Compañeros De Cama♡

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Las horas pasaron y se hizo de noche, me preocupé con ese hecho, pero luego tuve que resignarme.

Me hallaba en mi habitación en ése momento, sacando unas sábanas del clóset, para irme a dormir al sofá.

El clóset se hallaba pegado a la derecha de la habitación, ocupando toda la pared de ese lado. Sus grandes puertas corredizas dobles de abajo resguardaban mi ropa y zapatos. La ropa interior y las corbatas estaban en una pequeña cajonera que había dentro. Las pequeñas puertas corredizas de arriba, guardaban cobijas y cortinas.

Así que estaba sobre unas escaleras dobles desplegables de cuatro escalones, tratando de sacar un par de colchas.

El suelo de la habitación era una alfombra oscura. Un escritorio se hallaba del lado contrario en el que yo estaba, pegado a la ventana, con una computadora y un librero delgado repleto de libros a un lado. Si entrabas a la habitación, lo primero que te topabas era ése escritorio.

La cama se hallaba en medio, al fondo. Pero no era una cama cualquiera.

En primer lugar, y rompiendo completamente los estereotipos, era circular. Circular y enorme, con grandes almohadas blancas que contrastaban con las suaves colchas color vino, y las sábanas blancas de abajo.

Esa cama era mi fascinación. Mi exigente espalda sólo podía dormir en paz ahí, o eso creía hasta la noche anterior en que me había dormido en la alfombra de la sala, bueno, la alfombra también era inusualmente cómoda.

A cada lado de la cama, por donde deberían estar las esquinas si fuera rectangular, había dos mesitas de noche. Una con un despertador y una elegante lámpara de petróleo antigua que a mí me gustaba mucho.

Frente a la cama, a un lado de la puerta, estaba un mueble donde tenía un televisor.

La gente los llama lujos. Yo les digo: comodidades.

Al fin logré sacar las colchas. Doblé la escalera y la dejé a un lado. Luego salí de la habitación arrastrando las colchas conmigo.

-¿Qué haces? –quiso saber Saint.

Estaba sentado en una de las cómodas de las ventanas de la sala, hace unos minutos miraba por el vidrio, la oscura ciudad llena de luces.

Por la hora, las cortinas ya habían sido abiertas, y las velas seguían encendidas.

-Me preparo para dormir –le dije tranquilo y colocando las colchas sobre el sofá-. Solo faltan mis almohadas. – respondí.

Volví sobre mis pasos y Saint me siguió con curiosidad.

¿Y dónde dormiré? –quiso saber, pero al entrar al cuarto se detuvo-. ¡Valla…! Que habitación.

-Es tú habitación, por el momento –contesté con una almohada en las manos.

-¿De verdad? –estaba impactado.

¿Creías que te iba a dejar en la alfombra de la sala hasta que descubriéramos dónde vives? –inquirí divertido mientras salía.

Dejé la almohada sobre el sofá y regresé con Saint.

Se había tumbado en la cama, tenía los pies en el aire y su rostro hacia el televisor que acababa de encender.

Parecía muy cómodo, envidié su comodidad.

-Mañana en la tarde iremos a comprarte algo de ropa ¿de acuerdo?

¿Qué? –parecía alarmado-. ¡No, Zee! Ya has gastado mucho en mí…

¿No te ha bastado con mirar alrededor para darte cuenta de que el dinero me sobra?

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2023 ⏰

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