Conquistándome desde el Inframundo

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-Eres tú...- escuché en un pequeño susurro, era una voz suave, que al escucharla, sentí una presión en mi estómago, fue algo raro. Diciendo esto, la sombra caminó hacia la ventana abierta y fue desapareciendo poco a poco, ¡Frente a mis ojos!.

Me quedé sola en esa habitación oscura, pensando en lo recién ocurrido, el viento frío entraba por aquella ventana y me rodeaba, sentía que aquél viento me hablaba, repitiendo las palabras dichas por aquella sombra. De pronto escuché una voz chillona llamándome.

-¡Sam! ¡SAM! ¿Donde estás?- escuchaba a Vicky llamándome. Recogí la almohada y la sábana.

-¡Aquí estoy Tori! Ya voy para allá...- diciendo ésto salí de mi cuarto.

-Sami, ¿Qué pasó?- preguntó adormilada.

-Lo siento Tori, es que... no encontraba las sábanas- dije algo nerviosa, ella no podía saber nada de la misteriosa sombra hasta que esté suficientemente segura de lo que está pasando.

-Hmm... Vale...- dijo ella algo dudosa de mi explicación.

-Aquí tienes- dije entregándole la sábana y su almohada.

-Gracias Sam...- dijo adormilada.

-Que descanses, buenas noches...- dije retirándome hacia mi habitación.

Me acosté viendo al techo, quería dormirme, pero no podía, todo lo ocurrido ese día me dejó el resto de la noche despierta. Esos ojos verdes me quitaban el sueño, no querían salir de mi mente y eso me estresaba. Además de aquellas palabras que me dijo aquella extraña sombra se quedaban estancadas, dando vueltas en mi cabeza.

-"Eres tú... La elegida"- dije repitiendo aquella molesta frase. -¡¿Elegida para qué?!- grité mientras hundía mi cara en mi almohada, no entendía nada de lo que estaba pasando, ni la razón por la que se me aparece de la nada, o porque quiso ayudarme cuando me quedé varada en medio de la carretera. ¿Acaso ayudar a alguien desconocido en la carretera es normal y que luego desaparezcas sin despedirte ni nada? Esto es muy raro...