SECRETO AL DESCUBIERTO

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Disfrútenlo muchas gracias!!

Eduación física, una clase amada por unos y odiada por otros, pero que es importante para todo el mundo. Los chicos estaban ejercitándose ese día, el cielo estaba despejado y el sol brillaba intensamente. Los jóvenes estaban dando vueltas alrededor del patio como normalmente lo hacían, y las chicas realizando estiramientos y otros ejercicios aparte de dar vueltas al patio.

Todo sería normal y tranquilo, hasta pacífico se podría decir, de no ser por cierto jovencito con una mascarilla con el dibujo de un jabalí salvaje, el cual, se había colado en medio de los ejercicios de las chicas, enseñando la exagerada flexibilidad que tenía, doblando su espalda a niveles casi inhumanos. Las chicas se alejaron del tipo, asustadas, y no era para menos.

—¡No existe nadie más flexible que yo! ¡Yo soy el mejor, soy Inozuke el rey de la montaña! —exclamó el cerdo salvaje, con su espalda doblada totalmente.

Tras haber demostrado —y posiblemente de haberse quedado sin novia por mucho tiempo— a las chicas su para nada normal flexibilidad, empezó a correr como un desquiciado, con todas sus fuerzas, dando varias vueltas al patio, parecía que no estaba cansado en lo absoluto y el sol no le afectaba en nada.

Tanjiro estaba sentado en el suelo, y su amigo Zenitsu tirado con los brazos extendidos, ambos estaban cansados por haber dado muchas vueltas al patio.

—No sé cómo lo hace... pero Inozuke tiene mucha energía —mencionó el pelirrojo, viendo a su querido amigo correr y correr sin descansar.

—Mejor que la gaste corriendo que con nosostros —dijo un moribundo Zenitsu.

Inozuke luego de haber dado varias vueltas, observó al pelirrojo sentado en el suelo y al rubio llorón a su lado.

—¡Oye Gompanchiro Kagamoko te reto a una pelea! —dijo Inozuke, señalando a Tanjiro y este último viéndole acercarse a toda prisa.

—No, no quiero pelear, ¡Y ya te dije que me llamo Tanjiro Kamado, no Gompanchiro Kagamoko!

—¡A mí no me des órdenes!

Acto seguido, Inozuke tacleó al pelirrojo haciéndole caer al suelo, dando varias vueltas llenando ambos de polvo y basura del patio, claro que a Inozuke no es que le importara mucho que digamos, pero a Tanjiro sí.

—¡Jajaja soy el más fuerte! No hay nadie que pueda vencerme, ni siquiera nuestro maestro de educación física el señor Rengoku —dijo Inozuke, manteniendo al pelirrojo bajo su rodilla izquierda.

—Sí, lo que digas amigo, pero ya suéltame —dijo Tanjiro. Inozuke le dejó tranquilo y se apartó de él.

Tanjiro se puso de pie y cielos, su camiseta que antes era blanca ahora estaba muy sucia, llena de polvo y suciedad. Se la sacó unos momentos para sacudir ese polvo, hasta su espalda se había ensuciado también.

Zenitsu vió que el pelirrojo se había retirado la camiseta, y se percató de algo raro. Tanjiro tenía en su cuerpo, pecho y vientre, marcas extrañas, de color rojizo y parecían bastantes recientes.

—¿Oye Tanjiro qué es lo que tienes en el cuerpo? —preguntó el rubio.

Tanjiro en ese momento cayó en cuenta, tuvo un gran descuido, había olvidado que la noche anterior su amada hermana estuvo... muy caliente, demasiado, al punto de que marcó lo que le pertenecía, le dejó marcas por todo el cuerpo. Se volvió a colocar la camiseta rápidamente e intentó dar una excusa buena...

—Ah, deben ser alguna reacción alérgica —respondió.

—¿Reacción alérgica? —eso lo dejó confundido, porque conocía a su amigo incluso desde pequeños, y hasta donde tenía entendido, Tanjiro no tenía alergias a nada—, ¿Estás seguro?, porque esas marcas no son de una reacción alérgica, más bien parecen ser...

—Tranquilo Zenitsu, no le prestes mucha atención a eso, luego iré a la enfermería, vamos la clase pronto terminará —dijo Tanjiro, volviendo a ponerse en marcha.

—¡¿Oye Kagaloco quién te dijo que podías correr sin mi permiso?! ¡Espera! —dijo Inozuke, quién al ver a Tanjiro terminando de dar las vueltas al patio pues le siguió.

Esa respuesta no le convenció del todo a Zenitsu, mejor dicho, no le convenció nada.

—Esas marcas no eran por una reacción alérgica, más bien parecían ser marcas hechas por unos labios, ¡Tanjiro tiene novia y ni siquiera me lo ah dicho! ¡Ah ese bastardo suertudo, consiguió novia y ni siquiera me lo dijo! ¡Nunca le perdonaré esa falta de confianza! —pensó el rubio.

La clase de educación física terminó. Pasaron las horas, Zenitsu seguía pensando en eso y mientras más lo hacía, más se daba cuenta que su mejor amigo estuvo actuando extraño ya desde hace meses. Cuando sonó la campana para la hora del receso, osea, el almuerzo, Tanjiro se levantó de su asiento y salió del salón a toda prisa.

Zenitsu no se quedó de brazos cruzados, si su amigo tenía una novia él debía verlo con sus propios ojos. Con muchísimo cuidado lo siguió, sin que el pelirrojo se diera cuenta de que lo estaba siguiendo.

El pelirrojo fué al patio trasero, a los baños, a esa hora dónde nadie pasaba por ahí. Eso a Zenitsu le dejó muy extrañado, y también al mismo tiempo le confirmó lo que se estaba imaginando, el pelirrojo tenía una novia y se reunía con ella en ese lugar, pero había un problema, o mejor dicho dos...

Uno, ¿Por qué no se lo había dicho? Y dos, ¿Por qué reunirse en ese lugar?, ¿Tan confidencial debía ser esa relación o qué? Eso se volvió AÚN más extraño cuando el pelirrojo se dirigió atrás de los baños...

Zenitsu se acercó con mucho cuidado, arrimándose a la pared y asegurándose de que su sombra no sea muy visible, se acercó lo suficiente, y cuando asomó la vista observó lo impensable.

El pelirrojo estaba con una chica, sí, pero el problema era que esa chica, pelinegra, sutilmente más baja que él, era nada más ni nada menos que su propia hermana, a la cual, le estaba dando un beso para nada inocente.

Estiró un poco la tela del uniforme y le dió un beso en su cuello, seguido de otro y de un ligero mordisco. La jovencita pelinegra le acariciaba los cabellos mientras hacía eso, murmuró su nombre y volvieron a besarse.

Zenitsu se llevó la mano a su boca, ¡Dios, qué horror!, Casi daba un grito por todo lo alto, se contuvo lo mejor que pudo, y no le quedó otra opción que retirarse de ahí, sobre todo porque alcanzó a ver cómo Nezuko le había bajado el cierro del pantalón y empezaba a ponerse de rodillas.

El rubio salió de ahí, no podía soportar seguir viendo eso, aquello que vió fué algo muy, muy, MUY, extraño —por no decir otra cosa—.

Zenitsu no iba aguantar ver a Nezuko darle sexo oral a su hermano mayor, ¡No, que horror!

DESEOS (TANJINE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora