Y TODO SE EMPIEZA A DERRUMBAR (PARTE 2)

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Disfrútenlo muchas gracias!!

Pero no todo es tristeza o melancolía, por más difícil que sea las cosas a veces, pequeños momentos de felicidad nos ayudan con nuestros problemas, o al menos, a olvidarlos momentáneamente.

Los mejores amigos de Tanjiro tuvieron que retirarse, aunque de los dos Inozuke fué el único que se retiró enojado, apaleado y humillado porque Nezuko le demostró que ella era la reina de los videojuegos, ella era la que mandaba y que jamás volvería a retarla —aunque bueno, estamos hablando de Inozuke—.

Esa noche nuestros queridos protagonistas cenaron, como de costumbre, con sus padres y hermanos. Compartieron un bonito momento en familia, eso sí, el tema de las relaciones o el amor por fortuna no se tocó, no querían volver a hablar de eso.

Las horas pasaron, poco a poco cada uno fué retirándose a sus respectivas habitaciones ya que debían descansar para el día siguiente, descansar para otro largo y agotador día.

Tanjiro se quedó despierto en su habitación, a pesar de todo lo bien que se lo pasó junto a sus amigos y hermana, de nuevo volvió a la realidad. “¿Cómo se lo vamos a decir?" Esa pregunta, esa... pequeña e insignificante pregunta le jodía todo, el sueño, el apetito en ocasiones, hasta su concentración en los estudios.

Mas sin embargo, algo lo sacó de sus pensamientos. Su novia, esa noche lo fué a visitar, quería estar con él, sabía o al menos, se imaginaba lo que su hermano estaría pensando.

Se subió a su cama. Gateando entre la oscuridad llegó hasta donde estaba él. A pesar de la oscuridad pudo distinguir bien su rostro, venga, esos hermosos ojos y esa sutil sonrisa en medio de la oscuridad era algo... mágico, no sabía cómo describirlo.

—Hola... —susurró ella.

—Nezuko, ¿Qué ha..? —ella lo silenció poniendo su dedo índice en sus labios.

—No hay necesidad de preguntar eso. Me imagino que no has estado tranquilo desde esa noche, ¿Verdad? —ella se sentó en la entrepierna de su novio, colocó sus dos manos en el pecho de él.

—Si te soy sincero, no. No he estado tranquilo, creo que sobre pienso las cosas, pero es que en realidad yo... —de nuevo su novia lo silenció poniendo su dedo nuevamente en sus labios.

—Ya, creo que pensando demasiado en eso no vamos a solucionar nada. Yo creo que, lo mejor será seguir con lo nuestro, si mamá y papá o nuestros hermanos no nos entienden... ese es su problema, tarde o temprano haremos nuestra vida lejos ¿No te parece?

—¿Estás segura? Tampoco quiero que entremos en conflicto con nuestros padres, te amo Nezuko pero, también quiero a mamá y a papá —dijo el pelirrojo mientras colocaba sus manos en las caderas de su hermana.

—Yo igual, pero no por eso vamos a terminar lo de nosotros, no me quiero separar de tí, enserio...

Ella comenzó a mover su cintura, un delicado va y ven que en pocos segundos provocaría una reacción que a ella le gustaba, y que le encantaba cuando llegaba la mejor parte. El pelirrojo dejó escapar un suspiro, de acuerdo, muy tierna y todo pero también sabía perfectamente como levantarle el ánimo y algo en sus pantalones.

—Yo tampoco, me quiero separar de tí...

En pocos segundos ambos empezaron a calentarse, el pelirrojo comenzó a retirarle la pijama a su hermana y ella a su vez también hizo lo mismo. La tomó de nuevo de su cintura y la acostó a un lado, ahora él quedándose arriba y empezando a darle besos en el cuello. Ella lo abrazó, cerró sus ojos y lo apegó a su cuerpo, pronto comenzó a murmurar el nombre de su hermano mezclado con sus cortos suspiros. Poco a poco ambos fueron quitándose la ropa poco a poco...
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Se despertó, observó su reloj y se dió cuenta de que eran las 23:40. Se volteó y vió a su esposo profundamente dormido. Se sentó en la cama, luego de eso colocó sus pantuflas y salió de la habitación. Kie sintió una enorme sed, justamente en esa noche...

En esa... precisa... noche...

En la habitación del pelirrojo seguía arriba de su hermana, dándole besos en su cuello y mordiendo su oreja sutilmente, le susurraba al oído lo mucho que la amaba y la necesitaba en su vida. Ella se dejó llevar poco a poco, no le puso mucho cuidado al ruido que estaba haciendo, y el pelirrojo pues ni se diga, tampoco le prestaba atención al ruido que hacía.

Kie llegó a la cocina, bebió agua y luego de eso se dirigió de nuevo a su habitación, estaba a medio dormir por lo que caminaba con cuidado. Mas sin embargo, al llegar al pasillo le pareció escuchar algo, un extraño ruido que provenía desde la planta de arriba.

En teoría, ese sonido no debía escucharse arriba...

Nezuko se separó de su novio, lo tomó de las mejillas y le plantó un beso en los labios, siendo que ahora ella lo acostó en la cama y comenzó a darle besos en su cuello y en su pecho.

Kie comenzó a subir las escaleras, si, en efecto esos sonidos no eran su imaginación... Algo estaban pasando...

El pelirrojo le retiró toda la pijama a su hermana, llevó sus manos a sus pechos y comenzó a darle caricias, se levantó, la abrazó por la espalda y besó los senos de su novia. Nezuko llevó su mano a su boca, tomó en cuenta que el ruido que hizo fué alto, pero ya era demasiado tarde.

Kie llegó al segundo piso, y pudo percibir que esos sonidos eran de la habitación de su hijo. Suspiró, movió su cabeza negativamente, pensó que su hijo estaba viendo y haciendo cosas que bueno, no es malo pero, al menos debía bajarle el volúmen y también hablarlo con su padre para que lo guíe.

A buen entendedor pocas palabras. Ojalá que haya sido eso. Los niños ya se divirtieron ¿No? Hicieron cosas de adultos ¿No es así? Hicieron cosas que no debían hacerlo, no todavía ¿Verdad? Bueno...

¡Llegó la hora que afronten ese problema como adultos!

Kie llegó a la habitación del pelirrojo, giró la perilla, ya pensaría en lo que le diría a su hijo pero no podía permitir que siga haciendo eso, abrió la puerta y...

—Tanjiro, creo que deberías bajar... —su voz poco a poco fué haciendo más y más y más pequeña hasta desaparecer. Kie quedó con su boca a medio abrir, una expresión inerte y sin poder pronunciar ni una sola palabra.

Sus hijos se detuvieron, quedaron inmoviles, fríos, sus almas abandonaron sus cuerpos por unos momentos, y todo eso al ver la expresión que su madre poco a poco fué dibujando...

Es increíble ver cómo todo se empieza a derrumbar...

Puedes estar en lo más alto de la montaña, y en un segundo estar en lo más profundo de un abismo oscuro.

Esa noche jamás, jamás la van a olvidar.

DESEOS (TANJINE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora