Positano | JohnDo

VII.2

Advertencia: vago y leve intento de +18. (No creo que sea la gran cosa pero igual, advertido/as quedaron).

—¿No hay nadie?

Fue lo que Johnny preguntó al entrar y no ver que la madre de Doyoung o alguien mas hiciera presencia.

—No, mis padres salieron de visita, preferí quedarme.

Johnny asintió, mientras el pelinegro iba a la cosa, él siguio admirando una de las paredes de su hogar.

—¿Quieres algo de tomar?

Aceptó y Doyoung sacó dos vasos colocandolos en la barra de la cocina y sirviendo jugo con hielos.

—¿Aquel dibujo enmarcado en la pared es tuyo?

—Si, es mi intento por ser artista.

—Nada mal.

—Tu halagando de nuevo... Esto es un milagro.

Johnny rechisto, Doyoung solo sonrió —: Tengo más dibujos en mi habitación —comentó desinteresadamente—, podemos verlos después. —Johnny asintió.

La habitación del pelinegro era una cosa diferente. El mismo Doyoung se habia encargado de decorarla y pintar cada una de esas enredaderas con glicernas cerca del techo, Johnny era ignorante en cuanto a la pintura pero sin duda no habia visto cosa más bonita e impresionante que esa pared cerca de la ventana.

—Eso —señaló sin ocultar su sorpresa —¿lo hiciste tu?

El pelinegro movio su cabeza afirmativamente—: No está terminado, no me gusta del todo. —Arrugo su nariz disgustado, ya lo terminaria pero a veces la pereza era mayor.

Johnny negó, aun si no estaba acabado todo el pequeño mural era fascinante.

Pulcramente ordenado, el escritorio de Doyoung contaba con unos cuantos libros de botanica y novelas a simple vista, variedad de colores, pinceles y estuches de lo que parecian ser oleos y acuarelas. Unas cuantas pequeñas plantas en su ventana y un par de fotos con en las que no aolo estaba si no amigos o familiares. Era sencillo y espacioso.

El menor sacó de uno de los cajones una carpeta donde guardaba los que el consideraba sus mejores trabajos; dibujos y pequeñas pinturas, mismos que solia mostrar a la gente interesada en lo que hacia. Lo extendió a Johnny quien tomó asiento en su cama, Doyoung lo siguió.

—Es estupendo... —susurró mientras trazaba los dibujos con las yemas de sus dedos con delicadeza y pasaba uno por uno —Y este es muy lindo.

El que Johnny señalaba era una acuarela del mar, se habia dado a la tarea de buscar el mejor angulo de la playa di fornillo durante varios dias, y una mañana antes a la par que salian los primeros rayos de sol poder plasmarlo tal cual sus ojos lo veian. Valió completamente la pena.

Justo en ese momento se miraron con una sonrisa sincera —: Gracias —dijo en voz baja. No acostumbraba a que mucha gente conociera esa parte de él y lo halagos le eran nuevos si se trataba de sus dibujos.

Algo en los ojos de Johnny le decia que dentro de ese ambiente no habia sarcasmo o bromas, el estadounidense hablaba con sinceridad, lo miraba con la misma.

—Es muy bello. —dijo el castaño.

Pero no sabria hasta despues cuál de las dos obras se referia, si a la pintura de la playa o al mismo Doyoung que era incluso mas precioso de cerca; dónde podia ver cada una de las pequeñas pecas que poseían sus mejillas y lo suave que se veian, misma tentacion que llevó a Johnny a poner su pulgar y acariciar la piel con mas cuidado que sus dibujos comprobando que era tersa.