hombres se despidieron. Al entrar al camarote se dio cuenta de que Elizabeth seguía despierta leyendo un pequeño diario y con Milo durmiendo plácidamente en sus piernas.