Loco de pasión - Guapoduo

Capítulo 3★

Se estaba reprendiendo por aquel absurdo pensamiento cuando tropezó con una raíz y estuvo a punto de caer.

Cellbit lo sujetó.
—Cuidado. No quiero perderte todavía.

—Gracias, sheriff. Es agradable saber que tu viejo instinto de protección sigue funcionando.

Cellbit lo soltó.
—Supongo que lo tengo muy arraigado. Servir y proteger.

—Hablando de servicios, dejemos las cosas claras, ¿de acuerdo?

—¿Qué hay que dejar claro?

—Voy a aceptar tu oferta, Cellbit.

—¿Qué oferta?

—La de ayudarme a buscar un alfa.

Cellbit se detuvo y se quedó mirándolo, boquiabierto. Con el ceño fruncido, Roier apoyó un dedo bajo su barbilla y lo ayudó a cerrar la boca.

—Te van a entrar moscas. No veo por qué te extraña tanto mi petición.

—Porque normalmente me pides ayuda para encontrar a niños traviesos, cachorros perdidos o criminales. No alfas.

—No consigo encontrar un alfa y mi padre me está volviendo loco con su afán por enlazarme. Y encima ahora ha hecho público mi dilema... Ya no puedo soportarlo más.

—Todos los padres hacen lo mismo.

—No todos los padres tienen un hijo policía de un metro setenta y cinco que podría arrojar al suelo en un abrir y cerrar de ojos a cualquiera que tratara de propasarse.

—Oh —Cellbit asintió—. Sim, eso podría ser un problema. Pero ha resultado muy efectivo con Cochi.

Roier rió un momento, pero enseguida volvió a ponerse serio.
—Hay otras cosas que no se me dan bien. Por ejemplo los niños... no como a ti.

Cellbit lo miró con cautela.
—No empieces a pensar cosas raras.

—¿A qué te refieres? —Roier volvió la cabeza para mirarlo—, ¡Oh, vamos!
¿Crees que estoy pensando en ti cuando digo que quiero encontrar un alfa?

—No... no me refería...

—Me alegro, porque te conozco hace demasiado tiempo como para caer por tus ojos azules. Te he visto con las rodillas raspadas, e incluso he visto tu escuálido trasero cuando ibas a bañarte desnudo con tu hermano y mi primo.

Ofendido, Cellbit lo tomó por el hombro y le dio un ligero zarandeo.
—Mi trasero ya no es escuálido.

Roier rió.
—Da igual. El caso es que nos conocemos desde niños y es obvio que eso anula la posibilidad de un romance.

—Puede que tengas razón.

—Por eso he pensado que serías perfecto para ayudarme.

—Puesto de ese modo...

—Además está tu técnica. Hablaba en serio cuando he alabado tu técnica con los niños.

Cellbit alzó las cejas.
—Según tú, tengo una técnica con todo el mundo.

—Es cierto. Ojalá me sucediera a mí lo mismo —
Roier suspiró y apartó la mirada
—Parte del problema reside en que no soy especialmente femenino. Sé que tengo muchas cualidades, pero la mayoría del tiempo los alfas no permanecen el suficiente tiempo a mi lado como para descubrirlas. Creo que necesito un poco de ayuda para hacer una buena... presentación del producto.

—Eso ha sonado como si hubieras estado leyendo el libro de Beni.

—¿Cómo voy a conseguir un marido si no presento mejor la mercancía?