CAPITULO 6

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-¡Su alteza real la reina Rhaenyra Targaryen!- Anuncio el guardia abriendo la puerta del carruaje en el que venía la gobernante de los siete reinos, la alfa salió primero saludando a todos los presentes, después de ella y como era costumbre salió su esposo el rey consorte Daemon Targaryen y su mejor amiga la reina viuda Alicent Hightower.

La gente de todas las casas que había sido invitaba gritaba de júbilo y dicha, sobre todo cuando Rhaenyra hizo énfasis en que la celebración no se trataba de ella, si no sobre sus sobrinos, los príncipes príncipe Balerion y Aenys Targaryen.

Los dos pequeños bebes reían y se removían inquietos en los brazos de sus progenitores, Lucerys le hacía caras al pequeño Balerion mientras Aemond dejaba que Aenys juguetera con sus dedos y los anillos que tenía en ellos, mientras Daella que se había quedado dormida durante el trayecto permanecía dormida en los brazos de su abuelo Harwin y era celosamente seguida por su prometido, su primo el principie Viserys quien cuidaba que nadie perturbara el sueño de la pequeña princesa cuando la encaminaron a una de las carpas.

Por suerte para Aegon el pasar desapercibido de toda la gente no le sería muy difícil, pues con todos teniendo su atención sobre sus sobrinos seria pan comido, incluso considero la posibilidad de dormir una larga siesta en su tienda hasta que fuera hora del gran banquete pero Helaena lo convenció de convivir un poco con toda la gente presente.

Tomo una copa de vino de las bandejas que los sirvientes ofrecían y observo su contenido, después de tener a sus gemelos Aegon decidió cambiar radicalmente sus hábitos, si bien estos ya no eran los mismos que tuvo en un pasado no se negaba a beber una copa de vez en cuanto y ahora la ocasión lo ameritaba.

Durante sus 9 meses de embarazo y gracias a que estuvo sobrio analizo mucho las cosas o mejor dicho, Helaena le ayudo analizar y asimilar su nueva realidad, una realidad a la que le tomo mucho tiempo adaptarse pero conforme sus gemelos iban creciendo logro hacerlo con mucho éxito.

Nunca estuvo muy seguro de que clase de padre desearía ser, su padre el Rey Viserys a pesar de tener cierto favoritismo hacia su primogénita fue un buen padre con todos, no excelente o perfecto pero si bueno hasta su último respiro.

El esposo de su hermana, el rey consorte Daemon Targaryen era un padre bastante peculiar, se podía decir que la personalidad de Daemon cambiaba drásticamente con todos sus hijos, siempre cariñoso y protegiéndolos de cualquier cosas que pudiera hacerles daño.

Aegon nunca pretendió imitarlos, el prefirió ir descubriendo sus facetas de padre conforme se fueran dando las cosas, no diría que era el padre del año pero si estaba bastante conforme con la crianza y cuidados que les había dado a sus pequeños hasta ahora.

Miro a sus hijos que jugaban con los demás niños acompañados de sus niñeras, por alguna extraña razón se sentía bastante intranquilo, sentía una opresión en su pecho que se empezó a generar desde que salieron de desembarco del rey y que había aumentado desde que llegaron al bosque real.

-Egg- Sintió el suave toque de Helaena en su brazo sacándolo de su trance- ¿Estás bien?- El platinado le dio un sorbo y dejo su copa en una de las mesas.

-Necesito tomar aire ¿Puedes vigilarlos?- Dijo refiriéndose a los pequeños.

-Ya sabes que si pero... ¿Qué te ocurre?

-Nada en lo absoluto, solo que tanta gente junta en un solo lugar me está poniendo nervioso.

-Entiendo, ve tranquilo yo me encargo.

-Gracias Hel- El omega le sonrió y se dio la vuelta sacando de los bolsillos sus guantes de cuero.

-El dragón del sol se reúsa a regresar al fuego, el dragón del bosque no se rendirá pero una desgracia los reunirá- Pronuncio la princesa observando como su hermano se iba.

.

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-Quédese aquí Sir Criston, quiero estar solo.

-Con todo respeto príncipe Aegon no es correcto que se interne la bosque solo- El omega soltó una risilla a la vez que se subía al lomo del corcel blanco.

-No es la primera vez que vengo a este lugar, estoy sobrio y seguro de que estaré bien, mi madre la necesita más que yo.

-Pero...

-Pero nada, es una orden de su príncipe- Y sin más trono las riendas y el caballo empezó a cabalgar a un trote moderado, en cuestión de segundos el campamento real quedo atrás para dar paso a las enormes arboledas, inhalo y exhalo profundamente dejando que el aire fresco y puro del lugar inundará sus pulmones, desde que llego a la capital no se sentía tan en paz como lo hacía en ese momento.

El caballo bajo la velocidad y empezó a trotar levemente cuando Aegon tiro de las riendas, la sensación era muy diferente que a montar un dragón pero no le disgustaba, incluso diría que podría acostumbrarse.

Por otros cortos minutos siguió cabalgando por el sendero rodeador de enromes arboles verdes hasta que se dio cuenta de que ya no esta tan solo al presentir un olor muy particular en el aire, se enrollo las riendas en las manos preparándose para lo que venía.

Cuando los galopes y aroma se hicieron más fuertes no lo pensó dos veces, golpeo con su pie el lateral de caballo y trono las riendas haciendo que este relinchara y volviera a correr.

Continuo avanzando por el sendero unos cuantos metros más para después girar a la izquierda, estaba más que claro que aquella persona no se detendría y el omega tampoco tenía intenciones de hacerlo.

-¡Más rápido!- Ordeno a su corcel tornando las riendas, sin saber cómo o porque la persona que lo seguía se desvió de su trayectoria para internarse en la arboleda, Aegon volvió a girar a la izquierda notando como el lago estaba muy cerca pero de un momento a otro aquella persona que montaba un majestuosos caballo negro de un tamaño considerable de interpuso en su camino haciendo que su montura frenara de golpe.

Aegon soltó un gritillo a la vez que intentaba recuperar el aliento, se pasaron las manos por su cuello y después a su cabello sintiendo la leve capa de sudor que los empapaba.

-¿Se puede saber que estás haciendo aquí?- Repuso enojado- ¿Qué acaso nadie logra comprender que lo unció que quiero es un momento a solas?- La figura encapucha quito el gorro de la capa que cubría su cabeza rebelando una mata de cabellos castaños y rebeldes.

-Tú y yo necesitamos hablar.

-Yo no tengo nada de qué hablar contigo- Aegon trato de mover a su caballo pero Jace sujeto la crin de este impidiendo que se fuera.

-Vermax no dejara que tu corcel avance asi que tú decides- El omega volteo los ojos y soltó un bufido en señal de desesperación.

-Los años solo te volvieron más irritante que antes, está bien, pero que sea rápido.

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Hola Hola, algo corto, pero poco a poco estos dos se van acercando. les voy avisando que el proximo capitulo se convirtió en mi favorito.


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