XI: Final

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Los días pasan y los días se hacen meses y con ellos un año y un poco más. Yuta se ha ido hace tiempo, el ha realizado su exámen de ingreso a la universidad con éxito y está a dos semanas de marcharse para ir a vivir a otra ciudad de Italia, independizarse y dejar su hogar durante seis meses, luego volver y así sucesivamente.

Todo ha sido beneficioso para el, una parte de el está contento, emocionado por empezar una nueva etapa y en la otra Doyoung sigue sin poder evitar ese vacío, está mal decir que se ha acostumbrado a la ausencia y a la idea de vivir con un corazón roto.

En la playa de Arienzo la temporada era baja, la gente estaba dispersa al ser una de las playas principales. Era como si fuera solo para él, los que habitaban el pueblito costero y una que otra persona que se animaba a ir en esa época. El sol salió por la mañana y ahora estaba nublado con pronóstico de lluvia.

Doyoung está sentado abrazando sus rodillas, solo quiere que la brisa le pegue en la cara y despeine sus cabellos, no importa si su pantalón y su suéter negro se está ensuciando de arena. No puede evitar cerrar sus ojos ante la sensación e irse relajando de a poco, podría dormirse ahí mismo.

—Doyoung.

Parece ser que las olas del mar sacan su nombre con la voz que es dueña de sus recuerdos del verano pasado.

Debo ya estar loco. Piensa. Una ligera sonrisa abarca su rostro por la ocurrencia.

—Volví.








Positano | JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora